Asumiendo Mi Rol De Sumisa

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Cuantas veces tuve miedo de dejar salir ese frenesís que reprimí y el haberlo hecho cuando lo conocí fue lo más excitante que pude sentir, estrujar yo misma mis pechos sentir el placer que me daba al tocarme, hurgarme con mis dedos, tocar mi clítoris tal cual me enseñó, como olvidar que con mi Amo yo aprendí el arte de hurgarme , tenía tantos miedos, demonios y él los desató completos.

Aquellas órdenes que en mi mente retumban, disfrutar sus castigos, yo le entrego mis caricias, él en recompensa me da una cálida mirada.

Él me sacó de mi zona de confort de dama y me convirtió en su perrita, me llevó más allá del límite físico y mental, me hizo Sumisa a distancia quitándome lo insurrecta , tan medido, tan frío, tan egocéntrico, pero cuando me habla me hace sucumbir en ese mundo que hasta hace un año resultaba desconocido.

Hoy ese mundo es por mi demasiado apetecible, con mi Dom no había límites, ni barreras auto impuestas, muchos no entendían esta relación, pero yo desde que lo conocí solo quise servirle, pero tampoco soy una Sumisa que a todo diga que sí , él lo sabia y por eso sigo siendo su reto más grande.

Él me protegía cuando todo parecía estar peor, yo le entregue mi sonrisa y esa se refleja en su rostro, sonríe conmigo como con nadie lo hace.

Mi deber es ser realmente como soy ya que me acepta tal cual sin cambiarme nada como un hombre normal no lo haría ; me cumple todas mis fantasías ya que me hace contarle mis sueños, estoy para complacerle a mi Amo.

Yo abracé mi esencia de Sumisa esa que encontré desde que lo conocí, él es mi muralla en la cual confío plenamente.

Un Amo medido que no es abusivo, él dice que me descubrió, yo le digo que el descubrimiento fue mío ; me ha dejado fluir en mis emociones, sentir esa libertad de querer complacerle, expresarle mis más profundos secretos sin coacción, con él yo olvido mi zona de confort, gracias a mi Señor soy hoy una mujer segura, que se entrega sin medidas ni reservas, siempre anhele disfrutar el chasquido de su mano en mis nalgas eso hubiera sido demasiado excitante, sentir ese calor al escuchar su voz, no necesitó rozar mi piel para hacer una lava en mi flor de líquidos emanantes deseando una lengua lasciva de su parte.

Con él yo me siento etérea, en su voz me abandonaba y me volvía instrumento de su placer, yo estoy en paz, soy felicidad en sus manos recibiendo sus órdenes, esperando cada sesión con ansias, mis pulmones jadeando al sentir su voz y yo lo espero calmada, callada, solo escuchando el sonido de su respiración y él como animal salvaje rondando su presa; mientras yo solo espero el siguiente paso.

Me entrenó , me hizo paciente, mi paso es esperarlo, el de él es ordenarme estrujar mis pezones que me hacen estremecer, yo convulsióno de placer con mi Amo, dejo atrás los tabúes y mi miedo, yo soy libre, me hace crecer como mujer, pero sobre todo como Sumisa, mi bienestar y desarrollo para él era primordial pues eso habla de lo buen Amo que es él.

Cómo explicar lo que siento al estar ahí de rodillas frente a él, esa excitación que me embriaga, esa que da al escuchar su fusta, colocarme en la posición que él desee
separar mis piernas y obedecer levantando mi trasero, mi respiración se va acelerando y veo como su miembro va colocándose duro y temblando queriendo hundirse dentro de mi carne.

Estar frente a aquella pantalla y ver esa mirada penetrando dentro de mi sin tocarme siquiera, estar frente a él era desbordarme entre el verdadero placer.

En otras manos jamás me sentí tan segura como en la voz de él, me cuidaba, me protegía, no dejaba que nadie me olfateara, mi ser completo era de él, mi deseo, esas ganas de sentir su carne dentro de mi.

Cuando lloraba, él me consolaba , me daba esa paz que yo necesitaba, sacaba la lujuria de mi cuerpo, desataba los deseos más perversos, yo estaba a merced de su sucia mente, mis pezones me delataban y esos leves gemidos a él le encantaban.

Él jugaba hasta dejar mi braga mojada y a mi me dejaba completamente acalorada, me seducía de la manera más rápida, sabía el punto exacto que debía utilizar para desatar en mi el frenetismo, me hacía sentir esa presión en mi entrepierna, le gustaba que bañara mis dedos con mi néctar.

Él era adicto a mi humedad, yo era adicta a su perversidad, a sus ordenes las cuales siempre estuve dispuesta a cumplir, una que otra que desobedecí es que no puedes ser Sumisa completamente porque se aburriría de ti, debes darle obediencia, pero también debes en cuando desobediencia eso lo hará también necesitarte, aunque siempre se va a controlar.

Él era medido en todo, pero siempre satisfacía mis necesidades y yo sus fantasías, elegí libremente servirle, disfrutaba el placer de esta relación, anhelaba que perpetuara mis labios, aletargaba cada caricia con la medida perfecta, yo era completamente suya, él me quitó los temores irracionales, me lleno de seguridad, modificó mi conducta con sus técnicas, él me hizo su Sumisa, solo en con él me sentía protegida, consolada, amada, nunca más volví a sentirme así.

Era esa verdad impura que yo necesitaba, me sentía embelesada por su voz, su mirada en mi clavada como una daga de placer que me hacía retorcer, él me inyectó ese veneno que aún llevó en mi cuerpo, solo una llamada y yo estaba para mí Amo.

Asumir mi rol, mi esencia de Sumisa fue algo tan difícil, el dejar dominarme, el ceder mi voluntad, todo lo que él me enseñaba iba en contra de mi educación, pero en mi ADN llevó el erotismo y la necesidad de servirle.

Así fui descubriendo que el erotismo y mi esencia de sumisa iban juntos.

Mile Morales"Dulce Cayena "🌺
Página : El mundo erótico de una Dulce Cayena
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