Mi Talón De Aquiles

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Mi talón de aquiles

Esa manera suya de ver mis glúteos en la posición que le gusta lo enloquece, mientras con esas putas manos usted me somete; tomándome del cabello con exigencia y yo mostrándome indecente, complaciente ante usted, me voltea y me enardece sentir sus labios cálidos, pero voraces succionando mis pechos con premura y avidez mientras con la mano derecha aprieta mi carne, friccionaba posesivamente, me ergi y le estampe un beso, el frescor de mi carne a usted le encanta no sé que tiene que algo reverbera en mi interior cuando siento su ardiente y poderosa erección contra los labios de mi vulva, mi botón palpitante cuando sus hábiles dedos recorren mis pliegues, un gemido agónico sale de mi garganta ante la vigorosa embestida de su miembro, aquel hombre era un hombre tan viril que socavaba mi razón, me hacía dar trémulos suspiros al apretar mi clítoris y frotarlo hábilmente masajeandome dentro y fuera endureciéndolo, me encantaba el olor de mi macho quien era una bestia insaciable, sus ojos centelleaban de lujuria pero también ternura, sacó su virilidad para rodear con su lengua la abertura de mi sexo, arquee con fuerza doblando mi espalda mientras él torturaba mi carne y cuando me vio en el punto del frenesís me hizo suplicarle que su miembro se aporreara en mi interior tenso y sedoso, su lengua era como un látigo en mi blanco indefenso, doble una pierna por encima de su hombro desnudo, el calor de su piel abraso la carne de mi rodilla y agite las piernas ante aquella descarga que me hacía retorcer de éxtasis embriagador, estaba presa de mi lujuria cuando me dijo:

--Tu interior es como ese Dry Martini al paladar, eres tan deliciosa chaparra.

Ese hombre era mi talón de aquiles, era el amor de mi vida, es el centro de mi mundo, mi espalda se arqueo mientras él me embestía con fuerza después de derramar mis fluidos en caudales, sus manos sujetaban mis muñecas, me excitaba con ansia e impaciencia, chupando mis pezones, lubricando mi umbral con esos apremiantes movimientos de cadera, esa destreza que me hacía gritar como loca, me entregué a él, me rendí completamente, quería que me sacudiera con más fuerza, que me penetrara más hondo hasta que se notará el final de su hendidura, la cabecera de la cama golpeaba con la pared y en se momento no me importaba si los vecinos escuchaban, clave mis dientes en sus bíceps, apretó su mandíbula diciéndome :

--Córrete mi pequeña

Balanceo su cadera empujando más fuerte, rozando mi capullo, oleadas palpitantes me rodearon, un gemido infinito salía de mi, la liberación de aquel orgasmi me aturdía, nos utilizábamos sin control, me llevaba al límite, me daba con tanta fuerza en el interior de mi tierno sexo, me hizo explotar al sentir mientras gritos ronco y guturales al sentir como se corría dentro de mí con su larga, gruesa y dura erección, mientras yo sentía el temblor de mi manantial extendiéndose por mi entrepierna mientras mi sexo se contraía espasmodicamente, terminando de degustarme con parsimonia sonriendo ladinamente al verter toda su cálida simiente, mientras yo le decía :

--Te amo cabrón.

Amaba a ese hombre con premura, con tanta pasión, pero también con ese dulzor de mi corazón que solo él podía sacar de mi, era todo lo que yo necesitaba para sentirme viva a su lado, no valían los problemas, ni el mañana solo importábamos él y yo, quedamos complacidos ante aquel encuentro, me abrazó, me acarició mi mejilla diciéndome :

---Desde que te conocí sabía que tendríamos los mejores orgasmos, eres lo que más amo, porque amo tu forma de ser, amo tu inteligencia, amo tu inocencia, lo apasionada y loca que te colocas cuando estoy dentro de ti, amo tu manera de ver la vida y de cambiar la mía chaparra.

Aquellas palabras más hacían sentir que él era lo que yo tanto buscaba por eso siempre estábamos el uno para el otro, siempre juntos a pesar de todo, nos amábamos pero también nos torturábamos de placer.

Mile Morales "Dulce Cayena" 🌺
El mundo erótico de una Dulce Cayena
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