Bailando con mi Señor
Ese día estaba inquieta, fuimos a aquel baile, él me miraba con esas ganas de arrancarme de tajo las vestiduras, mi vestido negro largo con aquella abertura dejando ver parte de mi pierna izquierda, ceñido al cuerpo y mi señor de traje, tan elegante como siempre , escuché aquel tipo de música que me aceleraba, miré a casi todos bailar, quería decirle algo, pero no me atrevía a pedírselo , hasta que él lo vio en mis ojos, y en mis gestos, estaba inquieta como esa niña que era con él .
-Mi princesa qué quieres decirme?
Y sí, quería pedirle algo que no sabía si aceptaría, pero sus preguntas para mi son ley de responder sin mentiras.
-Bailemos mi señor hasta que nuestros cuerpos pidan la entrega final.
Él me miró y su mirada penetrante recorrió mi cuerpo, todas mis alertas estaban a mil en ese momento por su respuesta.
-Es bachata lo que se escucha pequeña, está bien voy por esta vez a complacer a mi joya más preciada.
Me tomó de la cintura y mi cuerpo reacciono a su cercanía, mi respiración estaba errática y así bailamos bachata y yo contoneaba mis caderas, mientras él sigilosamente me observaba, sus labios mordía, yo estaba inquieta pues entero él me provocaba, mi entrepierna estaba en alerta, estaba la canción eres mía de Romeo Santos y empezó a cantarme al oído, mi Amo estaba entregándose a aquel baile tan erótico que se había propiciado entr ambos.
-🎶No te asombres si una noche entro a tu cuarto y nuevamente te hago mía, bien conoces mis errores, el egoísmo de ser dueño de tu vida, Eres mía, mía, mía, no te hagas la loca eso muy bien ya lo sabías🎶
Escucharlo cantar me colocó con una cara de estúpida que hasta él lo noto, ningún gesto de mi se le pasaba por alto.
-Eres mía pequeña, solo mía y así no estemos juntos algún día, tú siempre seguirás siendo mía, porque tu esencia la descubriste en mis manos y eso mi niña jamás lo vas a olvidar, estas marcada, me llevas en tu piel tatuado, atesora siempre cada palabra.
Seguimos bailando y mi cara fue un poema de amor en ese momento, quedé con una sonrisa de felicidad, esa canción jamás la olvidaría, porque me recordaría lo especial de aquellas palabras.
-Ya fue suficiente, vamonos a casa ya quiero follarte Gatita.
Escuchar aquello me hizo subir un calor abrasador en todo mi cuerpo, mi mente se imaginaba mil cosas, salimos de aquel lugar y al subir al auto, me dijo - Gracias porque aunque no me gusta esa música, lo disfrute.
Entramos a la casa y sus manos se toparon con mi cintura cuando plash una nalgada - Qué pensabas cuando bailábamos, que se me iba a pasar por alto lo desobediente que fuiste, tengo que reprenderte por tu osadía.
Pero yo que había hecho, trague en seco, examiné mi comportamiento y no encontré nada.
-Mi Señor no sé a qué se refiere
-Todavía te atreves a cuestionarme, sabes perfectamente que no debes usar bragas cuando salimos, que si me da la gana de cogerte donde yo quiera lo haré y las bragas me estorban.
Carajos!! ¿Cómo pude pasar ese detalle y colocarmelas? Tenía razón lo había desobedecido, así que acepte mi castigo, la sola idea de imaginar unso azotes me humedecia.
-Lo siento mi señor, no volverá a suceder.
- Está vez no voy a azotarte, sé perfectamente que lo disfrutaste en tu último castigo, así que esta vez será distinto.
Ese hombre me conocía, debió notar que mordí mis labios cuando nombró que yo sería castigada, ahora si estaba en aprietos, vi como se quitaba su corbata y se paseaba como pensando, con su corbata recorrió mi escote, yo sentía palpitaciones en mi capullo, me tapó los ojos con su corbata azul, luego sentí que se retiraba, me dejaría ahí sola o qué me haría? Cuando escuche sus pasos nuevamente.
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Bitácora Pactada De Una Sumisa
RastgeleEncontrarán en esta bitácora un placer que los sucumbira en un placer agónico, haciéndolos disfrutar cada crónica que salga de la pluma de una Dulce Cayena. Descubriendo el BDSM a través de la poesía y el erotismo que te harán humedecer y desearas e...