Goce Descarado

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Goce descarado

Aquella tarde tenía el calor a mil entre mis bragas, mi clitoris palpitaba, casi como las viejas campanas de una iglesia, sentía esos espasmos que hacían apretar mis sensuales piernas, deseaba una lengua en medio de ellas, pero no cualquiera, deseaba la suya para que se hundiera dentro de mi, como olvidar esa tarde en el que viendo un sensual video empezó todo, yo sabía como provocarlo, como seducir esa mente controlada y era lo que quería, verlo como un lobo saboreando su presa, podía escucharlo y sentir como mi carne imploraba tenerlo cerca, pero la distancia, la perra distancia nos separaba de nuestros cuerpos sedientos.

Le dije que estaba buscándolo para mostrárselo y que en el quedaba completamente desnuda con lo que el más deseaba expuesto, mis pechos jugosos, mi trasero y mi sex0 carnudito que él quería ver, se moría de ganas por saborearla detrás de una pantalla, y yo tan descarada que anhelaba que ese momento llegará, así empezó el juego de ese sensual video, la primera parte que le envié duraba cuatro segundos suficientes para crear la expectativa , los emojis no se hicieron esperar, luego el siguiente video, se los mandaba corto para que más lo deseara, pero yo tan alborotada que me empecé a humedecer cuando me veía yo misma  bailar aquel reguetton que tanto me fascina.

-Me tienes en suspenso - y sí, tenía razón quería crearle ganas, sucumbirlo a mi placer agónico mientras el trabajaba, me excitaba , me calentaba saber que estaba trabajando y que su miembr0 estaba erecto, me lo imaginaba con ganas de venir a mi y echarme un polvo con ganas.

-Voy de nuevo con el siguiente video ¿lo disfrutas mucho verdad ?

- Sii, estoy como perro en carnicería - jejeje su respuesta me hizo soltar una carcajada porque sabía que si estaba así expresándose era porque estaba que no se aguantaba la arrechera que tenía , pero a la vez me lo imagine con su protuberancia queriendo salir de su pantalón.

-Paramos o seguimos? - Me encantaba ese juego que él y yo teníamos, esa complicidad donde no había más que placer, ganas endemoniadas de follarnos mutuamente.

Así que seguí enviándole los videos cortos, tenía puesto una falda ajustada de jean y una blusa roja de bolero con un escote pronunciado, empecé a quitarme lentamente la blusa y la falda, luego de espaldas el brasier que llevaba que era rojo, le contoneaba mis nalgas al ritmo de la música y al voltear una pícara mirada, tire el brasier a la cama donde estaba bailando, luego le mande la otra parte y él me decía que estaba demasiado mal, que quería verme bailar así encima de él,  fui quitándome el cachetero rojo que llevaba puesto hasta quedar completamente desnuda, mis nalgas se movían con el movimiento de mis caderas, tocaba mis senos en ese video, y mostraba mi desnudez en un baile que a cualquier hombre derretía, cuando me dijo que se veía tan rico, que quería ver mi vulva escurriendo en su boca, sintiéndome temblar de placer, yo estaba terriblemente excitada, ya no podía más y cuando terminé de enviarle el video...

-Sabes ya me calenté de verme bailar, así que lo siento mucho, pero yo voy para el baño

-Yo también me calenté jajaja esa vagina tuya  esta bien rica, además que bailas bien rico.

Ese era él un hombre parco de palabras, pero que encendían mis hormonas a mil, aquí no había amor, pero si cariño de ambas partes, unas ganas de ambos, no teníamos un nombre, solo disfrutábamos el uno del otro, nuestra compañía, nuestra soledad y el recuerdo de dos amores que pagaron mal, éramos dos bloques de hielo que solo se derretían el el sex0.

- Te quiero bailar, pero encima - Y si que lo quería tener, yo ese polvo lo iba a disfrutar en persona a como fuera lugar.

-Yo también, que ese movimiento lo hagas sobre mi pen€

- Te quiero en mi cama mi matador - Así le decía porque es que ese hombre me mataba a mi de placer y a la vez me hacía revivir cada vez que mi vientre se contraia a la llegada de mi éxtasis, tenía tanto tiempo sin sentir esa necesidad de coger a diario, y él me las calmaba, ambos disfrutábamos lo que en secreto pasaba.

Bitácora Pactada De Una Sumisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora