Un día de mí vida- parte II

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El Sr. Baxter es el profesor de Derecho II y es un hombre muy riguroso en cuanto puntualidad y responsabilidad, lo cual no es una molestia para mí ya que es algo que considero necesario para un correcto orden, pero en estos casos, no pienso en otra cosa que no sea algún acontecimiento de tal urgencia que el profesor deba retrasarse unos minutos más para ingresar a su clase...

Estaciono rápidamente el auto y corro por el pastizal hacia la inmensa puerta de la prestigiosa universidad, y sin tiempo para guardar mi abrigo en el locker subo las escaleras hacia el cuarto piso... Ya sin aire en los pulmones me dirijo hacia la sala donde veo el profesor arrimarse abriendo su portafolios mientras mira en su muñeca el reloj que marca la hora de empezar la clase. Pero justo antes de que el profesor termine de cerrar las puertas logro escabullirme por esos centímetros, pronto inexistentes, entre puerta y puerta antes de cerrarse por lo que recibo una mirada seria del Sr. Baxter, junto una risa burlona de Sammie quien se había ubicado al final de la sala y sin olvidar la mirada de fácilmente 50 personas presentes en la sala... pese al escena que acabo de montar y sin demorar más la clase ni interrumpirla, me arreglo un poco el pelo y bajo la cabeza dirigiéndome al final junto con Sammie para entregarle el resúmen quien me lo agradece con un guiño y sacándome la lengua de manera carismática.

La clase empieza y yo ya estoy lista para participar como todos los días solo que...
- ¡Hey t/n! (me llama Sammie).
- ¿Qué sucede Sam?
-Me diste el resúmen equivocado niña bonita, esto es organismos internacionales y es para la semana que viene, hoy era el informe de la Corte Internacional de Justicia bomboncito, no quieras engañarme…
Oh no. recordé que el profesor dijo la clase pasada que pasaría el tema de Organismos para la semana próxima porque quería profundizar más en el tema de la C.I.J., ¡En qué estaba pensando! No entiendo como pude no darme cuenta ni ver en mi carpeta el cartelito tan colorido y fosforescente que pegué haciéndome acordar justamente esto... Quiero que en este momento la tierra me trague viva, ¿y si justo el profesor pide mi opinión al ver que no hablo en toda la clase sobre el trabajo?
Seré un desastre tratando de fingir.

Me quiero morir...

-Ánimo bomboncito, ya somos dos las que no sabemos nada, aunque a mí no me molesta, pero no te preocupes, solo trata de tomar notas y de asentir con la cabeza a lo que sea que diga el profesor.
-Para ti es sencillo decirlo... (le susurro)
-Pues siempre me funciona niña..

Trato de hacerle caso a mi alocada amiga imitando su forma de actuar y tomando notas, siento mis manos sudar de los nervios y no quiero levantar la vista hacia la pizarra donde explica el profesor para evitar demostrar que me siento como un náufrago en medio del océano.
Por suerte suena el timbre y al fin puedo respirar aliviada, miro a Sammie quien me sonríe y se pone a coquetearle a John quien no se opone a los encantos de la rubia. Yo aprovecho a ir al baño a arreglarme un poco después de mi carrera olímpica contra el tiempo para llegar a clase, en el baño ya más tranquila, aprovecho a ponerme mi manteca de cacao que me encanta y me termino de peinar más decentemente. Una vez que me tomé mi tiempo siento vibrar en mi bolso mi celular.

[Niña no vino la profesora de Derecho Privado... :) vamos a ir al buffet. Te esperamos allá. Besos]
[Ok. Ya voy para allá. ¿Está Jolene con ustedes ya?]
[Si si. ¡Y también está el príncipe así que apúrate antes de que se valla!!! ;)]

No respondo más nada y me dirijo a encontrarme con los chicos en el primer piso.
Cuando llego no me toma trabajo notarlos, Sammie cantando a todo pulmón a su enamorado mientras Jolene le grita que se baje de la silla que está haciendo el ridículo con todos los ojos encima de ella.
¿Por qué tiene que ser así? La adoro pero aveces... fingir no conocerla es mejor..

Camino hacia ellos y le pido a Sammie que se baje de su pedestal, la cual opta por ignorarme, asique recurro al soborno, le ofrezco a cambio cincuenta dólares, a lo cual ella sonríe y baja más rápido que lo que tarda el ojo humano en pestañear.
Sorprendente.

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