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—No puedo creer que en verdad digas que no a la fiesta de inicio de pascua —Kendall se escuchaba enfadada, Peter podía imaginarla arrugando la nariz a través del teléfono.

—Lo sé, pero en verdad necesito presentar el proyecto en la feria de ciencias, si no lo hago no me darán la beca en la universidad... Y si no me la dan dejaré de estudiar — Las manos del joven comenzaron a sudar, su mayor miedo era no entrar a la universidad. Carraspeó antes de volver a hablar—. Desde que mamá murió las cosas no han sido fáciles, y mi tía May ya hace suficiente recibiéndome en su casa y matándose en su trabajo.

Las palabras dejaron un sabor amargo en su boca; dolió, Peter intentaba no pensarlo mucho, pero desde que su tía se prostituía para poder pagarle la preparatoria se sentía en deuda con ella, como si su única forma de probar que tanto esfuerzo no había sido echado a la basura era consiguiendo aquella media beca que se le otorgaba al mejor proyecto de ciencias, con él podría entrar a la universidad.

—Peter, si necesitas ayuda no dudes en decírmelo ¿Bien? Tienes el mejor proyecto... mañana tendrás esa beca y un listón azul de primer lugar, así que duerme bien bobito— suspiró su mejor amiga con un ápice de lástima en su voz—. Te quiero Pet.

—Gracias Kendall, nos vemos mañana en la ceremonia, disfruta tu noche en la fiesta, e intenta no tomar mucho... Adiós.

Inhaló profundo y exhaló despacio, observaba su prototipo con ansiedad, dedos temblorosos y frente sudada; aquel pedazo de metal y cables con forma de rosquilla tenía el poder de cumplir sus sueños o arruinarlos.

Tomó un baño, en un intento de que el agua se llevara con ella toda la tensión que había acumulado, sin embargo fracasó, y al salir observó nuevamente el proyecto que llevaba meses mejorando, Zeus, ni siquiera estaba finalizado, tardaría muchos meses más en que diera los resultados esperados, quizás años... Pero se lo debía a May, ella era la que lloraba siempre al llegar del trabajo, se lo debía; había dejado su juventud por cuidar al hijo de su hermana.

La mañana siguiente la alarma lo despertó por tercera vez; seguía sonando después de haber tomado unas pequeñas siestas de cinco minutos, se reprendió mentalmente por haber dormido tan tarde, tendría que llegar a la feria de ciencias para instalarlo y prepararse, sin embargo su pereza volvió a ganar la batalla y el joven castaño durmió cinco minutos más.

Más tarde fue despertado por el claxon del transporte que lo llevaría a la feria de ciencias. Abrió los ojos y descubrió con horror que había pasado más de media hora desde su siesta, se levantó de un salto, tomó su proyecto y corrió hacia el transporte, era la única forma en la que podría llegar hasta el otro lado de la ciudad.

Al ingresar y tomar asiento notó que todos los participantes usaban trajes formales y ahí estaba él; luciendo totalmente ridículo, usando un pijama amarillo con controles de Xbox naranjas estampados y pantuflas del monstruo comegalletas. Al llegar al centro de convenciones se dio cuenta de lo evidente: cientos de proyectos, todos con colores vistosos presentados por alumnos vestidos formalmente y él estaba ahí; con un pedazo de chatarra dividido en dos, un pijama sacado de un bazar y siendo un manojo de nervios hasta el tuétano.

—De acuerdo proyecto, aquí estamos, solo tú y yo, tenemos que demostrar que eres el mejor ¿Bien? No me falles— pidió susurrándole al prototipo, más para darse aliento y fuerza a sí mismo que para el pedazo de metal.

Una hora después había colocado su experimento en una mesa de madera con ruedas y estaba listo para encenderse, sin embargo no lo haría hasta la hora de la exposición, todos los expositores se colocaron tras bambalinas y sortearon números para decidir el orden en que pasarían, con desgana notó su número, el 51/101.

Azúcar En El Infierno (STARKER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora