Azúcar En El Infierno (STARKER)

19.-

La sala estaba inundada en un ambiente de tensión tan denso que era capaz de cortarse con un hilo. May estaba sentada en el sofá con Kendall a su lado, ambas tomando té de unas pequeñas tazas.

—Gracias por recibirme— comenzó Stark, y al instante sintió los dedos de Peter entrelazándose a los suyos, Impasible May observó fijamente la acción de su sobrino— a pesar de cualquier prejuicio que pueda tener sobre mi relación con Peter, tiene que saber que mi intención nunca fue dañarle, y que su seguridad siempre estará por encima de todo- dió un suave apretón a la mano de Peter -cometí errores en el pasado, uno de los más grandes fue haber callado cuando en la feria me preguntó si amaba a Peter, intenté alejarme por su seguridad, pero nada tiene sentido si él no está a mi lado, su presencia me otorga redención, paz y me hace sentir que soy digno de ser amado tal cual soy, algo que no creí capaz de sentir en esta vida —Peter soltó su mano y lo abrazó mientras este no apartaba la mirada de May— Quiero hacer las cosas bien esta vez, quiero formar una vida con él... pero jamás podríamos hacerlo sin su consentimiento, porque usted es todo lo que Peter tiene, ha dado todo por él, y nunca podré agradecér los sacrificios que ha hecho, pero quiero hacer una vida a su lado, es mi deseo mas egoísta, pero lo amo, como nunca creí poder amar a alguien.

—Peter es como mi hijo— May se levantó del sofá —Y si pudiera elegir a alguien para que formara una vida con él definitivamente no sería usted, sería a alguien de su edad, alguien que no estuviera involucrado con tipos peligrosos, alguien que no lo hubiera lastimado tanto... — tomó la mano de Peter —... Pero veo los ojos de mi niño, veo como lo mira a usted, y me doy cuenta que jamás había visto a alguien de la misma manera — tomó la mano de Anthony y la unió a la de Peter — Hizo mucho por mi Stark, tambien por Peter... y Kendall me dijo lo que hizo por ella —Los ojos de May se acuaron al ver su tormento ahora en la chica— Y espero que en verdad ame a Peter, lo suficiente para aceptar que ninguno de los dos son heroes, y se van a equivocar mil veces en la busqueda de amarse de la manera correcta, pero la vida es solo un instante... eso me quedó en claro cuando perdí a mi hermana, el tiempo se va rapido- tomó el rostro del joven entre sus manos- así que tienes que buscar ser feliz mi niño, lo que sentimos es lo unico que nos queda al final... Si van a formar una vida juntos, estaré sentada en primera fila para verlos felices.

Peter soltó a Stark y abrazó a May con fuerza

—Gracias May... lamento mucho no haberlo dicho antes, y perdón haberte puesto en peligro— susurró repentinamente invadido por la nostalgia. — No puedo agradecer todo lo que has hecho por mi.

—Tranquilo Peter, sé que estás creciendo, y equivocarse es parte de crecer — besó la frente de su sobrino

—Hay... Otro asunto... Esta tarde he firmado la transferencia de una propiedad de Tony... Ahora la casa es nuestra May... Podemos hacer una vida juntos los tres

—Mi niño— May rió con ternura y acarició el rostro del menor— Es momento que comiences a volar con él, gracias por tomarme en cuenta, pero será su casa, formarán su privacidad, solo ustedes dos... Y si un día, de casualidad me necesitas, estaré aquí, dispuesta a coser corazones
rotos.

Peter comenzó a llorar desbordandose de sentimientos, abrazó a May sintiendo la despedida inminente, nunca pensó que algún día le diría adiós a la persona que había dado su vida por él. Anthony se separó para darles privacidad y le hizo una seña a Kendall para que lo siguiera a la cocina.

Estando ambos ahí Stark tomó su cartera y sacó un billete de diez dólares junto con un sobre blanco y se los entregó a la fémina quien interesada lo tomó.

—Le gané una apuesta a Anthony Stark- murmuró divertida guardando los diez dólares —Pondré eso en mi curriculum... — la joven abrió el sobre y palideció, temblando sacó el juego de seis fotografías polaroid que se encontraban en el interior. Las caras deformadas eran irreconocibles, algunos sin piel aún notablemente vivos, otro quemandose, sin dientes, unas manos manchadas de sangre quitándole los ojos con una cuchara, reconocía la ropa de los desdichados, aquellos que la habían secuestrado y lastimado permanentemente, también reconoció las manos que habían torturado a los malditos, las manos de Stark indudablemente, Anthony en persona había cobrado su dolor. La joven temblando y con lágrimas a punto de desbordar se lanzó a los brazos del mayor, abrazándolo, llorando en su pecho — Gracias — alcanzó a decir tartamudeando, era inexplicable el peso que caía de sus hombros al ver las fotografías.

Kendall intentaba ser fuerte, pero no lo era, había visto en las noticias ese tiempo de actos de parte de los gusanos de Jake, dejaban a las chicas tiradas afuera de la ciudad, descuartizadas, marcadas o simplemente muy traumadas, se lo habían hecho a tantas chicas que era imposible que la violencia no le tocara a ella también, así que no culpaba a Tony ni a Peter de lo ocurrido, pero ahora, gracias al mayor, podía estar segura que ella había sido la última y nadie más tendría juiciosas voces en la cabeza haciéndola sentir como estiércol, ninguna chica más tendría esa horrible pesadilla que le robaba el alma.

Un par de horas más tarde, Peter había salido de la casa de May con un par de maletas en las que guardaba su ropa y un par de fotografías de su madre y padre. Se había despedido de su tía y los padres de Kendall habían ido a recogerla

—Siento que la extrañaré mucho- reconoció Peter abrazando el brazo de Tony mientras este conducía— Jamás me he separado de May... ¿Está bien que vivamos juntos? ¿Y si se siente sola?

—La verás muy seguido, puedo llevarte a comer con ella todos los días después de la Universidad — reconfortó Anthony— y nuestras puertas siempre estarán abiertas para ella. Además imagina, ahora tendrá tanto tiempo libre que volverá a encontrarse con ella misma, recordará sus gustos... Quizás una pareja, hijos, es una mujer hermosa y joven, puede comerse el mundo entero de quererlo.— Peter sonrió al imagínarse a May con hijos

—Seríamos una familia grande— murmuró el menor— me gusta la idea

Atravesaron la reja que dividía la mansión y cruzaron el gran camino con jardín hacia la entrada del lugar.

Stark se estacionó frente a la puerta y bajó de su asiento, abrió la puerta del copiloto y cargó a Peter entre brazos.

—Creí que nunca tendría el privilegio de cargarte hacia lo que llamaríamos "nuestro hogar"— Anthony contempló la sonrisa del joven entre sus brazos y depositó un tierno beso en la punta de su nariz experimentando una nueva clase de felicidad de la cual nunca se creyó merecedor —¿Te casarías conmigo?