Azúcar En El Infierno (STARKER)

14.-

—Jake... ¿Jake? ¿Qué haces aquí?— preguntó Peter observando al hombre de ojos azules mantenerse relajado ante las circunstancias.

Repentinamente se sentía desprotegido, estaba desnudo bajo aquella bata simple y no sabía qué decir.

—Estoy buscando a Tony, quería hablar con él antes de que asistiera a la reunión.

—Llegas un poco tarde— admitió Peter— Él ya se fue

—Es una lástima, ese hombre obstinado es complicado, nunca obedece mis órdenes, ni siquiera cuando trabajó para mí.

La cabeza del menor estaba a punto de estallar, ¿Había escuchado bien? Tenía tantas preguntas, con un poco de suerte Jake le contaría todo.

Un hombre con traje barato llevando un carrito de comida se acercó a la puerta de Peter.

—Señor Stark, traje el desayuno ¿Va a pagar con tarjeta?— el menor abrió los ojos confundido ¿Tony no había dejado la cuenta abierta? Un hoyo se formó en su abdomen, él realmente no tenía dinero

—Yo... — el menor intentaba explicar lleno de vergüenza

—Sí, tarjeta, yo pagaré —interrumpió Jake, como salvador entregando su tarjeta. El hombre del hotel dejó la comida y se retiró después de cobrar.

—Gracias Jake, el señor Stark te lo pagará, él dijo que dejaría la cuenta abierta... Creo que lo olvidó

—No hay problema, déjame invitarte el desayuno en esta ocasión

Peter lo observó un segundo, preguntándose todo acerca de él, de Tony y porqué el pecho le dolía al verlos.

—¿Quieres... Quieres pasar?

El hombre sonrió y entró al lugar rápidamente, se sentó en el sillón, y analizó con diversión el lugar, ropa en el piso, sabanas desacomodadas, la estela del perfume de Tony recordando su presencia ahí.

El menor se sentó sobre la cama con el platillo en mano y probó bocado, su bata revelando de manera descuidada la piel de sus piernas marcadas.

—¿Trabajaste con el señor Stark?

—Algo así, Tony trabajó para mí, hace años claro, estaba intentando abrirse paso en Nueva York.

—¿Tienen la misma edad?

—No— Jake rió con fuerza— Tony es mayor, no lo reconocerías en ese entonces.

—Entonces... Son amigos.

—Me gusta pensar eso, ahora quiero asociarme con él.

—¿Viniste a Orlando a buscarlo?

—Sí, esperaba encontrarlo antes de que se perdiera todo el día encerrado en las oficinas.

—¿Todo el día?

—Sí, la junta llevará al menos cuatro horas, después la comida con los asiáticos y cuando el sol haya caído habrá una entrevista con la prensa. Aunque apuesto a que vendrá por ti para que lo acompañes a la fiesta de cócteles asiáticos que los embajadores tienen preparada. — Jake se levantó del lugar y se sentó al lado de Peter— Supongo que será mejor que regrese a Nueva York, ¿Te parece si antes de que me valla nos vemos para la comida? Invito yo.

—No lo sé

—Vamos, Tony olvidó dejar la cuenta abierta y no creo que conteste el teléfono.

—Bien— aceptó el menor nervioso— ¿Vienes por mí?

—Por supuesto, este es mi número— le entregó una pequeña tarjeta de presentación— Si necesitas algo, llámame. Los amigos de Tony, son mis amigos.