Peter creería que estudiar y dejar de trabajar significaba despedirse temporalmente de Tony, y le había desanimado al principio, sin embargo al terminar el primer día de clase sin trabajo, se encontró con el famoso lamborghini Veneno de Tony estacionado frente a su instituto.
El joven, entusiasmado como un adolescente se acercó al vehículo y vió al empresario esperándolo. Subió al auto y fue recibido con un rápido beso.
—¿Es una aventura?
—No—admitió Tony —Voy a llevarte a casa
Peter sonrió de manera divertida y abrochó el cinturón de seguridad, el auto olía a madera y menta, muy Tony.
—Entonces por el camino largo, por favor.
Se preguntó a sí mismo si eran una pareja oficial. Según su experiencia en películas de adolescentes, el gallardo caballero siempre acompañaba a su pareja hasta casa. Le fascinaba pensar en ellos dos como una pareja formal, aunque en realidad aún no lo eran.
Tony se estacionó afuera de la casa de su tía y le dio una bolsa de papel al chico.
—¿Es otro celular? — preguntó bromista el chico
—No— respondió Tony divertido — Es un almuerzo, para desearte suerte en tus estudios.
Peter se inclinó y beso a Tony de manera simple, con una sonrisa de enamorado marcada en su rostro.
—Gracias— susurró antes de partir hacia su casa.
Estudiar era algo que se le daba bien, soportar la necesidad de llamar a Tony no tanto. Esperaba sacar excelente en sus exámenes para dejarlos a un lado y concentrarse plenamente en Tony en vacaciones. Lo anhelaba y todas las noches susurraba a sus difuntos padres que estaba bien, estaba seguro que ellos habían mandado a Anthony como un ángel guardián.
Tony no había dejado de ir por Peter al instituto desde que el menor ya no trabajaba para él. Habían tenido un par de sesión de besos y quizás un par de trabajos orales, y siempre antes de dejarlo con su tía le daba una bolsa con una ración de comida del restaurante y una cantidad de dinero extra.
La primera semana y media había sido fructuosa a pesar de no tener a Peter, pero Tony seguía lidiando con Jake, quien seguía hospedado en el Atlántis, incapaz de salir de Nueva York.
—Tony, necesito que hagas esto, solo una pequeña parte de tu empresa, tenemos que ser socios. — Jake se mostraba colérico, con ojos rojos y ojeras marcadas, evidenciando su falta de descanso.
—Te di demasiado dinero Jake, no puedo darte más. Mi empresa es mía, tú sabes que me partí la espalda y cada uno de los huesos de mis dedos para hacerla lo que ahora es.— Tony, inmutable se encontraba en su silla tras su escritorio, como el gran jefe.
—¡Me lo debes! — gritó el hombre con furia contenida levantándose de la estúpida silla del empresario — ¡Yo te puse aquí! ¡Si eres alguien es por mí!
—No te debo nada. Trabajé duro para tener mi mierda.
—Está bien— Jake volvía a parecer sereno, imperturbable, divertido de manera repentina. Demasiado cambiante para ser normal— Igual sabes que seguiré viniendo, no puedo hacer mucho después de todo. Y siempre es un placer verte
Jake salió del complejo, dispuesto a regresar al Atlántis, absorto en la mala suerte que tenia.
—Señor Anthony— llamó la secretaria a la puerta —Su viaje a Italia ya está programada para el viernes ¿Llevará acompañantes?
—No lo sé, te aviso cuando regrese— anunció Anthony tomando las llaves de su auto para ir por el chico al instituto.
—No puedo Tony, tengo examen ese día — admitió el chico desilusionado sobre el automóvil.
—Sí, lo suponía, igual tenía que avisarte, que no estaré todo el fin de semana... Quizás cinco días, son ocho horas y media de vuelo, y hay varios asuntos que debo arreglar.
—Está bien, para cuando regreses mis exámenes habrán terminado... Quizás podamos repetir lo de Manhattan.
Tony sonrió, ese era su chico, anhelante como siempre, feliz, con sueños, preocupándose por cosas importantes como las posiciones en la cama, y no con cosas absurdas como qué comerá. Daría toda su fortuna por mantenerlo así.
La semana pasó rápido y cuando menos lo pensaba se encontraba a sí mismo despidiéndose de Peter dispuesto a tomar el avión a Italia.
—Es muy extraño Peter— anunció su amiga Kendall — Sé sincero conmigo ¿Te estás acostado con Tony?
—Kendall, calla, no sabes lo que dices
—Si lo sé, lo sé porque eres mi amigo y estás muy raro desde que tienes ese trabajito
—No estoy raro— se defendió el castaño corriendo por la cancha de deportes como lo había indicado el profesor
—Sí, sólo dilo, somos amigos ¿no?
—Bien— se rindió el menor —Sí
—Alto ¿Qué?
—Que sí Kendall— susurró el chico— Tony y yo estamos saliendo.
La chica gritó de manera aguda y saltó un poco.
—No puedo creerlo, ¿Cómo?
—No lo sé... Solo... Pasó
—¿Y ya cogieron?
—Kendall— amenazó
—Sólo dilo, nos cambiaron los pañales juntos, que no me puedas decir esto.
—Si— susurró ruborizándose
—¿Y es muy grande?
—... Sí — volvió a susurrar escapando de su amiga aumentando la velocidad.
Peter estaba bien con ello, confiaba en Kendall, y estaba bien con el hecho de que Tony fuera a Italia solo, y aunque el examen de aquel día lo había dejado exhausto por su complejidad y extensión ahora regresaba a casa, para disfrutar el fin de semana tumbado sobre su cama comiendo palomitas patrocinadas por Tony junto a su tía May, el sueño de todo adolescente perezoso.
El sol brillaba por el sendero que estaba tomando, cuando sintió una mano que tocó su hombro, girando y topándose con un hombre obeso con sudadera negra que se imponía ante él.
—¿S... Sí?— preguntó el castaño, repentinamente asustado, sintiendo como su sangre se helaba desde la punta de los dedos de sus pies hasta su rostro que palidecía.
Una mano lo tomó de la espalda, otro hombre sin dudas, todo se puso obscuro y fue demasiado rápido. Cuando taparon su cara con una bolsa negra de tela sintió un golpe fuerte y certero en la nuca. Cayó inconsciente.
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Azúcar En El Infierno (STARKER)
FanfictionPeter quiere entrar a la universidad, pero no tiene dinero suficiente para ello. Tony es millonario, y las bases de cada uno de sus centavos fueron construidas con sangre. Tony se convierte en el mentor de Peter y paga su universidad por sus propias...