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Tarde había comprendido Peter que viajar significa llevar ropa, y aunque solo se ausentaría dos días, ropa significaba maleta, con la cual no disponía debido a que nunca había pensado viajar. Así que había escogido un cambio de ropa común, un traje que le había comprado Tony y un esmoquin para una fiesta de noche - que también le había comprado Stark- esperaba poder plancharlos en el hotel puesto que ahora tendría que transportarlo todo en la mochila del instituto.

Solo llevaba los zapatos deportivos blancos que llevaba puestos y zapatos formales - los cuales no había podido introducir a la mochila y los llevaba en mano- Peter esperaba que Tony llevara un espacio extra en alguna de sus maletas o quizás simplemente los lanzaría dentro del maletero del avión. Tony había dicho que volarían hasta Orlando.

La mañana del día siguiente parecía avecinar lluvias, el aire húmedo del ambiente había provocado preocupación excesiva en la tía May quien había caminado hasta el edificio Stark junto con Peter para despedirlo. Tony le había pedido permiso y le había dado una carta de justificación para la escuela de su sobrino, pero el estómago se le hacía un nudo al pensar en el menor viajando sólo.

Tony parecía preocuparse por él, pero al fin de cuentas su prioridad claramente no podía ser la seguridad de su sobrino.

Tony rió con ternura al ver la maleta improvisada del chico. De manera inesperada Peter abrazó al empresario como saludo. Ambos se paralizaron, Peter había hecho aquello sin pensar, sin que la acción llegara a su cerebro. May los veía, demasiado preocupada por el viaje como para notar esa muestra de afecto inapropiada. Ambos se separaron y Tony le quitó la mochila y se la dio a uno de sus asistentes.

—Por favor Peter— pidió May con el corazón en la mano— mantén el celular prendido, cuando lleguen a Orlando me mandas mensaje, cuando lleguen al hotel me mandas mensaje, si necesitas algo me mandas mensaje, cuando te vayas a dormir...

—Te mando mensaje, lo sé tía May— la mujer se acercó con dulzura a Peter, lo abrazó y besó su frente.

—No, cuando vayas a dormir me llamas, no podré dormir si no escucho tu voz ¿De acuerdo?

—Gracias tía May— respondió el menor, sabiéndose afortunado de tenerla.

Peter subió al auto y Anthony se quedó con la mujer.

—No se preocupe, cuidaré de su muchacho, y me aseguraré de que la llame antes de dormir y de que le mande mensaje al despertar.

—Gracias Señor Anthony, me alegra que Peter salga de esta ciudad. Gracias por considerarlo. Sé que lo va a cuidar, o me encargaré de derrumbar su edificio.

Lo último era broma, ¿o no? Quién sabe, May quería a Peter como si fuera su hijo, y de ser necesario rompería el edificio Stark ladrillo por ladrillo.

Tony se despidió y subió al auto con Peter, quien se notaba emocionado. Comenzó a conducir por las calles de la ciudad dejando atrás la urbe conocida.

A los pocos kilómetros Tony ya había aumentado la velocidad. El ligero ronroneo del automóvil había acunado al menor, quien cayó dormido a los segundos de haber partido.

Tony se preguntó a sí mismo qué tan bien estaba gestionando su relación con Peter, porque sí, era una relación, una relación fundamentada en una promesa que había hecho hace años... Odiaba pensar en ello.

La respiración del menor era tranquila y constante, Tony se preguntó si el chico era como los perritos; sólo dormía con quienes se sentía seguro. De ser así, significaba que no estaba haciendo un mal trabajo, no mientras el chico continuará sintiéndose seguro a su lado, mientas no le faltara nada.

Azúcar En El Infierno (STARKER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora