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Peter confundido, y un poco asustado se levantó de su asiento y se acercó a Tony quien lo tomó de la cadera y lo obligó a sentarse sobre sus piernas. Peter al estar en esa posición notó que un hombre de cabello castaño, con barba recortada y ojos azules profundos había entrado al piso.

—Jake, no creo haberte invitado a mi reunión — anunció Tony sosteniendo con firmeza por la cintura a Peter quien nervioso había optado por observar fijamente el blanco mantel que cubría la mesa.

—Monic mencionó tu nombre, después de no tenerte aquí por meses me pareció apropiado saludar a un viejo amigo... Pero veo que te encuentras muy bien acompañado— Jake se acercó con la sonrisa imperturbable y saludó a Peter quien le dio la mano y después a Tony

—Sí, estoy muy ocupado, de hecho creí que reservar todo el piso era una clara señal de que no deseaba ser molestado— aclaró Tony con un tono de voz hosco, daba miedo escucharlo. Seguía sosteniendo a Peter con dureza.

—Bien— aceptó Jake con sonrisa imperturbable— pero si no mal recuerdo, tenemos asuntos pendientes, y si no los resolvemos aquí...

—Los resolveremos en mi oficina, mañana a las doce horas— añadió Anthony tajando la conversación

—Entonces me voy a habitación...

—¿Te estás hospedado en el Atlantis? — preguntó Stark

—Así es Tony... Fue un gusto... ¿Cómo dijiste que te llamas?— preguntó hacia el menor extendiendo la mamo

—Peter — respondió nervioso el castaño respondiendo al saludo

—Diviértete, espero verte pronto— anunció antes de retirarse.

Cuando Jake subió al elevador, Monic entró con los platillos de Tony, sin embargo no pareció que le extrañara que Peter se encontrara sentado sobre el regazo de Tony. Cuando terminó de colocar los platillos en mesa observó a Tony coqueta ignorando nuevamente a Peter.

—El señor Joe se enteró de la visita de Jake, en compensación por la molestia dice que el postre va por su cuenta, y también le envía esta botella de champagne

—Dale las gracias de mi parte— murmuró Stark

Cuando Monic salió de la sala y los dejo solos nuevamente sintió el pecho de Tony respirar mejor, aligeró el agarre y ayudó a Peter a levantarse.

—Perdón por esto—sopesó Tony—. No creí que él estuviera aquí.

Peter se debatía entre preguntar quién era el hombre, salir corriendo, o gritarle furioso por haberlo obligado a sentarse sobre él, sin embargo al ver la aflicción en el rostro del mayor no pudo hacer más que sonreír antes de sentarse en su propio asiento.

—Bueno... Ahora sé lo que es sentarse sobre un millón de dólares — murmuró metiendo una gran ración de puré en su boca lleno de vergüenza.

Tony río ante la gracia del chico, su corazón se sentía libre de presión una vez más, Jake no había arruinado la comida y el tema había sido desechado.

—Señor Stark

—¿Qué sucede?

—Me quería hablar sobre la pasantía... Así que lo escucho

—En realidad comienzas el lunes, apenas es miércoles, pero me gustaría que te presentaras mañana para poder darte personalmente un recorrido por la empresa y presentarte a todos.

—¿Mañana? — preguntó Peter intentando recordar si tenía algo planeado.

—Sí, cuando salgas de tu instituto me gustaría verte, le avisaré a la secretaria para que hagan tu credencial de trabajador y así puedas ingresar al edificio cuando lo desees.

—Gra-gracias señor Stark, ahí estaré.

—Háblame de ti, tus intereses, a lo que quieres dedicar tu vida.

—Creí que ya había leído todo sobre mi— Peter se sonrojó con una sonrisa divertida entre sus labios — creí que sabía todas mis alergias y hasta la ubicación de todos mis lunares.

—No sabía que tenías lunares.

—Menos mal, comenzaba a creer que el acoso era real.

Ambos rieron al unísono y Tony tomó la botella de champagne que Monic les había llevado y la sirvió en dos copas.

—Espero que tu tía no se enoje conmigo por ofrecerle alcohol a su niño.

—Bueno... Si no se entera no le hará daño.

—Que sea nuestro secreto entonces.

El resto de la cena pasó más rápida de lo planeado, Tony tenía razón, no importaba qué tan simple fuera la comida, bailaba en tu paladar en un torbellino de sabores, Peter se encontraba tan satisfecho que decidió posponer el postre.

Anthony guió al chico al auto y lo llevó hasta la casa de la tía May.

Peter se había sentido flotar por la suave rotación del viaje. Veneno era un auto rápido y que parecía flotar sobre la carretera. Cuando llegaron a la casa de la tía May Peter despertó del trance del viaje.

—Muchas gracias por la cena señor Stark— agradeció el menor retirándose el cinturón de seguridad— fue muy atento de su parte haber reservado todo el piso.

—No agradezcas — pidió Tony observándolo fijamente — te veré mañana en mi oficina.

—Así será.

Peter salió del automóvil, y solo entonces Tony pudo apreciar que el joven tenía un trasero que podía convertir a cualquier santo en pecador. En realidad todo en Peter era inquietante, su angelical rostro siempre lleno de vergüenza evitando la vista de Tony, le provocaba inmensas ganas de tomarlo por la mandíbula y obligarlo a verlo fijamente. El mayor apenas podía ver los ojos del joven ocultos bajo sus densas pestañas, siempre parecía preocupado. Y Anthony no sabía la razón, en su opinión el chico era merecedor de una vida cuyas únicas preocupaciones fueran elegir el sabor del helado del postre.

...

Peter se encontraba acostado sobre su cama, se removía con inquietud, recordando una vez más la cena. No podía creerlo, ahora era la clase de persona que iba a cenar a lugares caros, era la clase de persona que bebía champagne, la clase de persona que viajaba sobre un lamborghini. Una sonrisa parecía haberse tatuado en su boca desde que bajó del automóvil. Había probado un poco la lujosa vida del señor Stark y ahora se sentía protagonista de una película.

Quizá era el efecto Stark corriendo por sus venas lo que causaba que su piel cosquilleara.

Azúcar En El Infierno (STARKER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora