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El corazón de Peter se paralizó por un segundo al leerlo. Su corazón se aceleró, era Anthony otra vez metiéndose en su vida.

—Ken— susurró Peter "Me voy a ir con Tony" quería decir, pero sentía que su dignidad se iría con esas frases. No, no esta vez, no volvería a afirmar nada sobre ese hombre. Si es que iba a ir por él, primero necesitaría verlo ahí, no se mostraría como un idiota otra vez afirmando lo que Tony prometía como si fuera verdad.

Los minutos pasaron, y con ellos las esperanzas de Peter. Comenzaba a odiarse por seguir creyendole a Anthony ciegamente.

Pero como una profecía se hizo presente; Anthony apareció en el bar dirigiéndose al joven. Ni siquiera habló, simplemente se acercó a él, lo tomó del brazo y lo llevó con él.

Antes de salir del bar el mayor se quitó su abrigo y se lo colocó al menor, sintiendo que el frío nocturno comenzaba a intensificarse.

Anthony lo guió hasta el automóvil sin decír una palabra, el ya conocido Lamborghini veneno. El interior olía a vodka y otros alcoholes, se preguntó si Tony había estado bebiendo ahí. Ya estando ambos en su interior el mayor comenzó a conducir sin un rumbo claro.

—Anthony star— comenzó el menor aún bajo los efectos del alcohol —Anthony estrella, ¿a donde me llevas?

—A donde podamos hablar, dijiste que tenias preguntas — murmuró con un ápice de diversión — y pareces muy hablador.

Peter lo veía como si fuese una aparición, extrañaba aquella voz hecha de ron.

Anthony los llevó al centro de la ciudad, hacia el hotel donde se hospedaba.

El mayor bajó del auto y entregó las llaves a un joven chico de traje. Ayudó a Peter a bajar de él y entraron al lujoso hotel. Tony pasó su brazo por los hombros de Peter, sosteniendolo con delicadeza, guiandolo hasta el elevador.

La habitación de Anthony era la más alta del complejo, era más grande que el resto y la única que contaba con una extensia terraza con piscina y camas para tomar el sol.

Peter paseó por el lugar. Vió el mini bar de la habitación que delataba una botella de whisky a punto de terminarse al lado de una ya vacía. ¿Tony tomaba con frecuencia? Frunció el ceño, no recordaba haberlo visto ebrio.
Giró la vista y encontró al mayor sentado sobre el sofá sosteniendo un vaso con hielos y algún costoso alcohol. Peter se acercó a él y le quitó la bebida, la colocó sobre la pequeña mesita y se sentó al lado de él, menos mareado pero igual de alcoholizado.

—¿Me vas a responder? — preguntó Peter tomando uno de los cojines del sofá y abrazandolo

—¿Qué quieres saber?

—¿Porqué tenías que ser tan cruel? — susurró como en una plegaria— Cuando llegué al hospital te necesitaba tanto y tú solo colgabas mis llamadas

—Estaba demasiado alcoholizado para hablar contigo con coherencia— murmuró con pesadez tomando su vaso con alcohol de la mesa. Peter lo detuvo, arrebatando le el recipiente— No podía con la idea de que casi mueres por mi culpa, te quería a salvo.

—¿Y después en tu despacho? Me llamaste "Puta cara" me trataste peor que la mierda, yo no había comido en dias— lágrimas amenazaban con salir— te burlaste de mi aspecto, Dios, Anthony, lloré por días, solo pensaba en la muerte.

—¿Crees que no lo sabia?— murmuro Anthony agrio— Estabas en los huesos, mi niño, estabas rompiendote en mis manos y no podía evitarlo. Te obligué a irte porque sé que habrías muerto si te hubieras quedado.

—Pasó más de un año— susurró el menor llorando— ¿Porqué viniste justo ahora?

—Estabas en peligro

—¿Y eso te importa?

—Es lo único que me importa— declaró el mayor sin titubear, como si fuera lo único en lo que profesaba.

Peter entre llanto y aún con el alcohol en su sistema se aventó hacia Anthony y lo besó con necesidad, porque su alma le suplicaba un respiro después de tanto dolor e indiferencia. Tony lo sostuvo entre sus manos, como si fuera la fuente de la vida, tocándolo con firmeza, solo para asegurarse de que era real, no una alucinación como tantas noches antes.

El mayor pudo probar los labios granada que anhelaba tanto, tocó el paraíso oculto en la tersa piel lechosa del menor. El beso fue profundo, y Anthony no perdió oportunidad de atacarlo con su lengua, invadiendo el territorio que alguna ves fue suyo.

Después del beso Peter se sentó sobre las piernas del mayor y se acorrucó en el cuello de éste, cerró los ojos, envuelto entre los fuertes brazos del mayor. El alcohol lo adormecía, y cayó preso del sueño.

Tony cargó al joven y lo llevó a su cama, lo envolvió en cobijas y se acostó a su lado, abrazandolo, sintiendo que tenía todo denuevo.

—Te extrañé tanto— susurró el mayor, y besó su cabeza.

Después de meses por fin podía dormir sin noquearse de alcohol.

A la mañana siguiente Anthony despertó cuando apenas se asomaba el sol. A su lado no había nadie, un hueco se instaló en su torax. Peter se había ido.

Azúcar En El Infierno (STARKER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora