Cap 10- Quedarme callado es como vivir
El no hablaba en voz baja ahora. El acento sureño dulce de su voz era hermoso. No era agudo, solo un poco profundo.
Las palabras que decía eran tan increíblemente reveladoras, que me dolía pensar que revivía algo así todas las noches. No sabía qué decirle. Mi padre se estaba muriendo de cáncer. Me encontraba destrozado. Pero el vio a su padre asesinar a su madre. Ese tipo de brutalidad iba más allá de lo que podía imaginar.
Cerró sus ojos con fuerza y respiró hondo. Lo miré fijamente, incapaz de alejar mi mirada. Tenía miedo de que se fuera o desvaneciera. Y lo necesitaba. En este momento, al menos, necesitaba a alguien que conociera mi dolor. Alguien que me entendiera.
-Nunca te deja... el dolor -dijo mientras abría sus ojos para mirarme-. Pero se aprende a vivir y a lidiar con la pérdida. Uno hace lo que puede para sobrevivir.
Lo comprendía ahora. El por qué no hablaba...el por qué se quedaba callado. Trataba de no volver a vivir ese momento. No hablando, ni riendo. Manteniéndose distante. Hasta ahora. Conmigo.
-Me hablaste a mí. ¿Por qué?
Su mirada se desvió por encima de mi hombro, y pude ver la tristeza en sus ojos. -Porque lo necesitabas. Necesitabas saber que alguien más ha vivido un dolor como el tuyo.
Di un paso hacia el. -Cuando perdiste a tu madre, ¿alguien estuvo contigo, apoyándote? -pregunté, esperando que dijera que sí. No me gustaba la idea de que luchara solo contra el horror.
Me miró. -No, Nadie entendía. Nadie vio lo que yo vi. Nadie vivió lo que yo viví. He hablado con personas. Pero nadie entiende. Quedándome callado es cómo sobreviví.
Me quedé callado también. Pero no como el Llevé la enfermedad de mi padre como un secreto. Tenía amigos, y no les dije lo que pasaba. Mi papá todavía se encontraba bien el año pasado cuando organicé una fiesta en mi casa la semana después de los entrenamientos de primavera. Entonces las cosas este verano empezaron a irse cuesta abajo. Las últimas tres semanas fueron de mal en peor.
Con el tiempo todo el mundo se enteraría, sabía eso. Este no era un secreto que podías ocultar para siempre. Pero no quería decirles. No quería ver simpatía en sus ojos. No quería que trataran de consolarme cuando no lo entendían.-Joaquin -La voz de Diego llegó a través de la oscuridad. Vi a Joaquin tensarse y me dio una pequeña sonrisa antes de salir de la caja de la camioneta y dirigirse hacia la voz de su primo. No quería que me atrapara aquí con el.
Pero no estaba listo para verlo irse.
Todo el fin de semana me encontré pensando en Joaquin. Cuando papá se enfermaba, me recordaba a mí mismo que era lo suficientemente fuerte como para manejar esto. Quería estar ahí para mi madre. Ya no era un niñito asustado. Si Joaquin pudo sobrevivir a lo que vio, debía ser el hombre que mi padre necesitaba.
El lunes por la mañana dejé a mi madre acurrucada contra el cuerpo de mi padre y me dirigí a la escuela con Joaquin en mi mente. Su voz había estado en mi cabeza, recordándome que tenía que aprender a lidiar con el dolor. Tenía que superar la pesadilla que estaba viviendo. El era la prueba viviente de que podía hacer esto.
Verle de pie en el casillero junto al mío fue un alivio. Necesitaba verlo. Hablamos solo diez minutos y ya me encariñé con el, Me entendía. No me había dado cuenta de lo mucho que necesitaba eso. Alguien que entendiera.
-Buenos días -dije mientras me ponía de pie a su lado y abría mi casillero.
Me miró y sonrió. Pero nada más. Sin palabras. Ninguna voz suave y cálida para calmarme. Solo una pequeña sonrisa. A la mierda eso Quería oírlo hablar.
-¿No vas a hablarme? -le pregunté, todavía observándolo en caso de que susurrara y me lo perdiera.
Volvió su atención de nuevo a su casillero, sacó un cuaderno y luego lo cerró antes de mirarme. Por un momento pensé que iba a hablarme, pero se limitó a sacudir su cabeza y luego se alejó. Dejándome allí.
Me centré en sus palabras y su voz todo el fin de semana para superar mis demonios y enfrentarlos. Y ahora el actuaba como si nunca hubiésemos hablado. Cómo si no supiera mis secretos. Cómo si yo no supiera los de el.
A la mierda.
Agarré mis libros, cerré mi casillero, y fui tras el. Justo antes de alcanzarlo, una mano se envolvió alrededor de mi brazo. Sacudiéndome para liberarme, me giré para mirar a Diego. No parecía feliz.
-¿Persigues a Joaquín?
Podría mentir, pero sería inútil. -Sí -le contesté.
-No lo harás -gruñó-. ¿Por qué mierda no puedes dejarlo en paz? Es mudo. Ha visto mierda que ninguno de nosotros puede comprender, y no es un juguete. Así que ve a buscar a alguien más para perseguir. Mi primo está prohibido. Fuera de los límites.
No podía explicarle que solo quería hablar con el de nuevo. Él no tenía idea de que habló conmigo. No hablaba con nadie. Solo lo hizo conmigo.
Pero incluso si no quería hablar conmigo, no quería mantenerme alejado de el. Joaquin me hacía sentir más fuerte. Me recordaba que no estaba solo en este mundo. Que otros pasaron por esto también. Que podría ser lo que mi mamá necesitaba que fuera... lo que mi padre necesitaba.
-Bien. Lo que sea. No tengo tiempo para esta mierda -respondí antes de alejarme para intentar acorralarlo por otro camino.
De la nada Maria se puso delante de mí. -No me llamaste el fin de semana -dijo, sacando su labio inferior y haciendo pucheros.
No la llamé porque no la necesité para distraerme. -Parecías ocupada el viernes a la noche -le contesté, alejándome y caminando hacia mi clase.
-Trataba de darte celos. Me dejaste de nuevo, emilio Nunca piensas en mí. Solo me dejas.
Tenía razón, no pensaba en ella. Merecía más. No era capaz de ser lo que María merecía, joder joaquin me estaba volviendo loco tan solo 10 minutos de platica. En un principio me sentí atraído por ella, Era divertida y emocionante y no pensaba en los tratamientos de mi padre cuando nos encontrábamos juntos. Pero solo duró un rato. Pronto se convirtió en solamente sexo. La utilicé para olvidar por un momento. Me sentía culpable, pero ella parecía feliz con las cosas. Le gustaba ser mi novia.
-Entonces no soy el chico para ti. Nunca voy a recordar llamarte, María Nunca estaré pensando en ti. No soy así. No hago eso. Así que busca a un chico que lo haga. Estoy malditamente seguro que no puedo hacerte feliz.
Lo que sabía ahora era que ella se merecía más de lo que era capaz de darle. Era hora de terminar y dejarla encontrar un chico que pudiese hacerla feliz. Todo lo que hacíamos era pelear.
La expresión de sus ojos no era de desamor. No estábamos enamorados. Aunque le gustaba decirme que me amaba a menudo, sabía que no lo hacía. ¿Quién podría amar a un idiota?
-Te amo -dijo como si hubiera leído mis pensamientos.
Negué. -No, María , no lo haces. No soy digno de ser amado. Terminemos con esto. Solo te lastimo, y eso nunca va a cambiar. Así que esta vez, realmente se ha terminado. Ve a buscar a un chico que puede ser lo que necesitas. Te lo mereces. No puedo ser ese hombre. No para ti. Ni para nadie.
No esperé a que respondiera antes de girarme y entrar en el primer periodo.
Me di cuenta cuando me senté que las palabras que acababa de decirle a María eran ciertas. No podría estar enojado con Diego por proteger a Joaquín de mí. Pero tal vez él nos dejaría ser amigos. Solo necesitaba un amigo ahora. No un novio. ¿Cómo podría explicárselo?
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MI VOZ / EMILIACO /AU
FanfictionSi, su sonrisa era hermosa, pero no era real era sin vida y falsa. ¿nadie veía eso ? ¿fui el unico ? 13 agosto 19 /#421 Amor 15 agosto 19/ #10 Emilio 16 agosto 19/ #1 joaco 16 agosto 19/ #1 osorio 28 agosto 19/ #1 Joaquín 28 agosto 19/ #1 Joaquín b...