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Cap 9- te envidio

Joaquin Pov

Me senté en la parte trasera de la camioneta de Diego viendo mis pies balancearse hacia atrás y adelante El ruido de la fiesta no era tan fuerte aquí. Esta noche Diego no llevó su camioneta a la fiesta; la dejó estacionada con los otros vehículos en la zona boscosa cerca de la carretera de tierra. Sabía que era porque quería que tuviera un lugar donde quedarme Trataba de hacerme esto más fácil Incluso me trajo un plato de galletas y un refresco hace un rato. Parecía preocupado Pero, de repente una chica con el pelo largo y oscuro apareció, y se enojó Él se marchó después de eso.

La chica se quedó allí por un tiempo, mirando detrás de Diego antes de entrar de nuevo en su auto y alejarse conduciendo Extraño Nunca la vi antes.

-Es posible que tengas el mejor asiento en el lugar. -La voz de Emilio me sobresaltó-. No me importa. Estoy cansado de actuar como si me importara una mierda Necesitaba estar solo Ya que no hablas, eso lo hace mejor. Alguien con quien puedo hablar que se queda callado Podría ser jodidamente perfecto. -Tomó un largo trago de su cerveza y se sentó a mi lado en el camión.

¿Estaba borracho? Tenía que estarlo Sin duda, era consciente de que yo era la última persona que quería ser su compañía. Yo no era su amigo, Yo nunca sería su amigo.

-Tal vez debería dejar de hablar. Entonces no tendría que pretender que me importa Apuesto a que es fácil, ¿eh? No tener que reaccionar a nada Te envidio.

¿Envidiarme? ¿En serio? Iba a sentarse aquí y darme golpes cuando ni siquiera me conocía. No tenía ni idea de por qué elegí no hablar. Decir que me envidiaba me dio ganas de ponerme de pie y gritar en su cara Nadie alguna vez me debía envidiar, Nunca.

-Pero he oído algunas cosas que si son ciertas tal vez son peores tus problemas que los míos. -Negó con la cabeza y suspiró-. No, probablemente no lo es. La mamá de Lai es una chismosa La mitad de lo que sale de su boca es falso, Dios sabe que habló de mi mamá lo suficiente.

Parecía como si estuviera hablando consigo mismo ahora Sus ojos se centraron en algo en la oscuridad El dolor cubría en su rostro. No trataba de ocultar nada, no como lo hizo todas las otras veces que estuve cerca Esta era la primera vez que realmente lo veía, el chico que no revelaba a nadie Su máscara se había ido, y denotaba pesadez en su voz y oscuridad en sus ojos.

-No vino a mi partido de esta noche. No podía. Demonios, ni siquiera puede ir al maldito baño sin ayuda ahora Mucho menos verme jugar La primera vez en mi vida que no me ha visto jugar Cada touchdown que anoté lo hice por él. Así que tendría algo bueno que decirle esta noche Pero aquí estoy, sentado como un cobarde porque ir a casa a verlo me aterra.

¿Quién? Quería preguntar, pero tenía miedo. Sus emociones eran demasiado crudas Este no era el idiota que mostraba al mundo. Este era el tipo por debajo de eso Permitía que lo viera Su dolor Sus temores. ¿Pero por qué?

-Cuando nací, mamá dijo que llevó una pelota de fútbol al hospital para mí. Salió y la compró cuando dijeron que era niño La colocó en mi cuna conmigo desde ese día Me encantaba el fútbol, pero era porque él lo amaba Siempre ha sido mi héroe. Ahora me dejará. Y mamá. -Dejó escapar una risa dura claramente llena de agonía-. ¿Qué pasará? Él es su mundo Siempre lo ha sido No puedo imaginar a mamá sin mi papá. Estará tan perdida No voy a ser suficiente. Yo solo -Dejó caer la cabeza entre sus manos y dejó escapar un gemido-. Joder, tengo miedo Joaquin.

¿Sabes lo que es estar asustado? -preguntó, levantando la cabeza para mirarme por primera vez.

Lo sabía. Lo sabía demasiado bien. Conocía el terror y el miedo Sabía que los demonios acechaban en la noche en lugar de los sueños dulces creímos en su infancia Yo sabía más de lo que podía imaginar.

Asentí. -Sí -susurré con voz ronca, desesperado de asegurarle que no se hallaba solo. Mi voz sonaba extraña pero familiar.

Esta era la segunda vez que le hablaba Una vez porque me enfureció, y ahora porque entendía que necesitaba saber que no se hallaba solo.

El dolor nos llegaba a todos en algún momento u otro Era la forma en que aprendíamos a enfrentarlo que determinaba nuestro futuro En este momento, decidí hablar. El silencio era normalmente como lo enfrentaba, pero por primera vez desde que fui testigo de mi padre asesinando a mi madre quise hablar Quise tranquilizar a alguien más.

Sus ojos se abrieron. -Hablaste -dijo, mirándome fijamente- De nuevo.

No dije nada en respuesta Hablé porque él lo necesitaba Pero

¿hablar, sólo para conversar? No podía hacer eso. Todavía tenía miedo de oír mi voz.

-¿Es verdad? Lo que lai me dijo... Viste a tu papá... -Se calló. Sabía mi pasado. Alguien lo descubrió y se difundía. Sabía que iba a pasar con el tiempo.

Pensé en mi respuesta. No hablaba de esa noche con nadie. Recordar era demasiado duro. Demasiado doloroso para cualquier ser humano. Pero Emilio perdería a uno de sus padres también.

Así que asentí. No le daría nada más que eso No pude poner en palabras lo que vi No otra vez.

-Mierda Eso es duro -fue todo lo que dijo.

Nos sentamos en silencio durante varios minutos, la mirada perdida en la oscuridad.

-Mi papá está muriendo Los médicos no pueden hacer nada por él. Lo enviaron a casa a. . . morir. Cada día lo veo caer un poco más Más lejos de nuestro alcance Lejos de nosotros. Sufre tanto, y no hay nada que pueda hacer. Tengo miedo de ir a la escuela porque, ¿y si muere mientras no estoy y nunca lo veo de nuevo? Pero entonces, como malditamente ahora, tengo miedo de volver a casa porque pudo haber empeorado y luego tendría que ver eso. Tengo que ver al hombre que adoro consumiéndose. Dejando esta vida. Dejándonos.

La muerte de mi madre fue rápida. Inmediata. No sufrió a excepción de aquel momento en que le grité a mi papá que se detuviera mientras le apuntaba con un arma. Sé que sufrió entonces. Sufrió por mí y lo que vería.

Pero no sé lo que se siente ver a uno de tus padres morir lentamente ante sus ojos Para ir a dormir por la noche y no saber si estarían allí la mañana siguiente. Me dolía el corazón por él Perder a alguien que amabas era difícil. Lo más difícil en la vida Emilio no era una persona agradable Podía ser realmente cruel Pero la emoción en su voz era difícil de ignorar. No quería sentir nada por él, ni siquiera dolor, pero lo hacía.

-Nadie sabe -continuó-. No puedo decirles. Todo lo que saben es que, papá fue operado y se encuentra indispuesto ahora. Ya no trabaja Lo dije como si no fuera nada, como si no fuera gran cosa. -Se rió de nuevo, un sonido duro y brutal sin humor-. Las mujeres de esta ciudad nunca aceptaron a mamá No tiene amigas con quien hablar a excepción de tu tía, y no creo que siquiera le dijera a Ana Cuando papá se vaya.

. . solo yo estaré. ¿Cómo puedo hacer eso? ¿Cómo puedo ser suficiente?

No podía hacer nada que aliviara su dolor. Nada que nadie pudiera hacer lo haría sentir mejor. Así que acerqué mi mano y cubrí la suya. Era lo único que sabía hacer. Aparte de hablar, y no necesitaba eso. No estaba seguro de poder de todas formas.

Comenzó a girar su mano para sostener la mía cuando se detuvo y se apartó. Luego se puso de pie como si fuera a irse. No quería que se fuera así. Se sinceró conmigo sobre los demonios que enfrentaba. Puso sus secretos al descubierto. Iría a casa a esa pesadilla y la viviría una y otra vez hasta que todo hubiera terminado. No quería decirle a nadie, sin embargo, me lo dijo a mí. ¿Vio en mis ojos lo que yo vi en los suyos? ¿Tristeza e ira?

-Tengo pesadillas todas las noches -dije-. Veo a mi madre morir una y otra vez.

MI VOZ / EMILIACO /AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora