41 [MARATÓN 3/4]

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41 - estuvo prestando atención a su silencioso mundo

JOAQUÍN

Ir de compras al supermercado con la tía Ana fue interesante. Conversó mucho e hizo tipo de preguntas. No me Di cuenta de lo mucho que aún no sabía de mi. Disfrute más de lo que pensé que lo haría.

Cuando llegamos a casa, Diego se encontraba afuera jugando baloncesto con lai, Emannuel y Eduardo. La tía Ana se detuvo y les lanzó Gatorades de una de las bolsas antes de ir adentro. Cada uno de ellos agarró un par de bolsas Y el coche se descargó rápidamente.

Le ayude a guardar las cosas y apenas empezaba a dirigirme a mi habitación  cuando emannuel me detuvo.
—Oye, ¿Ahora también vas a hablar con nosotros?

No le pedí a Diego que no dijiera nada a sus amigos, también eran amigos de emilio. Pero ahora que sabían que hablaba. No me encontraba seguro de como manejarlos. Tampoco quería que me hicieran un monton de preguntas.

—Esta bien, nos dijo que tenías límites. Ven a pasar el rato aquí con nosotros. —me dijo cuando se sentó en el sofá comiendo una bolsa de papas fritas.

Di la vuelta y regrese bajando por las escaleras. Si quería encajar en el mundo de Emilio, tenía que encajar con sus amigos.

—Has estado susurrandole a Emilio por semanas. Lo he visto —dijo Eduardo desde su puesto en el taburete— Trate de hacerte hablar conmigo pero nada, Emilio mueve un dedo y empiezas a hablar con el.

—¡Eduardo!—el tono de diego tenía una advertencia

Eduardo se encogió de hombros —Como sea, puedes hablar conmigo ahora.

—Le pedí que se quede aquí y converse con nosotros, puede hablar conmigo —dijo Emmanuel

Eche un vistazo a Diego que se encogió de hombros agarrando el control de aquel xbox.

—El quiere hablar conmigo, ¿cierto chico guapo? —agregó lai poniendo su brazo en mi hombro con un tono de burla en su voz.

—Lograrás que te arranquen ese brazo sí emilio Viene —advirtió Emmanuel.

—No le tengo miedo a Emilio —dijo lai quitando su brazo rápidamente.

—ustedes dejen de molestar, decidió hablar y harán que cambie de opinión. —se quejó Diego sin apartar los ojos de la pantalla.

—Sólo quiero oírlo decir algo —grito lai con emoción en sus palabras, y aparentemente todos me vieron esperando que diga algo cuando sólo me volteó dispuesto a ignorar todo.

Podría estar aquí sentado sin decir nada Y escucharlos hablar, ó podría decirles algo y dejar atrás este incómodo momento. Inhalando el coraje que necesitaba me volví hacia Lai. —¿Qué te gustaría que diga? —pregunte.

La habitación se quedó en silencio y entonces el rostro de Eduardo se iluminó con una sonrisa.
—Diablos joaquin!  Incluso tu voz es muy bonita.

—pensaba lo mismo —agregó lai con un montón de papas fritas en su boca.

—Gracias —conteste sin saber que decir a eso.

—De nada, chico guapo —dijo lai volviendo a su juego.

—Enserio cállate no querrás que Emilio escuche eso —dijo Eduardo.

—No estas preocupado por Emilio, estas celoso  has estado atrás de el desde que apareció. Pero te moviste demasiado lento, y amigo el que se fue a la villa perdió su silla —se burló lai volviendo a colocar su brazo en mi.

—No soy ningún chico guapo —le dije a lai —deja tus juegos, no van.

—y así es como te aplastan —se burló Emmanuel.

—Todos saben que lai es un idiota —añadi.

Lai río está vez —El ha estado prestando atención en su silencioso mundo maravilloso.

—Eso no es algo difícil de entender, idiota. —dijo eduardo— No es por arruinar la fiesta pero ¿todos saben si Renata regreso a la ciudad? —añadio Eduardo mirando a Diego.

Todos cambiaron sus miradas, desconocía quien era la tipa pero tampoco quería saberlo.

—No se quedará mucho, nadie la quiere aquí —Agregó Diego.

—Tenías que mencionarlo —le dijo emmanuel a Eduardo. —Esta aquí, la vi en una fiesta la semana pasada. Me asegure de que supiera que no era bienvenida aquí .

—¿la viste en una fiesta? Joder tiene coraje —Comentó Sebastián.

—Renata no pertenece aquí, todos nos aseguraremos de que reciba ese mensaje si piensa en volver a la escuela, nadie la quiere aquí y lai no necesita que lo alteren.  —dijo Emmanuel calmado.

Simplemente me quedé en silencio ¿Qué fue lo que hizo? Todos parecían tener una razón para odiarla.

Se oyó un golpe en la puerta antes de que se abriera.

Emilio entró y sus ojos se fijaron en mi automáticamente, olvidé todo lo demás y sonreí. Me hizo sonreír, no pude evitarlo.

MI VOZ / EMILIACO /AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora