MI VOZ / EMILIACO /AU

47

CAP 47 - segundas oportunidades

JOAQUÍN

Me amaba.

Todo lo que dijo fue mas.... Fue más de lo que necesitaba. La tristeza y el dolor que que había estado para siempre en mi corazón fueron liberados.
Emilio Osorio me amaba, yo no sólo era alguien que necesitaba para superar su pérdida.. yo era más que eso.

-Espera -llame. Caminaba a mis espaldas y me gire para ver que apenas alcanzaba medio camino en el corredor. Se detuvo y por un segundo No estuve seguro de que fuera mirarme, cuando finalmente lo hizo sus ojos albergaban esperanza. Tanta esperanza que puede verla desde donde me encontraba.

De nuevo me dirigí a el - no quería que algún día despertarás y ya no me necesitarás más, No hubiera podido superar esa clase de dolor. Quería más, sentía que te amaba y eso me aterro.

Comenzó a acercarse de nuevo con grandes zancadas de determinación y su mirada fija en mis ojos. Cuando me alcanzó acuno mi rostro en sus manos Y bajo el rostro para mirarme. -Gracias a dios -dijo con firmeza antes de que sus labios cubrieran los míos.

Me aferre a sus hombros y por mi rostro corrían Lágrimas de felicidad. Sus pulgares las borraban mientras nuestras lenguas colisionaban y nos sentíamos el uno al otro como si fuera la última vez.

-¿No eres muy bueno con lo de darle espacio, cierto? -me sorprendió la voz de Diego, me retiré y mire sobre los hombros de Emilio para ver a mi primo mirarnos más entretenido que nada.

Emilio sonrió Y entonces presionó un beso en la punta de mi nariz antes de rodearme con sus brazos y girarse para ver a Diego. -Al parecer, No -dijo arrastrando las palabras mientras le sonreía a mi primo.

Diego río y negó con la cabeza -Siempre y cuando sean felices -respondió encontrándose su mirada con la mía esperando mi confirmación.

-Estoy muy feliz -le aseguré.

Asintió y miro a Emilio -Muestrame que lo mereces. -El brazo de Emilio me abrazo con más fuerza -Lo haré .

-Bien, por que no puedo patearle el trasero a Joaquín, pero puedo pateartelo a ti.

Esta vez fui yo el que río.

-Me alegra que digas eso -agregué para terminar con la charla.

Esa noche tuve una cita con Emilio, una real.
La clase de citas que suelen tener las parejas, del tipo de cita que nunca tuvimos antes.

Solo fue un poco incómodo cuando el tío Francis le pregunto a Emilio a donde iríamos y le recordó que cuidara bien de mi, aunque a Emilio no pareció importarle parecía más satisfecho que nada.

Mientras conduciamos palmeo el asiento a mi lado -Ven aquí.

Hice lo que me pidió y felizmente me moví para sentarme tan cerca de Emilio como pude.

-No me has preguntado a donde vamos -Dijo mientras colocaba su mano en mi pierna.

-Por que no me importa mientras sea contigo.

Sonrió y me apretó el muslo -Conozco el sentimiento -deje caer mi cabeza en su hombro. -Entonces dime, ¿A dónde vamos?.

-Bueno, tenía varias ideas pero ninguna parecía especialmente buena para nuestra primera cita oficial.

Eso no respondió mi pregunta, no era como que en verdad me importará pero ahora me picaba la curiosidad.

-Eso no dice nada.