Incluso sus palmas comenzaron ansiar... la posibilidad de deslizarse sobre sus duros músculos esculpidos. Hasta ahora, había roto sólo parte de su resolución. Había pensado en él. Muchas veces. ¿Pero en cuanto al resto?. ¿No mirar?.¿No tocar?. Seguramente podía ser lo bastante fuerte para resistirse a su encanto. Su voluntad se rompió por completo al cuarto día. Aquella mañana temprano, comenzó a fantasear que las manos viajaban sobre su cuerpo, que el aliento soplaba sobre su oído, que el duro cuerpo humano, desnudo se apretaba contra el suyo. Aquellas imágenes la atormentaron, la consumieron. Cuando el crepúsculo pintó el paisaje, el sudor surcaba su frente y su respiración salía en breves y erráticos jadeos, una condición que nada tenía que ver con el trabajo manual. Finalmente, de un salto se acercó a la ventana, extendió su inestable mano y quitó la sábana. La luz de la luna se derramó dentro, a la vez que sintió aquellos ojos invisibles sobre ella. Bueno, así que no había hecho caso de otra parte de su decisión. Le miraba fijamente, incapaz de apartar la vista. Gran pacto el suyo... No lo había tocado todavía. Y no lo haría. Pero mientras pensaba las palabras, _____ se encontró caminando hacia la puerta trasera, hacia fuera, al crepúsculo, como si una cuerda invisible tirara de ella, acercándola. La fría brisa de abril la acarició las mejillas e hizo revolotear varios mechones de pelo, largos y pálidos a través de los hombros. La primavera era un tiempo versátil. En poco más de un solo día, un viento fresco podía transformarse en un calor chisporroteante o en un frío que calaba los huesos. Mientras más se acercaba al guerrero de piedra, su sangre más se calentaba por lo que estaba enormemente agradecida por el frío aire.
Más adelante, farolillos de papel parpadeaban, las bombillas de dentro daban la ilusión de ser llamas reales. Los grillos gorgojeaban una melodía perezosa. Flores vistosas florecían en cada esquina, unas amarillas y rosadas, otras púrpuras y azules, pero todas llenaban el aire con una fragancia dulce, floral. _____ caminó alrededor de los tortuosos arbustos y los pétalos suaves que se balancearon en su camino. Cuando afrontó el objeto de su tormento, se paró bruscamente y tomó un profundo aliento. Por fin. Encima de su base de mármol, el guerrero de piedra se imponía sobre ella, haciendo a _____ sentirse maravillosamente pequeña en comparación. Como hizo muchas veces antes, estudió la longitud larga, gruesa de él, pero sólo en nombre de la observación, desde luego. Señor, ¿qué pensaría él si fuera real?. ¿Qué diría y le haría?. Un temblor recorrió a través de ella. Su musculoso pecho, brazos y piernas le daban un aura poderosa que muy pocos hombres poseían. La única nota de color en su figura eran unos viejos hilos de brillante hiedra verde que se estiraban alrededor de su pierna izquierda. Era tan abiertamente masculino, estaba tan maravillosamente formado. Sus ojos parecían cerrarse pesados, soñolientos, como si siempre invitaran a una mujer a su cama. Las hermosas líneas esculpidas de su cara le recordaban la de una estrella de cine. O alguien igualmente inalcanzable.
- Caray, has invadido cada aspecto de mi vida. Mis sueños. Mis fantasías. Mi trabajo. No entiendo cómo puedo quererte, necesitarte tanto.
Aquellos apetitosos labios parecieron decirle: Tócame.
- No, no puedo — contestó, pero ya extendía la mano. Subió los dedos por las frías y duras crestas de su abdomen, tratando de absorber su esencia. Tal vez si lo tocaba bastante, su obsesión por él disminuiría. Motivada por aquella tenue esperanza, movió las manos más arriba y rodeó sus pezones. Tal como antes, un gemido reverberó en sus oídos y el caliente sonido zumbó sobre ella hasta licuar sus huesos. Qué pasaría si... Tragó y tentativamente movió las palmas hacia abajo. Los dedos se apretaron alrededor de su pene, una acción completamente loca, pero también completamente necesaria para su paz mental. Otro golpe de placer se desbocó a través de ella, éste tan intenso que casi fue incinerada. _____ brincó, asustada. Seguramente acababa de imaginarse esa descarga eléctrica tan poderosa. Frunciendo el ceño, ciñó su rígida longitud otra vez. Los temblores se arremolinaron y bailaron a través de ella, tan intensos como antes. No, no se había imaginado nada. Incapaz de parar, subió a la tarima de mármol hasta que estuvo en la cima misma, colocándose ojo con ojo ante el gigantesco guerrero. _____ parpadeó con incredulidad. Una vez. Dos veces. Juraría que aquellos ojos realmente la miraron. El pensamiento hizo que tragara con aprensión, pero lo desechó. Las estatuas, no importa lo realmente misteriosas que parecieran, eran simples objetos inanimados.
Y aún así... Bésame, decía su expresión. El impulso de hacer justo eso la asedió. Por suerte, su sentido
común la salvó. Tocar una obra de arte de algún modo podía justificarse; besar una obra de arte no podría.
Bésame.
- No — dijo — No, no, no.
¡Bésame! ¡Bésame! ¡Bésame!
Esta vez, las palabras aporreaban a través de su mente, insistentes, intensas y exigentes. Fijó su mirada en los
labios inmóviles del guerrero, y los dedos pronto la siguieron, trazando el exuberante contorno. Bueno podría
besarle sólo una vez, pensó aturdida pero sólo una vez. El crepúsculo le ofrecía una vaga protección, así
que nadie tendría que saberlo nunca. Aquel pensamiento le proporcionó todo el incentivo que necesitaba. Con
cuidado, cautelosamente, ______ cerró los ojos y encerró sus mejillas entre las manos. Aquella energía invisible
tiró, con fuerza, y ella se arrimó, más cerca todavía. Entonces sus labios se encontraron. Las olas de hambre,
calor y pasión viajaron a través de ella, y todos sus afilados pensamientos finalizaron, excepto uno: Esto es lo
que un beso debería ser. Las manos se deslizaron de sus mejillas hacia su espeso y sedoso pelo, sosteniéndole
cautivo. Sus labios eran más suaves, más calientes, de lo que se imaginaba, y no tardó mucho en apoyar la cabeza
sobre su hombro. Las ventanas de la nariz se llenaron del olor limpio, masculino de él.
Casi podía sentir sus manos que la acarician la parte baja de la espalda, trazando su extremo y dirigiéndola aún
más cerca, contra él. Casi podía sentir su aliento contra la curva del cuello y la humedad caliente de su lengua
cuando ésta se deslizó a lo largo de la clavícula. Casi podía sentir el lento, rítmico golpeteo de su
corazón.
- Realmente estoy loca — susurró, pero señor, le gustaba la sensación. Otro jadeante suspiro resbaló de su
garganta. Los grillos comenzaron otra tranquila melodía mientras las luciérnagas parpadeaban y bailaban en lo
alto — Si fueras real, te engulliría entero de un sabroso bocado.
Entonces una voz profunda susurró en su oído:
- Creo que eso se puede arreglar
ESTÁS LEYENDO
Estatua ~Justin Bieber y tú~ [TERMINADA] By: Javiera
FanfictionCréditos a la creadora Javiera Nicole Mardones Muchas gracias por tu maravillosa historia ------- UN AVISO MUY IMPORTANTE las novelas que yo tengo en Wattpad NO SON MÍAS, las e publicado aquí porque las e encontrado muy buenas y quería que disfruta...