Capítulo 24.

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______ abrió la boca para decirle a Frances que ya escucharía el chiste en otro momento, ya que no sabía si, un hombre tan machista como Justin, podría reaccionar violentamente, pero Frances continuó antes de que ella pudiera pararla.
- Una joven pareja, en su luna de miel, estaba en su suite la noche de bodas. Cuando ellos se desnudaron para meterse en la cama, el marido, que era un hombre grande y corpulento... — eso lo dijo mirando significativamente a Justin — arrojó sus pantalones a su novia, y dijo, "póntelos". Aunque la esposa se extrañó por la petición, se los puso. La cinturilla era dos veces el tamaño de su cuerpo. "No puedo llevar tus pantalones", le dijo a su marido, "son demasiado grandes". "Así es" dijo el marido, "y no lo olvides. ¡Soy el hombre, y llevaré los pantalones en esta familia!" — Frances tomó aliento y continuó —. La esposa agarró sus bragas y se las tiró a su marido. "Pruébatelas", dijo ella. Como él sabía que tenía que apaciguarla si quería tener suerte esa noche, el marido hizo lo que ella exigía. Se probó las bragas y se encontró que tan solo podía subirlas hasta la altura de sus rodillas. Él dijo, "Maldita sea, no puedo entrar en tus bragas". Y la esposa dijo, "Cierto, y así va a ser hasta que no cambies tu maldita actitud".
_____ se ahogó con el agua.
Justin frunció el ceño.
Cuando pudo respirar de nuevo, _____ rió con Frances.
- Tendré que contárselo a mis hermanos.
- Sabía que te gustaría.
- Si alguna vez buscas trabajo fuera de la cafetería — dijo ____,todavía sonriendo —, habla conmigo. Estoy restaurando la vieja casa que está en Gossamer Lane y podrías ayudarme. Y entretenerme.
- ¿De verdad? ¿En serio?
- Absolutamente. ______ , por lo general, contrataba a alguien que la ayudara con las reparaciones y restauraciones cada vez que compraba una casa nueva. Pero, por alguna razón, se sentía reacia a contratar a alguien para el Victorian, queriendo hacer el trabajo ella misma. Pero la alegría en los ojos de Frances la convenció de continuar con su método habitual.
- Podrías empezar en cualquier momento.
- Podría tomarte la palabra — sonrió Frances. Después, con otro vistazo significativo a Justin, se alejó, silbando alegremente.
La cara de Justin se oscureció por la ira.
- Esa mujer necesita que alguien la controle.
- Tú crees que todas las mujeres necesitamos que alguien se ocupe de nosotras — contestó ______ secamente. Entrecerrando los ojos, lo observó estrechamente —. ¿Alguna vez consideraste la posibilidad de que los hombres con ideas y actitudes de superioridad son estúpidos?
- No — contestó él sin ninguna vacilación.
- Me lo figuraba — había esperado tal respuesta, aunque tenía la esperanza de que la sorprendiera —. Mira, algunos hombres no son honorables y a menudo abusan mental y físicamente de una mujer con la intención de quebrar su voluntad. ¿Es esa la clase de hombre que Frances necesita? — Siguiendo con su discurso, ______ se inclinó hacia él, y le pinchó con el dedo en su pecho —. Sólo porque una mujer tenga carácter, no significa que necesite a un hombre que la controle.
- Sí, lo necesita — Justin también se inclinó hacia delante. Sus narices se tocaron, enviándole una sacudida de conciencia a través de su cuerpo. Él le agarró el dedo y lo sostuvo cautivo en el calor de su mano —. Si una mujer empuja a un hombre más allá de su control, se arriesga a ser herida físicamente.
- ¿Y un guardián podría mantenerla a salvo?
- Sí.
______ soltó el aliento bruscamente.
- ¿Incluso de él?
- Sí. Incluso de él. Un guerrero entrenado en el arte de la guerra salvará a una mujer del peligro y del apuro que ella misma cree.
El ruido de la cafetería bajó de intensidad en sus oídos cuando se concentró en el hombre frente a ella.
- Pero, Justin, según tu razonamiento, una mujer no necesitaría de un guardián si un guerrero simplemente se controlara.
Justin hizo una pausa, considerando sus palabras. Mientras esperaban la comida, la voz de ______ aún sonaba en su cabeza. Una mujer no necesitaría de un guardián si un guerrero simplemente se controlara. Tenía razón en lo que había dicho, aunque tal ideología contradijera todo el estilo de vida de Imperia, un estilo en que los hombres eran hombres y las mujeres eran débiles.
Tenía mucho en lo que pensar.
Un maravilloso aroma fue a la deriva hasta su nariz. Frances, la envejecida criada, arrojó numerosos platos en su dirección y algunos trozos de comida cayeron en la mesa. Su estómago rugió. Con voracidad, él comenzó a cortar, morder y tragar, encantado ante tantos sabores, texturas y colores. Los cuadrados marrón claro llenos de oscuras esferas azules eran sus favoritos.______, notó, sólo comió una simple tortilla y bebió de una jarra un espeso líquido verde claro. Con cada trago, ella cerraba los ojos y pronunciaba bajas exclamaciones de éxtasis. Él consideró el empapar su cuerpo con ese líquido y ver lo que pasaba.
- Ahora que esta necesidad está satisfecha, sólo necesito un agradable y tranquilo "apo-rrear" para sentirme
completo — dijo él —. Quizás aquella muchacha esté interesada.
______ frunció el ceño.
Él casi se rió. Esa era la reacción de una mujer posesiva, y una que lo llenaba de esperanzas. Pronto...oh, sí,
pronto el amor de ______, le pertenecería.
- Ten presente — dijo ______ entre dientes —, que no tienes dinero. Las mujeres no duermen con hombres pobres.
- Entonces conseguiré riquezas.
- ¡Como si eso fuera tan fácil! Ante todo, nadie, aparte de mi, te contrataría. Segundo, todo el dinero que
ganaras me pertenecería como pago por alimentarte y alojarte. No soy una mujer que mantiene a un hombre mientras
éste pasa el tiempo tumbado en el sofá, bebiendo cerveza y viendo la televisión.
- ¿Así que, quieres contratarme?
- Sí — dijo ella, después de una pequeña vacilación.
- ¿Quieres, por casualidad, que trabaje en el dormitorio?
Ella lanzó sus manos al aire.
- ¡No! El trabajo que te ofrezco no tiene nada que ver con estar desnudos, terminar desnud0s o desnudarnos el uno
al otro.
Sus palabras dejaban fuera muchas posibilidades maravillosas, pero de vez en cuando, la ropa ofrecía igual o más
estímulo que la carne. Sí, él muy bien podía imaginársela con un largo y brillante vestido azul que tapara
todas sus curvas, cubriendo cada pulgada de su cuerpo. Despacio él levantaría el dobladillo del vestido. Más
arriba. Más arriba, aún.
No terminaría de desnudarla, pero lentamente revelaría la suculenta piel de sus tiernos muslos, y luego...
- Ya puedes dejar de mirarme con ese destello pervertido en los ojos — gruñó, pegándole en la mano que tenía
sobre la mesa. Los vasos sonaron al juntarse —. Tú pintarás, levantarás el suelo, pondrás azulejos, ladrillos
o lo que sea que se necesite hacer. A la casa — añadió ella —, no a mí. Y no quiero oír ninguna queja.
¿Quejarse? ¿Por el trabajo físico? ¿Cuando su cuerpo ya tarareaba con entusiasmo, vibrando por el exceso de
energía?
- Estoy encantado de poder ejercitar mis músculos,______. Haré cualquier cosa que necesites, no importa lo dura
que sea tu petición.
Durante mucho tiempo, ella no dijo nada. Luego dio un largo y profundo suspiro.
- Mira, no soy tacaña ni tan mala, Justin. Realmente no lo soy. Sólo que no sé qué hacer contigo — dejó un
papel verde sobre la mesa —. Venga, vamos. Tenemos mucho trabajo que hacer hoy — se deslizó a través del
asiento y se puso de pie.
Él hizo lo mismo.
Sus miradas se encontraron por un momento antes de que ella girara y se dirigiera a la salida. Justin sólo dio
cuatro pasos antes de que alguien le cogiera del antebrazo. Él se giró, agarrando el arma de su cintura sin llegar sacarla. La pelirroja le sonrió.

Estatua ~Justin Bieber y tú~ [TERMINADA]  By: JavieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora