Capítulo 28.

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Con la insinuación sexual flotando en el aire, _____ se encontró sola.
Sola.
Hora de pensar en el beso, gritó su mente.
- No. No estoy lista — se quejó.
Beso, beso, beso.
Con la comprensión de que no podía eludir lo inevitable por más tiempo, se hundió en el duro suelo de madera lleno de arañazos, descansó la barbilla sobre las rodillas levantadas y recordó. Primero había sentido el ancla de los brazos de Justin alrededor de su cintura y había olido el caliente y masculino olor, y no había querido correr. Quiso sentirlo y tocarlo, permitiéndole sentirla y tocarla a cambio.
Y cómo la había tocado. Había acariciado con la lengua su boca, avivando el calor dentro de ella. El mundo a su alrededor se había descolorido, y solo sintió a Justin. El deseo se había arremolinado profundamente en su vientre, había endurecido los pezones, y se había reunido entre las piernas. Se sintió completamente perdida. Como si jamás hubiera existido como un ser separado. Se había deleitado con cada momento y había tenido hambre de más y más sensaciones gloriosas. El dolor la consumió. La necesidad creció. Su cuerpo entero volvió a la vida, cada punta de sus nervios alerta y listo para la consumación.
La habían besado antes, pero esto, de algún modo, había sido diferente, más que una simple unión de labios. Recordando, comprendió que todos los besos que había experimentado la habían dejado fría y hueca, y que siempre había ansiado huir, corriendo lejos. Con Justin, había ansiado más.
Por primera vez, la química había sido exactamente la justa.
Voy a acostarme con él, admitió entonces. No podía negar más lo inevitable. Como Justin, ella siempre se preguntaría que podría haber pasado si hubiera cogido lo que quería ahora, mientras tenía la posibilidad. Además, ya había llevado las cosas demasiado lejos con Justin. ¿Y cómo la tenía eso? Frustrada, insegura y confusa. ¿Por qué no zambullirse en cualquier placer que seguro la esperaba entre sus brazos? ¿Y al infierno con las consecuencias?
Sintiéndose más feliz de lo que se sintió en días, semanas, hasta años, juntó las herramientas y brincó hacia el trabajo. Dos horas más tarde, tarareaba entre dientes y rompía el linóleo del cuarto de baño de arriba, cuando Justin apareció.
- He terminado con mi tarea — dijo, orgullo de el evidente logro.
Lo enfrentó. Se había quitado la camisa, y vio que el sudor cubría la frente y pecho. Varios rasguños de las afiladas rocas estropeaban el abdomen. La suciedad marcaba la frente. Se parecía a un primitivo dios, fuerte y seguro de sí mismo y tan delicioso. El saber que pronto iba a tener toda esa fuerza encima de ella, dentro suyo, le hacia la boca agua.
- ¿Qué es lo siguiente que me harás hacer? — Preguntó.
- ¿Por qué no lo hablamos? — Sugirió.
La barbilla se inclinó a un lado, y la miró fijamente y con intensidad durante un momento. La satisfacción revoloteó en la profundidad de los ojos. Cabeceó.
- Hablemos.
Nerviosa de repente, no sabía por qué, dejó los instrumentos a un lado y tiró de las rodillas hacia su pecho.
- Siéntate. Por favor.
Se agachó frente a ella, hasta que pudieron mirarse a los ojos. Poniéndose cómodo, se quitó todas las armas atadas con correa del cuerpo y las dejó a un lado.
- Me gustaría que nos conociéramos el uno al otro — confesó.
Independientemente de la reacción que había esperado, no fue la que le dio. Asintió con calma, sin dudar, como si ya supiera que, a la larga, ella capitularía
- ¿Por qué no empiezas tú? — dijo. — Háblame sobre...
- ¡No! — No había querido gritar, pero de pronto se sintió invadida por el miedo. ¿Qué ocurriría si le hablaba de ella, y a él no le gustaba lo que oía? No se parecía a las demás mujeres; carecía de muchas de las gracias femeninas. — Preferiría enterarme de cosas sobre ti. Háblame de tu familia, de tu pasado. Si quieres, claro.
- Te contaré todo lo que quieras saber,______. — Fijó la mirada en la pared, justo encima del hombro izquierdo, quizás viendo a través de ella, a través del paso del tiempo y el espacio, a su otra vida. — ¿Por dónde empiezo?
- Por el principio, desde luego. —
- Eso es mucho tiempo. — Suspiró. Los músculos se estiraron bajo la piel, y colocó la espalda contra la pared. — Mi padre, el Gran Lord Jörg en Sarr, un rey, lo llamarías tú, murió unos años antes de mi confinamiento. Él...
- ¿Tu padre era un rey? — Exclamó, incrédula. Por eso Justin esperaba que sus órdenes fueran obedecidas al instante. Tenía sangre real.
- Sí, pero el trono nunca fue mío.
- ¿Por qué no?
- No fui escogido.
La frente se frunció con confusión.
- Un Gran Lord de Imperia es escogido por el Kyi-en-TraCrystal — explicó. — A la muerte del actual rey, viajeros de todo el mundo tocan la ancestral piedra, el que consiga que el cristal se vuelva de un ardiente color rojo, será el auténtico rey hasta la muerte.
Se imaginó a los jóvenes e impacientes aspirantes de pie, en línea, esperando el turno para tocar la piedra.
¿Así que no conseguiste que el cristal cambiara de color?
Rió suavemente.
- No estés tan triste por mí,_______. El hermano de mi padre, subió al trono. Era un hombre justo y bueno. La
gente lo adoró, como lo hice yo.
- Tú habrías sido un rey espectacular, o Lord, o lo que sea.
Encogió despreocupadamente los hombros.
- La gente no habría estado de acuerdo. Para ellos, mi linaje de hechicero corrompía los derechos.
- Eso es discriminación.
- Pero, aún así, es la verdad.
Apartando la vista, jugueteó con los restos de linóleo disperso a su alrededor.
- Si piensan que estás corrompido, ¿Por qué quieres volver a un lugar tan malo?
- Es mi casa — dijo simplemente. Después se encogió de hombros otra vez. — En Imperia, no puedo ser un gran
Lord, pero soy un hombre honorable, un guerrero de gran habilidad y poder. Aquí sólo soy un hombre que debe
confiar en una mujer para ocuparse de sus necesidades.
Sí, podía ver como eso desgastaría su orgullo.
Estirando las largas piernas, ______ se apoyó contra la pared. El frio del azulejo atravesó el fino material de
la camisa. Sentía que se olvidaba de algo, que tenía algo que decirle. Cuando comprendió qué era, los ojos se
ensancharon, y se maldijo silenciosamente por enredarse en esas historias de reyes y príncipes y no haber dicho
esas palabras antes.
- Siento mucho la muerte de tu padre.
Asintió en reconocimiento a su empatía.
- ¿Cómo murió ? — Preguntó con cuidado
Justin apoyó el codo sobre la rodilla levantada y vaciló sólo un momento antes de contestar.
- Fue asesinado. Contraté a varios hechiceros para que me ayudaran en la búsqueda del culpable, pero nadie fue
capaz de averiguar la verdad.
- ¿Había algún sospechoso?
- Muchos creyeron que mi hermano fue el responsable, pero Ryan no tenía fuerzas para levantarse de la cama esa
noche, mucho menos de clavar una daga en el pecho de un hombre.
- ¿Cómo lo sabes? — Trató de mantener un tono ligero y pausado, no queriendo que notara como sufría por él,
las ganas que tenía de envolver los brazos alrededor de su cuello y llevarse todo el antiguo dolor. — Tu hermano
podría haber estado fingiendo estar herido para proporcionarse una coartada.
- Eso no es posible. Se reponía de una herida de espada. Una herida que le infringí yo. —
Las palabras evocaron imágenes de sangre y guerra, un lado de Justin que sabía que existía, pero que no quería
contemplar. En cambio, prefería pensar en él como un hombre encantador, atractivo y sexy. Un hombre que era un
príncipe y debería haber sido rey.

Estatua ~Justin Bieber y tú~ [TERMINADA]  By: JavieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora