Capítulo 37.

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Se encogió con delicadeza.
- Supongo que el café es un gusto adquirido. No lo bebo a menudo, pero de vez en cuando me apetece.
Frunciendo el ceño, se limpió el líquido restante de la boca y ella observó fijamente el movimiento de la mano. Cuando se quedó inmóvil, se inclinó sobre el mostrador y descansó los codos en la superficie manchada. Una aturdida mirada, soñadora iluminaba los ojos, como si estuviera perdida en algún tipo de fantasía. ¿Qué estaría pasando por aquella mente? Conociendo a ______, probablemente se imaginaria que estaba nadando en una gigantesca tina, llena del líquido verde. ¿O quizás, como él, de pronto imaginaba cuerpos desnudos y besos que aceleraban el corazón?
La sangre de Justin se encendió al instante. Ayer, habían estado a punto de copular.
Tan cerca.
Dos minutos más y la habría tenido desnuda. Tres minutos más y habría entrado en ella. Cuatro más y la habría tenido gritando su nombre mientras olas y olas de placer la volvían a sacudir. Gozó con su culminación, cuando se corrió la primera vez, casi derramando su semilla, de tan intenso que había sido su placer. Jamás había sido testigo de nada tan sensual.
¡Maldito Nick Klein!
En ese momento, ______ sacudió la cabeza, y su expresión soñadora desapareció. Deseó que volviera a las fantasías, pero, seria ahora, deslizó una hoja de papel directamente delante de él.
- Mira. — Dijo, olvidándose de las desenfrenadas necesidades que se estrellaban a través de su cuerpo. La yema del dedo le rozó la mano y él aspiró con fuerza. — Hice una lista con todos los psíquicos de Texas. He llamado a la mayoría y he tachado los que parecían sospechosos. Tenemos tiempo de visitar a tres, tal vez cuatro, luego iremos a trabajar.
Un día antes, le habría arrebatado rápidamente la lista y le habría exigido que visitaran a todos hasta que hubieran encontrado lo que necesitaba. Pero ahora, de hecho, ni siquiera pensaba en acostarse con ______ ¿Cuándo no pensaba en acostarse con ______?, sino en convencerla de que fuera su compañera de vida temporal. El lecho de ella tendría que esperar hasta que tuvieran el suficiente tiempo para disfrutar el uno del otro completamente, ya que ahora sabía que no se conformaría con nada menos que no fuera hacerle el amor larga y pausadamente.
Pero debía ser cuidadoso.
¿Cómo reaccionaría? La miró, intentando adivinar. El pelo caía en torrentes por la espalda, espeso y brillante, como una corona de esplendor reservado sólo a las criaturas celestiales. El rostro era inexpresivo. Despacio, para no asustarla, se puso de pie, rodeó el mostrador y se acercó. Colocándose detrás, agarró varios mechones de su pelo y se los llevó a la nariz, aspirando el floral perfume, acariciándose con ellos la mejilla. Los ojos se cerraron en éxtasis.
- ¿______?
- ¿¡Um!? — Se apoyó contra él.
- Me gustaría que vinieras a Imperia conmigo.
- ¿Qué? — Giró para afrontarlo, perpleja ante las palabras.
- Cuando encontremos a un hechicero, quiero que vengas conmigo a mi mundo.
Lo dijo tan tranquilamente, como si para ella fuera la cosa más natural del mundo saltar a través de una galaxia a otra. La idea la tentó. Estudiar las casas de los extraterrestres, comer alimentos extraterrestres, y lo mejor de todo, dormir en una cama extraterrestre con Justin. ¿Podría abandonar el trabajo, aunque fuera para semejantes vacaciones?
- ¿Cuánto tiempo querrías que me quedara?
- Todo el tiempo que quieras. — Apoyó la cadera contra el borde del mostrador, y la miró fijamente. — Los hechiceros abundan en mi mundo. Cuando estés lista para marcharte, pagaremos a uno para que abra un vórtice. Así de simple.
- No, no es simple. Lamento decir esto, pero y si... ¿Y si te conviertes otra vez en estatua mientras estamos allí?
Un músculo se tensó en la mandíbula.
- Si para entonces no he conseguido que me ames, regresaremos antes de que la maldición surta efecto. ¿Ahora, deseas venir o no?
- No sé — dudó.
- ¿Ayudaría el saber que debes casarte conmigo antes de poder viajar?
La boca se abrió de par en par, y las rodillas casi se derrumbaron.
- ¿Casarme contigo? Creía que los matrimonios entre un hechicero y un mortal estaban prohibidos.
- Soy el hijo de un Gran Lord. Hago lo que me place.
- Así que, ¿Realmente, REALMENTE me estás pidiendo que me case contigo? — Rió, una risa genuina, feliz, pero que no pudo evitar. No parecía importar que lo que sugería fuera ridículo, que tanto el uno como el otro se conocían desde hacía muy poco tiempo y que él, muy posiblemente, podría estar usando el matrimonio como un medio para obtener lo que quería. La alegría simplemente viajó a través de ella de una forma alarmante.
- Mi gente no te aceptaría si no fueras mi compañera de vida, así que, sí, realmente, de verdad te pido que te cases conmigo. Durante un tiempo — añadió.
Durante un tiempo. Las palabras se grabaron en la mente, destruyendo poco a poco la alegría.
- Debo advertirte — dijo, casi en el último momento — que no estoy seguro de la diferencia temporal que
existente entre nuestros mundos.
- ¿Qué quieres decir?
- Sospecho que el tiempo pasa más rápidamente aquí — explicó — pero cuánto exactamente, lo desconozco.
- ¿Entonces podría visitar Imperia durante cinco días, pero cuando vuelva, podrían haber pasado aquí
quinientos años?
La mandíbula se tensó, y supo que no quería contestar, pero lo hizo de todos modos.
- Correcto. Sólo hay un hechicero que tiene el poder de manipular el tiempo. Mi hermano, Ryan, el sumo sacerdote
Druinn. Aunque nunca haría nada por ayudarme.
Las probabilidades y posibilidades fueron a la deriva en su mente. Si decidiera irse, definitivamente podía volver
a la Tierra, pero la Tierra que conocía podía ser muy diferente de la que se marchó. Nunca podría volver a ver
la maliciosa sonrisa de Nick. Nunca sentiría el calor de los abrazos de Denver y Erik. Nunca disfrutaría otra vez
de la consoladora presencia de Gray. U oiría la ronca risa de Brian por teléfono. Todo por quedarse con Justin
durante un tiempo.
- Lo siento — le dijo, mirándolo al pecho. No quería mirarlo a los ojos, no quería ver si se oscurecían con
la decepción o se enfriaban por la indiferencia como creía que ocurriría. — No puedo casarme contigo, y no
puedo irme contigo. Mi familia está aquí.
Asintió con brío, como si entendiera los motivos, pero no les gustaran.
- Te daré tiempo para que lo pienses.
Alzó de golpe la cabeza y lo miró fijamente.
- No necesito tiempo. Ya te di mi respuesta.
- Aquella respuesta no era aceptable. Necesitas más tiempo, y estoy dispuesto a dártelo.
Parte de ella quiso reír en silencio, otra parte quiso gritar. Señor, esto iba a ser duro, muy duro. ¿Por qué
tenía que hacerlo más difícil? Sabía, más allá de toda duda, que se quedaría aquí, donde pertenecía y
también sabía que continuaría sin ella, sin sentir ningún remordimiento. Quizás eso era lo que más le dolía.
¡Maldita sea! ¿Por qué no podía ser el machista dominante que pensó que era la primera vez? Pero no. Resultó
ser algo más que un tirano dictatorial, resultó ser un Príncipe Encantador. Bajo su –las mujeres son
subordinados– bombeaba el corazón de un hombre poderoso pero apacible cuyo toque derretía sus reservas y cuya
determinación era admirable. No, no podía confiar en él pero todavía lo deseaba.
Tenía que cambiar de tema antes de que sucumbiera a las lágrimas.
- Mira, me voy a hacer footing, que es un tipo de deporte donde uno tiene que correr ciertos kilómetros —
explicó ante la expresión confundida. Tenía que hacer footing. — Mientras estoy fuera, puedes probarte la ropa
nueva. Ayer compré un par de pantalones, algunas camisas, zapatos, y, algo de ropa interior. Cuando vuelva, visitaremos las direcciones de mi lista.
- Insisto en hacer footing contigo.

Estatua ~Justin Bieber y tú~ [TERMINADA]  By: JavieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora