Capítulo 43.

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- Bien, de acuerdo. Vuelvo en seguida. — Caminó con dificultad hasta la barra y cuando alcanzó la reluciente madera de caoba, Justin estaba a su lado. Dos camareros estaban de turno, mezclando bebidas y abriendo cervezas. Una mujer se mantenía a distancia en la esquina, secando vasos de cristal; el brillante esmalte de uñas de color naranja reflejaba la intensa luz y el pelo era de un rico, profundo púrpura. Tenía un cigarrillo sujeto entre los rosados y brillantes labios; la ceja perforada y una hilera de sombreros de cowboy tatuados en el brazo derecho.
Pagó un ron con coca-cola para ella y una seven up para Justin, sabiendo que no querría nada que contuviera –Lámelo–, a no ser que eso implicara una tina llena de mujeres desnudas. Los dedos se apretaron sobre el cristal ante la idea de él con otras mujeres. Prácticamente le tiró la bebida.
- Toma.
Uno de los camareros masculinos miró a Justin dos veces, los ojos abriéndose cada vez más.
- ¡Eh!, No es usted... Mierda santa. No me lo puedo creer. Hombre, usted se parece a Mike Calman, el mejor jugador que ha tenido nunca los Wyoming Wranglers. ¿Me daría un autógrafo? — Deslizó una servilleta sobre la superficie de la barra.
Las palabras Mike Calman hicieron que varias personas se dieran vuelta y miraran fijamente a Justin. Siendo una ávida seguidora de los deportes, _____ había visto a Mike Calman conducir a su equipo a varias victorias importantes durante los últimos dos años, y no creía que Justin se pareciera en algo a la célebre estrella del fútbol. Sin embargo, en unos segundos, un grupo entero le rodeaba, haciéndole preguntas como:
- ¿Dónde está su anillo del Super Bowl? ¿Quién va a sustituir a Coach Garedy? ¿Piensa usted jugar para los Cowboys?
No tenía ni idea de lo Justin contestaba, pero independientemente de lo que dijera, la gente estaba encantada. A los que se molestaron en echarle un vistazo, trataba de explicarles que no era un jugador profesional de fútbol, pero las protestas eran tomadas en broma. Finalmente, ya tuvo bastante y tiró de su brazo.
- Volvamos a la mesa, Mikey.
Asintió, aunque de mala gana.
Justo volvía a la mesa cuando, por el rabillo del ojo, vio a la mujer del pelo púrpura acercándose por detrás de la barra. Los ojos estaban llenos de intenciones, y ni siquiera el espeso y puntiagudo rímel, podía enmascararlo.
- ¿Hay algo que pueda hacer por ti, dulce? — Le preguntó a Justin. — No vemos a muchos jugadores profesionales de béisbol por aquí, pero estoy segura que puedo pensar en algo para mantenerte entretenido.
Las mujeres liberadas eran un fastidio, decidió _____.
- El Sr. Calman simplemente está aquí para relajarse. En privado.
La mujer mantuvo la atención sobre Justin mientras la mirada se oscurecía por la decepción. De algún modo, fue todavía capaz de transmitir un interés caliente, sexual.
- ¿Estás seguro, dulce? Soy realmente buena con... Las pelotas.
- ¿Qué tienes en mente? — preguntó él.
______ se puso rígida. ¡Cómo se atrevía! Le había traído a Lubbock con toda la generosidad de su corazón. Le debía un poco de consideración. Y el quedar con una camarera pelandrusca no era su idea de consideración.
- Soy Rinnie, a propósito, y una gran admiradora suya. Juro sobre la Bandera Lone Star que nunca he visto a un jugador con tanta fuerza. — Apretó su bíceps con énfasis. — ¿Le importaría subir?. Las muchachas querrán conocerle.
- No, no me importa.
- No sabía que tuviera acento. Es tan lindo. — Rinnie sonrió abiertamente, una amplia sonrisa que se extendió de oreja a oreja revelando los dientes delanteros ligeramente torcidos, pero aún así atractivos. — Venga. Le presentaré a algunas personas. La parte de arriba es la zona VIP y está reservada a las personas más importantes y usted, Mike Calman, es definitivamente VIP... Verdaderamente Impresionante Paquete.
Subieron, aunque por el ceño que Rinnie le dirigió a ella, supo que no era bienvenida. Los dientes de _____ se apretaron cada vez más a cada paso. Había una muchedumbre, una igual mezcla de hombres y mujeres, situados en un espacio grande, hablando y riendo. El área entera parecía más bien un restaurante que una barra. Las pequeñas y redondas mesas estaban situadas alrededor de un seductor bufete lleno de enchiladas, arroz, salsa de queso y patatas chips. La boca se le hizo agua, pero no hizo ningún movimiento para comer. Estaba demasiado ocupada vigilando al señor importante. Que la fulminara un rayo si no estaba siendo demasiado buena. Como un enjambre de abejas, todas las hembras se arremolinaron alrededor de Justin como si fuera un jarro lleno de miel y tuvieran que comérselo o morir.
Rinnie hizo las presentaciones.
- ¡Eh! Escuchen. Estoy segura de que ya saben quién es éste magnífico hombre, así que no me molesten.
Durante la siguiente hora, Justin habló y rió con cada uno de ellos menos con ______, absorbiendo toda la
atención como si fuera el oxígeno necesario para vivir. Echando humo, apoyó una silla contra la pared en la
parte de atrás y se dejó caer en ella. De vez en cuando un hombre valiente se acercaba y coqueteaba con ella,
pero sus réplicas cortantes combinadas con las fulminantes miradas tipo disponte-a-morir que les dirigiera Justin,
provocaba que todos los hombres se marcharan precipitadamente. Una vez que se encontraba sola otra vez, Justin
volvía la atención a la mujer con la cual coqueteaba en ese momento, olvidándose de ella.
No estaba exactamente segura de lo que pretendía. ¿Darle una lección, quizás por terminar con el beso demasiado
pronto? ¿Demostrarle que si no lo agarraba rápidamente, otra más lo haría? Oh, sí, eso era exactamente lo que
pretendía, comprendió cuando lo miró y, realmente, examinó los ojos. Estos reflejaban una dura y afilada
determinación, no placer. Señor ¿Cuántas veces había visto a sus hermanos hacer eso mismo con sus mujeres?
Bien, podía enseñarle a Justin una lección. ¡Estaba más que demostrado que _____ Klein era una experta en el
Juego de las Citas! Lamentablemente, ya había espantado a la mayor parte de los hombres que había en la
habitación, así que las opciones eran limitadas pero, de todos modos, le hizo señas a un hombre bajito,
regordete que tenía una sonrisa que decía soy-muy-flexible.
Se le unió, impaciente
Justin observó a ______ interactuar con el recién llegado; sonreía, reía y actuaba como si hubiera estado
perdida en el desierto durante un año entero y el hombre rechoncho pudiera ofrecerle agua. Una oscura furia se
alzó en su interior, tan potente que ansió tener la larga y afilada espada a mano. Vio como el hombre deslizaba
el brazo sobre los hombros de _____ ... Era hombre muerto si no le quitaba ese miembro ofensivo inmediatamente.
______ dijo algo al hombre marcado-para-morir. Las mejillas de éste se volvieron rojas y se alejó enfadado.
Justin se relajó. Mejor. Mucho mejor. Por sus propias acciones, _____ le pertenecía. Lo había besado, le había
permitido dormir al lado de su cama, hasta le había escuchado mientras le hablaba de su familia. No permitiría
vivir a ningún otro hombre que se atreviera a tocar a la que sería su compañera de vida.
Algo acarició su mandíbula. Giró un poco y desvió la atención, frunciendo el ceño. La mujer que estaba a su
lado era persistente, trazando el rostro con la yema del dedo. Ya le había ofrecido el uso de su cama tres veces,
incluso había resbalado una llave en el interior del bolsillo. Murmuró algo rápido e impersonal en su
dirección, y luego giró de nuevo y contempló a Mishel. Fruncía el ceño, pero estaba sola.
En ese mismo momento, alguien empujó una botella de cerveza en la mano de _____ . Dejó a un lado el vacío vaso
de ron con cola. No tenía sed, pero cuanto más miraba disimuladamente en dirección a Justin, más se imaginaba
en un ring de boxeo con todas las mujeres presentes, así que bebió. Profundamente. Nunca le había gustado el
sabor de la cerveza, pero antes de que se diera cuenta, había consumido cuatro botellas.
Una camarera llegó con una bandeja llena de chupitos y de nachos.
- En honor a Mike — dijo. Los aplausos se extendieron por toda la sala y se encontró cogiendo un chupito, luego
otro, sin mirar a los nachos una segunda vez, Justin, notó, ni siquiera bebió un sorbo del agua, ya que tenía la
mirada demasiado ocupada en ella. ¿Había aprendido ya la lección? No lo bastante bien, supuso. Arqueando una
ceja, lo miró de arriba abajo y levantó el chupito en un saludo silencioso, un saludo que decía muérdeme. Una
morena patas-largas, que llevaba una minifalda elástica, y un top minúsculo, saltó juguetonamente en su regazo.

Estatua ~Justin Bieber y tú~ [TERMINADA]  By: JavieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora