Capítulo 35.

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- Lo siento, Justin — dijo con voz suave y apacible. — No entiendo lo qué dices. — Trazó con la yema de sus dedos, las cejas y se sorprendió cuando se percató de la mirada de ya-os-lo-dije, que Nick le dirigió al resto de los hermanos.
Justin habló otra vez, esta vez en inglés.
- ¿Qué tipo de poción del diablo me dieron tus hermanos? Yo quería — tragó — no morirme. — Las palabras salían mal pronunciadas, casi incomprensibles, y tuvo problemas para descifrar lo que decía.
- ¿Qué es esto? — gritó Nick.
_______ miró alrededor, esperando encontrar...¿Qué? Un cuerpo decapitado, tal vez. O una bomba que hacia tic-tac a punto de explotar. Pero lo que se encontró fue con Nick sosteniendo una de sus bolsas de plástico, con un oscuro ceño y los labios apretados mientras revisaba el contenido.
Saltó rápidamente del sofá en que estaba tendido Justin. Los brazos se balancearon arriba y abajo luchando por algo solido dónde agarrarse, pero eso no la paró.
- ¡Dame eso! — dijo, lanzándose sobre Nick.
Una fracción de segundo antes de que los cuerpos chocaran, Nick le tiró la bolsa a Gray, pero éste falló en cogerla. El contenido se desparramó sobre la alfombra.
Tic-tac, tic-tac. El único sonido que se escuchó fue el tic tac del reloj de su abuelo. Todos los ojos se fijaron en lo que se extendía, tan claramente, por el suelo. En vez de lanzarse al suelo y recogerlo todo rápidamente, se estiró y alzó la babilla orgullosamente. Sin embargo, no pudo controlar el rubor y supo que, si hubiera un detector de incendios cerca, lo habría hecho saltar.
- ¿Cuatro cajas de condones? — gritó Gray.
- ¿Esposas? — Añadió Erik con un tono algo más discreto.
- ¿Cuerda y un plumero? — Gritó Denver con una mirada capaz de provocar fuego.
No estoy aquí, pensó ______. No estoy aquí de pie mientras mis hermanos comen con los ojos mis compras. Nado en un claro océano azul, con el viento azotando mi pelo y el agua salpicando mi cuerpo.
Aquella fantasía tuvo un abrupto final cuando Nick gritó.
- ¿Qué clase de pervertida eres ______?
Eso consiguió que su carácter explotara.
- ¡Fuera todos ustedes! — Señaló con un dedo la puerta. — ¡Fuera ahora mismo. No les volveré a dirigir la palabra a ninguno durante el resto de mi vida. Irrumpen en mi casa, golpeáis a mi... Mi amigo y ahora pensáis que podéis husmear entre mis cosas!. ¿Alguna vez han tratado, a cualquiera de ustedes, con tan poco respeto?
Lograron aparentar arrepentimiento, pero ninguno de los hombres se movió hacia la salida.
- ¡Si quiero tener sexo con un hombre mientras está atado a mi cama y hacerle cosquillas por todo el cuerpo con una pluma, eso es asunto mío!
Otra vez, silencio.
- Soy lo bastante mayor para tomar mis propias decisiones.
- Eres nuestra única hermana — dijo Erik, como si eso lo que explicara y lo perdonara todo.
- Sólo queríamos conocer a tu nuevo novio, cariño. — Gray señaló al ahora inconsciente Justin con una inclinación de cabeza. — Me dijiste que no salías con nadie y luego me entero, cuando Nick llama, que estás retozando sobre el suelo del cuarto de baño con un modelo de portadas románticas de Anguilla.
Estrechó la mirada en Nick, el traidor.
Él se encogió de hombros, avergonzado, como si dijera:
- ¿Qué más podía hacer un hermano? — Luego sonrió abiertamente. — ¿Lamentarías que arrancara algunas plumas de ese plumero? Esa muchacha con la que me estoy viendo es realmente...
- ¡Fuera!
- No te enfades, cielo. — Guiñándole un ojo, Erik metió las manos en los bolsillos. — Te queremos y sólo intentamos protegerte.
El discurso no le sorprendió. Era el pacificador de la familia y el mayor de todos. También era un Ranger desde hacía tiempo. La profesión que había escogido estaba tan en desacuerdo con su naturaleza pacífica, que le gastaba bromas sobre que era un activista reprimido.
Suspiró.
- Se las devolveré, ya lo saben ¿Verdad?
- Lo sabemos. Siempre lo haces. — Denver perdió el tono afilado, hasta le dedicó una media sonrisa — Queríamos que Justin supiera con quién rendiría cuentas si te hacía daño. Éste es el primer hombre por el que has mostrado algún interés, y no queremos que salgas herida.
Muy a su pesar, ______ se ablandó. Todavía conseguiría su venganza, pero abandonó las imágenes de una carnicería. Incluso aunque la volvían loca, haciéndole desear no ser la única chica, realmente amaba a cada uno de sus hermanos. Toda la vida, esos guapos y maravillosos hombres, incluyendo al ausente Brian, la habían protegido. La habían salvaguardado del daño y el dolor. La querían, siempre la querrían, y no podía culparlos de que quisieran mantenerla en una caja fuerte.
Pero podía culparlos de ser tan malditamente fisgones
- Debéis de entender que ya soy una mujer. Puedo salir con quien me dé la gana, con o sin su aprobación.
- Sí, pero... — Comenzó Gray.
- Sin peros — le cortó. — No interrogo a sus novias, tampoco las emborracho ni las golpeo.
Cada cara masculina mostró su propia versión del remordimiento.
- Pero mereció la pena, creemos que es un buen tipo — le dijo Erik.
- Es diferente. De un modo bueno — añadió Denver. — Nunca imaginé que un hombre pudiera luchar con una
espátula.
______ rió; simplemente no pudo detenerse. Algunas mujeres tenían el poder de saber lo que un hombre realmente
quería decir cuando hablaba, y en ese momento, era una de ellas. Erik y Denver exactamente decían que su Justin
era extraño.
- Puede ser diferente — les dijo — pero es mío. — Al menos por ahora.
Erik asintió.
- ¿Por qué no lo traes al almuerzo del sábado con papá? Necesitamos una oportunidad para recompensarte por esta
noche.
- Prometemos portarnos bien. — Nick le dio su acostumbrada sonrisa de
si-crees-que-es-necesaria-una-evaluación-mental.
¿De verdad compartieron ella y Nick los mismos padres? Quizás él había sido adoptado. — Pensaré en ello,
¿De acuerdo? No estoy segura de cuánto tiempo más los podré soportar.
- Bastante justo.
Uno por uno, los hermanos le besaron la mejilla. — No dejen que Gray conduzca — ordenó.
- Danos algún crédito — le respondió Denver sobre el hombro.
Después, todos se dirigieron a zancadas hacia fuera. Bueno, todos menos uno. Gray tropezó.
- No olvides lo del sábado — dijo, sin pronunciar del todo bien.
- No lo haré. — Suspirando, los despidió con la mano.
Sola por fin, volvió dentro y cerró todas las puertas, manteniendo a los depredadores, tanto familiares como no
familiares, en el exterior. Sacudiendo la cabeza regresó junto al sofá.
Justin seguía inconsciente.
Dormido, los rasgos estaban relajados, dándole un aire infantil que nunca había asociado con él antes.
Infantil... Era difícil imaginar que éste guerrero duro, fuerte...Borracho, alguna vez había sido un niño. La
sensualidad innata, el porte autoritario y la evidente calma que a veces adoptaba le hicieron pensar que, quizás,
había nacido directamente del muslo de su padre, como un antiguo dios griego.

Estatua ~Justin Bieber y tú~ [TERMINADA]  By: JavieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora