Capítulo 55.

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Bebió un trago de la bebida fría y cerró los ojos con satisfacción. Quizás los orgasmos provocaban que, de repente, las mujeres apreciaran las cosas más intensamente al tener los sentidos más agudizados. Se estremeció, nunca había probado nada tan delicioso. El aire nunca había olido tan dulce, ni la ropa se había sentido nunca tan agradable contra la piel.
Si sólo pudiera pasar el día entero en la cama... pero tenía demasiadas cosas que hacer hoy. Desde la llegada de Justin, iba muy retrasada en su trabajo. El Victorian tenía que pintarse, por dentro y por fuera, y esperaba haberlo terminarlo ayer. Pero ni siquiera había empezado.
Sin embargo, antes de marcharse, quería observar a Justin desayunar. Hacía sólo veinte minutos, había hecho lo que juró que nunca haría otra vez: cocinar para un hombre. Sorprendentemente no había querido olvidarse de ningún ingrediente, ni había querido usar el agua del inodoro, o tirar la tostada al suelo. No, había mostrado una sonrisa auténtica mientras metía los alimentos en el horno. Ahora, el completo y saludable desayuno esperaba sobre la encimera para su disfrute.
Justin entró en la cocina, desnudo e imperturbable.
- Algo huele maravillosamente — dijo con la voz ronca por el sueño.
En el momento en que la descubrió, la miró de una forma que ahora reconocía como carnal. Pero no fue eso lo que despertó su excitación, no, fue la gruesa y larga erección que se extendía entre las piernas.
Pensó que si los hombres de la Tierra fueran tan vigorosos, las mujeres nunca dejarían el dormitorio, o la encimera de la cocina... o el suelo de la sala de estar.
Se apoyó detrás de ella y le olisqueó el cuello.
- Creo que eres tú,______.
Ella suspiró con ternura, recordando el banquete especial que le tenía preparado. Girándose en su silla le enfrentó.
- Tengo algo para ti.
- Hmm, me gusta cómo suena eso — se inclinó más abajo para mordisquearle la clavícula.
- Espera — se rió y le apartó —. Abre la boca.
Aunque vacilante, hizo lo que le pidió. Disimulando una enigmática sonrisa extendió la mano, levantó la barra Hershey• del mostrador, y partió un trozo. Luego le colocó el pedacito en la lengua.
- Cierra — pidió.
Los labios separados se juntaron. Entonces agrandó los ojos ante el dulce sabor que le inundó la boca.
-_______— suspiró, el tono pesado por el éxtasis y la reverencia —. Tenemos que cubrirte el cuerpo entero de este magnífico alimento.
Tres horas más tarde desayunaron y se ducharon, después de mucho chocolate y sexo. Luego se marcharon hacia el Victorian. Frances y Heather estaban ya allí, esperando en el porche. Si ella hubiera sabido que vendrían tan temprano, no le habría permitido a Justin seducirla otra vez. Bueno, añadió después de pensarlo un momento, no le habría permitido seducirla tan lentamente.
- Buenas tardes — saludó.
Frances le ofreció una sonrisa impaciente, lo suficientemente luminosa como para rivalizar con la luz del sol.
- Buenas tardes a ti también.
- Espero que no hayáis estado esperando mucho tiempo. Justin y yo estábamos... ocupados — el rubor repentino les dio a entender, exactamente, como de ocupados habían estado, y en qué.
Frunciendo el ceño Frances soltó.
- Creía que él estaba prohibido — las mejillas se le tiñeron de un rojo más intenso que las de la propia ______.
- Lo está para todas, excepto para mí.
Él se rió de ella. Oh, que dulce fue esa confesión.
Heather permaneció en silencio, apoyando la espalda contra la vieja pared de madera del porche. Seguramente las astillas debían de clavársele a través de la tela del jersey rosa, pero actuaba como si se inclinara sobre suaves y mullidas nubes.
Había algo diferente en la muchacha hoy. Algo más suave. Un brillo en la piel que ______ nunca había notado antes. Pero lo que más la desconcertaba era el hecho de que Heather no le echó ni un vistazo a Justin. Es más, fingía que no existía.
Preguntándose qué pensamientos harían girar las ruedas mentales de la chica, _______ condujo al grupo dentro. A su espalda, Frances jadeó.
- Oh, este sitio es encantador, ______— luego hizo una pausa —. O lo será cuando todo esté arreglado.
- ______ lo convertirá en una residencia espectacular — comentó Justin con una nota de orgullo en el tono. Le dirigió una mirada burlona —. Es buena en todo lo que hace.
La camarera le miró de forma extraña, como si nunca hubiera oído tal alabanza de los labios de un hombre.
- Heather — comenzó ______—, tu madre mencionó que tienes talento para la horticultura.
Heather la miró con esperanza.
- Supongo que lo tengo.
- Genial. Comenzarás quitando las malas hierbas y fertilizando el jardín de atrás. Una vez termines, puedes plantar las flores que más te gusten.
Los ojos negros de la muchacha la miraron con alegría, una frágil alegría que parecía algo extraño y nuevo para ella. ¿Nunca antes habría experimentado esa emoción?
- Necesitaré una azada y una pala pequeña.
- Todas las herramientas necesarias están en el cobertizo — terminando con ella, ______ centró la atención en
Frances —. Mientras Heather arregla la parte de atrás, me gustaría que trabajaras en la de enfrente.
- ¿De verdad? ¿También quieres un jardín? — Frances se frotó las manos prácticamente saltando de entusiasmo
—. ¿Qué te parece si planto azucenas, lirios y lavanda alrededor del porche? Y quizá, ¿una celosía en la
pared norte?
- Eso suena maravilloso. De hecho, ¿por qué no coges la camioneta y compras todo lo que necesitas en Garden
Warehouse? Puedes ponerlo a mi cuenta.
- ¿ De verdad? — preguntó Frances de nuevo.
- De verdad.
Radiante, Frances comentó:
- Nunca me cansaré de agradecértelo, ______— con eso, aceptó las llaves de la camioneta y saltó hacia la
puerta.
- También yo — añadió Heather tan suavemente que ______ apenas la oyó. Luego la muchacha se marchó.
- ¿Y qué tienes para mi hoy? — preguntó Justin.
El primer impulso de ______ fue decir, A mí, a mi. En vaqueros y camiseta ajustada, Justin estaba más atractivo
de lo que cualquier hombre tenía derecho a estar. Sin embargo, lo primero era lo primero. Ya tenía demasiadas
tareas que necesitaban su atención. Su cuerpo tendría que esperar. Apenas.
- ¿Por qué no vas con Frances? — sugirió —. Así la ayudarás con las compras pesadas.
Una expresión afligida se reflejó en su rostro.
- Si tengo que escuchar otro de sus chistes sobre hombres, no seré responsable de mis actos.
______ soltó una risita.
- Anda vete, antes de que te eche de menos.
- Iré — concedió —, pero sólo porque quiero hacerte un favor.
¿Alguna vez había sido creado un hombre más perfecto?
- No menciones que eres de otro planeta, ¿vale? Si lo haces nos encerrarían durante mucho tiempo.
Al escuchar ese último comentario se animó.
- No nos encerrarían juntos — le aclaró con una gran sonrisa —. Ahora sal de aquí.

Estatua ~Justin Bieber y tú~ [TERMINADA]  By: JavieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora