Prólogo

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Sonreí, pero no de felicidad o alegría, que eran las emociones que ella hacía florecer en mi, sonreía aunque en ese momento estaba hecho mierda. Sonreía con burla, me burlaba de mí. De lo estupido, imbecil y tonto que fui al creerle todo a su fiel esposa.


Todos tenían razón acerca de ella y yo no lo quise hacerles caso.

- Matt mi amor, no es lo que crees..- malditas putas palabras, hacían que el dolor que sentía en mi pecho solo se profundizará más.


- No Pilar, no es lo que creo. Solo veo que estás dejando que mi mejor amigo te folle en nuestra cama. ¡PERO NO ES LO QUE CREO! - no suelo gritar, realmente casi nunca lo hago pero esta situación me supera.


Encontrar a tu amada esposa y al que creías que era tu hermano en TU puta cama, creo que es una situación que superaría a cualquiera.



-Matthew por favor no grites...

La voz del susodicho solo hizo que mis nervios terminaran de colapsar y que mande todo al mismísimo infierno.


- ¿QUÉ NO GRITÉ PAUL?¿QUÉ NO GRITÉ MALDITA SEA? TÚ MAS QUE NADIE SABÍAS EL AMOR QUE YO LE TENÍA A ESA MUJER, CREÍ QUE ERAS MI HERMANO- Todo en mi se rompió en el momento que crucé la puerta y los vi.



Pilar era eso... Mi Pilar, mi cable a tierra, la luz de mis ojos...el motivo por el cual luchaba día a día.



Todos me decían que ella era una trepadora, que solo me estaba utilizando, que me cuidara. Hasta mi padre, el ser más antipático que existe me dijo que ella era una arpía. Claro yo no los escuchaba. Hacia oídos sordos por qué estaba y estoy profundamente enamorado de esta rubia de ojos marrones. Ahora veo que lo que dicen es cierto, el amor te convierte en ciego y sordo, en mi caso en un estupido manipulable.


Sino hubiese llegado temprano a casa este día, ambos seguirían viéndome la cara de idiota mientras se burlaban de mí a mis espaldas y yo seguiría siendo un crédulo que les creería todo.


Quiero romperle la cara a Paul y gritarle barbaridades a Pilar pero nos serviría de nada.




Eres mejor que eso Matt.



-Se visten y se largan de mi casa.


-¿Qué?- el susurró de ella solo hizo que me volteara para no seguir viendo a la mujer que amo desnuda junto a otro hombre que no soy yo.


- LO QUE ESCUCHARON MALDITA SEA, SE VISTEN Y SE LARGAN DE UNA PUTA DE VEZ DE MI CASA. NO ES UN MALDITO MOTEL PARA COJER.


Escuché el sollozo de ella pero no le di importancia, no voltee a verla por qué yo estaba mordiendo mi labio inferior para no dar una escena patética frente a ellos.



Salí de la habitación y solo dar unos cuantos pasos lejos de esta fui consciente de que estaba llorando al sentir una gota salada en mi boca.


No era mi idea que esas escorias me vean así.

Bajé las escaleras a trote cada dos peñascos para luego ir a la sala a sentarme en el sillón principal, las lágrimas caían solas sin mi permiso haciendo que me sienta molesto conmigo mismo, me las sacaba con brutalidad y solo dolía cada vez más. Mi cuerpo estaba encorvado levemente mientras mis codos estaban en mis rodillas haciendo que mis manos sostengan mi cabeza.


- Jodida mierda - susurré.




Hoy era un día especial, por fin tendría ese contrato que tanto empeñó había querido conseguir y me había esforzado solo para poder comprarle eso que Pilar tanto quería.

Quería dárselo hoy, llegar a casa, verla acostada en el sillón viendo esas revistas que tanto ama y sorprenderla.








Ahora veo que el sorprendido fui yo.








Trató Señor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora