Subastada |Zayn Malik y tu| TERMINADA

Capítulo 98

No sabía si irme corriendo, o simplemente quedarme en sus brazos.

Me bajé de su torso, el agua aún corría por nuestros cuerpos, me sentía tan confundida, ¿Qué clase de juego era este? Terminamos de darnos una "ducha" y lié una toalla a mi cuerpo, seque mi cabello mojado y salí de allí para vestirme, tomé una suave pijama vieja y me vestí lo más rápido posible.
Tenía que hacer la cena, ya se me hacía tarde y tenía que terminar de ordenar los papeles que Zayn me había entregado. Por un momento, mis ojos ardieron, aunque no me sentía estresada, y sabía muy bien por qué.
Necesitaba a Jenny, aquí y ahora mismo.
Preparé la cena y mientras lo hacia, pensé en algún plan para poder lograr esa meta, tenia mucho tiempo sin saber de ella y lo malo es que no sabia, literalmente, nada de ella. ¿Dónde estaba? ¿Dónde vivía? ¿Con quien?, si aún estaba en la ciudad... Tenía que convencer a Zayn de alguna manera.

[*...]

Coloque los platos sobre la mesa, la cena ya estaba lista y ya tenía un plan en mente sobre Jenny y mis ganas de verla. Soné intencionalmente los platos con la cerámica, y Zayn llego al instante, serví jugo en dos vasos de vidrio y los coloqué junto a la comida, sobre la mesa.
No tenía la intensión de contarle o preguntarle a Zayn sobre mi plan de ver a Jenny, obvio que no le diría el drama que haría si no aceptaba, pero si sobre lo pensado.
Comíamos en silencio y así nos fuimos en silencio a nuestras habitaciones, y no era el tipico incomodo, era relajante y de momentos cachaba a Zayn mirándome fijamente y al darme cuenta, me sonreía de punta a punta. Ugh, creo que si llegó a ser muy incómodo pero sólo para mi.

[*...]

Me encontraba ahora en mi cama, acostada y mirando al techo sin razón alguna. No tenía tanto sueño pero, no falto tanto para poder caer en un ligero sueño.

Al día siguiente...

Me levanté, me cepillé, bañé y alisté con un Boyfriend Pant viejo y rasgado a la cintura, una franela blanca casi transparente y unas botas que tenía ya un año o dos sin usar, desde que había vivido en el orfanato de Las Hermanas Iglesias, para protegerme del barro que siempre se acumulaba en el patio trasero, causado por las continuas lluvias presentes por aquellos lugares.