Capítulo 56

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Salí de ese pequeño y no muy buen escondite en el baño, necesitaba irme antes de que me echaran, tenía hambre y realmente me aliviaba saber que yo había metido un poco de comida antes de salir de casa. Y aunque haya metido, no podía asegurarme con ello, tenía que conseguir más comida, trabajo, casa y un baño.
Tome asiento en una de las mesas que estaban solas, no esperaba que me dejaran mucho tiempo pero al menos esperaba que me dejaran comer. Abrí el cierre de mi mochila y hurte entre las cosas pero, extrañamente no encontré nada, los sándwiches no estaban dentro, no había nada, solo ropa.
Mi corazón se detuvo, la respiración se me corto rápidamente y mi piel sudo frio, yo estaba muy segura de que había metido la comida, y no, no estaba delirando. Cerré nuevamente el cierre del bolso y baje mis hombros tensos dándome por vencido, esta fue la peor idea que se me ha ocurrido en mi vida. Todo esto era inútil y estúpido.
Mis ojos comenzaron arder, obligándome llevar mis dos manos a ellos, no podía llorar, no aquí. Tenía que mantenerme fuerte si quería sobrevivir y quizás muchos me dirían que vuelva a la casa, pero no quiero comenzar lo que he intentado terminar. No paso mucho tiempo para cuando mis lágrimas no aguantaron a salir y sentí como poco a poco las orejas se tornaban calientes, apostaba que se encontraban completamente rojas. Y no llegue darme cuenta hasta que escuche una voz y una mano me estaba tocando el hombro, caray, se habían tardado en correrme.
Levante mi vista y encontré a un chico con cabello color castaño, con ojos marrones y labios carnosos y rojos —disculpa, ¿pasa algo?— pregunto con un poco de preocupación pero sabía que era falso, nadie se preocupaba por los demás, menos por mí —bueno, si no quieres decirme que te pasa, no importa...— siguió hablando pero realmente parecía como un niño que no sabe hablar y expresarse, estaba aterrada —ok, ¿ya has desayunado?— pregunto resignado y suspire pesado —no, no lo he hecho— murmure con la mirada baja y para cuando me di cuenta, el chico ya no estaba a mi lado, duro mucho para escapar lejos de mi.
Me limpie las pocas lagrimas que quedaban y para cuando me iba a levantar para retirarme escuche nuevamente aquella voz del chico —espera, te traigo algo— y ahí fue cuando note el plato en su mano, en el se encontraba un sándwich bastante apetitoso y a su otra mano estaba un vaso de vidrio con jugo servido —toma, esto es para ti— me dijo con una sonrisa esplendida, mucho mas blanca que la mía haciéndome avergonzar aun mas —disculpa pero, no tengo dinero para pagar eso— susurre muy bajo pero el escucho de todos modos —lo se, por eso te lo traje sin pedirte la orden o algo así, eso te lo invito yo. Se que tienes hambre y nada peor que eso ¿no?— su sonrisa no desaparecía, era un chico bastante agradable.
Le regale una sonrisa pero sin mostrar mis dientes, y comencé a devorar, por así decir, los sándwiches. No para que me dieran una mirada extraña, mas de la que me habían dado. Tome el plato donde el chico de los ojos castaños me había traído el delicioso desayuno y el vaso donde me había servido jugo de manzana. Llevarle las cosas hasta allá era lo único que podría hacer después de todo.
No había nadie en la caja así que tuve que esperar a ver que saliera de la puerta donde había entrado hace unos escasos minutos, suponía que se encontraba en la cocina ayudándole a los demás para entregar los pedidos, no era que estaba lleno el lugar pero si había personas en espera de su comida. Lo vi salir y para cuando me vio, sonrió de lado, no la misma sonrisa que me había dado antes pero si le había salido —gracias, necesitaba eso. Tengo deuda contigo— junte mis manos al sentirme acosada por sus ojos, y eso que ni siquiera me miraba del todo directo a los míos, pero si a mi dirección, era a mi quien miraban sus ojos y con eso bastaba para hacerme sentir acosada.

Subastada  |Zayn Malik y tu| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora