George cayó al suelo de espalda, sobre un pozo de sangre que salía de la herida que tenía en el pecho. El grito de Cynthia penetró mis oídos, y Stuart sólo se quedó boquiabierta, mirando el cadáver.
Me quedé en silencio, con el corazón latiendo a mil por hora e intentando mantener la calma, a pesar del los sollozos de Cynthia. Stuart se levantó el acto, miró a George muerto en el suelo y volvió a ver a Paul, que todavía no guardaba su arma y lucía muy tranquilo y sereno, dispuesto a matar a cualquiera que le contradijera lo que había hecho.
—¿P-Por qué lo hiciste? —Sutcliffe no salía de su asombro. Su pie descalzo pisó la sangre que se expandía violentamente por el suelo—. Lo mataste.
—Sí, ¿por qué? ¿Quieres ser el próximo? Yo, sinceramente, no tengo problema con eso. —Lo apuntó con el arma—. ¿Dónde quieres recibir el primer disparo?
—Paul, era mi amigo... —frunció un poco su ceño—. ¿No pudiste tener un poco de misericordia?
Con un semblante bastante molesto, Paul se levantó del sillón y encaró a Stuart.
—No soy imbécil. Sé muy bien que él planeaba matarme, y por eso lo hice yo primero.
El contrario tragó en seco, y dio dos pasos hacia atrás. Miró el cadáver de George que yacía sobre el suelo, y luego volvió a ver a Paul.
—Él no sería capaz de nada —murmuró—. Lo dijo, sí, pero no le tomé importancia porque creí que jamás sería capaz de hacer algo como eso... Y menos a ti.
—Él era capaz de todo, y yo soy capaz de mucho más. Ahora limpia este desastre. Si te lo vas a follar, que no te escuche.
—Pues claro que me lo voy a follar.
Paul tomó aire y, sin guardar el arma, se dirigió a la recámara donde cerró la puerta de golpe. Yo, sin salir de mi asombro, fui hacia el sillón donde estaba Cynthia y me coloqué en cuclillas frente a ella. Su cabellera rubia cubría su rostro empapado por lágrimas, tenía la cabeza gacha y probablemente ganas de salir huyendo.
Toqué su mejilla, e hice que me mirara a los ojos.
—¿E-Estás bien? ¿Quieres agua o algo? —le pregunté. Sí, era muy imbécil de mi parte preguntar ese tipo de cosas cuando, a tan solo centímetros de nosotros, yacía el cuerpo muerto de George—. Yo... yo puedo...
—Quiero q-que me saques de aquí —suplicó entre sollozos—. Por favor, p-por favor...
—Pero es que si lo hago, irás a la policía y dirás...
—N-No diré nada —me interrumpió exasperadamente—. No diré nada...
De reojo, podía ver como Stuart arrastraba el cuerpo de George hasta la salida de la cueva. Cuando Paul le disparó, creí que Stuart se iba a poner como un loco. Pero no.
—Necesito irme... —siguió diciendo ella, sin dejar de mirarme—. Quiero irme a casa...
Alboroté mi cabello. Estaba entre ayudarla y ser enemigo número uno de Paul.
—Prometo que voy a ayudarte —le dije, tomando sus manos y apretándolas, como para hacerla sentir segura—. Prometo interceder por ti, pero por favor, no nos perjudiques, ¿sí? Hazlo por mí.
Asintió desenfrenadamente, agitando consigo su cabellera y teniendo un brillo de esperanza que resplandecía de sus ojos. Me levanté, y cuando me di la vuelta, noté que Stuart apenas volvía a entrar. Se limpió el sudor de su frente, y colocó las manos sobre su cintura desnuda; estaba exhausto.
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A Thousand Tears and Stars ➳ McLennon
Fanfiction―¿Prometes no apuntarme otra vez si te digo algo... bonito? Él sonrió. A esas alturas no podía entender cómo un rostro tan angelical podía ser tan despiadado, perfecto y culpable de tantos crímenes. Paul se definía a sí mismo como el diablo, y yo lo...