Capítulo XXIV

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   No me importó una mierda pisar el agua podrida de los acueductos con mis botas negras, con tal de llegar lo más rápido posible a la cueva. El sudor recorría mi frente y los latidos de mi corazón parecían indomables.

   Cuando llegué al lugar, abrí la puerta de inmediato y me dirigí hacia la recámara. Intenté enfocarme en buscar un radio de baterías y no en ver las cosas que Paul tenía que me daban nostalgia.

   Maldición. No lo hallaba por ninguna parte.

   Seguí rebuscando, hasta que mi mente logró darme una pista de dónde podía estar: días atrás, Stuart lo había estado usando, así que se suponía que estaba en su recámara. Sin esperar más tiempo —y esperando lo peor—, me dirigí hacia allá a paso rápido.

   La pequeña habitación de Stuart no era tan mala, solo que un tanto desagradable por el desorden que había.

   «Si Paul viera este desastre...», pensé.

   Estaba sobre su mesita de noche, cuyo bombillo estaba roto. La radio era pequeña, con una antena adaptada para potenciar la señal que, la mayoría del tiempo, era notablemente escaza. Desesperado todavía, fui hacia la sala y me senté sobre el sofá para encenderla. Comencé a buscar en las emisoras hasta lograr escuchar algo que no fuera un ruido poco agradable.

   "... el que se hacía llamar 'Macca'", escuché la voz del comentarista y mi corazón se aceleró notablemente. "El secuestrador, violador, drogadicto y antisocial que durante meses aterró a la cuidad de Liverpool, ha caído."

   Ha caído. Apreté mis ojos con fuerza, sintiendo las lágrimas resbalarse por mis mejillas.

   "Hace tan solo unos minutos, cuando él intentaba robar un abasto con ayuda de otro que la policía todavía no ha identificado, que se dio a la fuga, McCartney disparó en el pecho de la cajera tres veces. Pero lo que ellos no se esperaban es que, debajo del mostrador, donde estaba la mujer, habían un botón de seguridad que fue presionado poco antes de morir. Por eso fue que la policía llegó enseguida..."

   Tragué en seco. Necesitaba saber si estaba vivo, muerto, casi vivo o casi muerto.

   "Cuando ellos dos se dieron a la fuga, McCartney se desplomó al suelo por una herida de bala que le dio más arriba de la cintura, la cual le quebró una costilla. Ha sido trasladado al Hospital Walton, donde recibirá las atenciones médicas correspondientes para luego ser trasladado a una prisión, donde se le ejecutará su sentencia. Es todo lo que tenemos hasta el momento."

   Estaba vivo, y seguramente me necesitaba. Cuando me levanté del sofá, Stuart entró al lugar con la frente empapada de sudor y la respiración entrecortada. Para ese entonces, había apagado la radio.

   —¿Qué sucedió? ¿Dónde está Paul? ¿Está todo bien? Me dirigiría hacia allá cuando escuché las patrullas, y como Paul siempre nos dijo que cuando pasara eso buscáramos irnos, me devolví.

   —A Paul le dispararon.

   Stuart abrió sus ojos como platos y se dejó caer sobre el sofá, manteniendo su boca ligeramente abierta. Palideció.

   —¿E-Está muerto?

   —No —le respondí—. Tiene una costilla fracturada y está siendo trasladado al Hospital Walton. —Mi voz se cortó, y no pude evitar caer en desesperación—. Stuart, y-yo estaba ahí. Vi cuando le dispararon, vi cuando él cayó al suelo y... yo solo huí. Huí como un maldito cobarde, lo dejé solo, yo...

   —Tranquilo, tranquilo —Stuart se levantó y colocó las manos sobre mi hombro. Pese a su semblante, noté que él también estaba lo suficientemente abrumado. Sin embargo, intentó alentarme—. Estuvo bien lo que hiciste. Fue lo mejor, ¿sabes por qué? Porque gracias a eso, tú ahora estás aquí y podemos ayudarlo. Si lo hubieras ido a ayudar, te hubieran apresado o disparado. Estoy seguro de eso. Tranquilízate, por favor.

A Thousand Tears and Stars ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora