Nos miramos durante varios segundos a los ojos, teniendo como fondo los ronquitos abruptos y constantes de Mark, cuyo sueño seguramente se vería interrumpido por los 'ah, ah' de Paul.
Y eso sí que sería incómodo.
—¿Aquí? ¿Ahora? ¿Estás seguro?
—Sí. Yo no haré mucho ruido.
—Per...
Mi protesta se vio interrumpida por una bofetada que él me proporcionó en la mejilla.
—Dije que ahora.
Intentando verlo a pesar de la oscuridad que había, llevé mi mano hacia su pectoral y bajé la cremallera de su uniforme naranja con suma lentitud, intentando no hacer mucho ruido. Acto seguido, Paul procedió a deslizara por su cuerpo y piernas hasta lograr desprenderla y colocarla a un lado de la cama.
Mis ojos recorrieron su cuerpo casi desnudo, y aquella cintura pequeña que tenía una curva debido al buen trasero que se gastaba. Mordiéndome los labios ferozmente, acaricié su cuello, brazo y súbitamente me dirigí hacia su entrepierna cubierta por su ropa interior y le di un ligero apretón, logrando que se tornara ligeramente rígido.
Incliné mi cuerpo hacia el suyo para que así nuestros rostros quedaran muy cerca y pudiéramos besarnos lentamente, intentando no hacer mucho ruido. Guié mis labios hasta su cuello y ahí succioné un poco durante unos segundos: la zona se tornó un poco rosada, y a la mañana siguiente luciría un bonito chupetón.
—¿Intentas marcarme por milésima vez en tu vida? —preguntó bajito, haciéndome soltar una risita de igual forma—. No te cansas de hacerlo, ¿eh?
—Bueno, sí... Lo he hecho muchas veces... Además, lo hicimos los dos. —Le mostré la marca de su inicial que reposaba sobre mi dedo anular—. Fue algo tonto, quizá, pero se me hace bonito tener una parte de ti en mi cuerpo.
—Ay, qué lindo —rodó los ojos fastidiado—. ¿Me vas a aburrir con tus cursilerías o me vas a hacer gemir con tus cogidas?
Cada día me sorprendía más su potencial para decir 'follemos' de maneras distintas.
En medio de una risita, volví a inclinarme hacia él para volver a besar sus labios de forma abrupta, mientras que Paul se apresuraba en bajar la cremallera del uniforme hasta hacérmelo desprender de forma completa. Este también fue a parar a una esquina de la cama, al lado del suyo.
Cuando los dos estuvimos semi-desnudos, Paul movió su cuerpo hasta posicionarse sobre el mío. La cama rechinó y sentimos cuando la bola de grasa de Mark se revolvió abajo. Nos quedamos quietos por unos segundos, hasta que él poco a poco descargó el peso de sus monumentales nalgas sobre mi entrepierna.
Casi aplastó mis testículos y desinfló mi pene.
Sin esperar más, enrolló mi cuello entre sus brazos y se dedicó a besarme los labios atrozmente, al tiempo que mis manos recorrían su cintura y bajan hasta sus glúteos. Cuando cada mano reposó en cada trozo de carne, me resultó imposible contener las ganas masivas de apretarlo.
Y lo hice. Después le di un par de nalgadas que detuvieron sus besos abruptamente.
—Shhh. —Llevó su dedo índice a los labios, indicándome que hiciera silencio—. ¿Quieres que nos escuchen?
Volví a nalguearlo, y él me proporcionó una fuerte y contundente bofetada que hizo eco en toda la celda.
—¡Auuuch! —protesté con un intento fallido de voz sutil: parecía que entre más me esmerara por no hacer ruido, hacía más—. ¡Paul!, eso dolió.
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A Thousand Tears and Stars ➳ McLennon
Fanfiction―¿Prometes no apuntarme otra vez si te digo algo... bonito? Él sonrió. A esas alturas no podía entender cómo un rostro tan angelical podía ser tan despiadado, perfecto y culpable de tantos crímenes. Paul se definía a sí mismo como el diablo, y yo lo...