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Seokjin guardó sus cosas en cuanto terminó su horario de trabajo. No le extrañó ver que Jimin siguiera trabajando apesar de que ya habían terminado. Seguro después de que todos se fueran Taehyung y él tendrían que arreglar ciertos pendientes.

—¿Día pesado? —le preguntó una chica. Seokjin asintió con la cabeza y fue al refrigerador de la oficina a sacar un pastel que había metido allí—,  ¿el pastel era tuyo? —observó la chica. Seokjin asintió de igual manera—. ¿Ocurre algo?

Jin esbozó una sonrisa cansada, dejó el pastel en la mesa y agarró a la chica por los hombros.

—¿Qué quieres?

—Pastel —contestó—. Lo vi desde la mañana, pero tenía ese letrero de no comer.

—No puedo darte de mi pastel, estuve mucho tiempo preparándolo. Este pastel no es cualquier pastel. Tiene parte de mí, ¿entiendes?

La chica hizo un puchero, cosa que no ablandó para nada el corazón de Seokjin y decidió irse con su pastel.

×

Namjoon apagó la fuente de su computadora. Antes de irse revisó que en su agenda estuviera todo bien.

—Señor Kim —Namjoon miró a su asistente rubia y con coleta alta—, que pase un feliz cumpleaños.

—Gracias, Susie —le dijo y la chica se marchó.

Namjoon no acostumbraba a celebrar su cumpleaños en la oficina, de hecho muy poca gente sabía su cumpleaños y normalmente ese era un día como cualquier otro. Él era un hombre de trabajo y solitario. No tenía tiempo para esas cosas cursis.

Terminó de revisar sus cosas y salió directo a su casa, haría lo mismo de siempre. Reproducir su música favorita mientras se tomaba una botella de vino.

Al llegar a su casa preparó su música favorita en su estéreo. Eligió su botella de vino y justo cuando se sentaría a reflexionar le tocaron la puerta. Namjoon no tardó en abrirla.

—¡Feliz cumpleaños! —canturreó Seokjin. Namjoon miró sorprendido a Jin con el pastel y lo invitó a pasar, no se esperaba visita, incluso había pensado en tomar una ducha después de las primeras tres canciones.

—¿Cómo sabes que hoy es mi cumpleaños? —preguntó.

—Me pareció haberlo visto por ahí en internet —sonrió dejando el pastel en la enorme mesa que tenía Namjoon. Colocó las velas que había comprado en el mercado y las encendió—. Debes pedir un deseo.

Namjoon cerró sus ojos y pidió su deseo.

Deseó una buena vida para Seokjin, él ya tenía prácticamente casi todo, pero Seokjin no y era la única persona que parecía preocuparse por él.

—Listo —sonrió y sopló las velas—, ¿gustas un poco?

—Por supuesto.

—Tenía planeado escuchar música y tomar vino, ¿no gustas acompañarme?

—¿No le molestará? Es decir, llegué sin avisar. Quise que fuera una sorpresa.

—Y lo fue, me gustó mucho y me encantaría que se quedara conmigo esta noche.

—Puedo quedarme cualquier noche —Seokjin partió una rebanada y se la entregó a Namjoon.

Stubborn; VMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora