59. Cuándo y Quién.

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Merlina se sentó junto a mí y apretó mi rodilla con fuerza diciéndome que podía llorar si así lo quería. Pero negué con mi cabeza, ya había llorado suficiente, y aunque dolía no quería hacerlo por ese día.

—Josh conoce al muchacho —dije luego de carraspear, me dolía todo el cuerpo, pero la garganta era lo que más me molestaba.

—¿De verdad? —quiso saber ella sorprendida. —¿De la facultad?

—No lo sé. Quizás.

—¿Quieres saber quién es?

—Pensé que sí quería, cuando los oí hablar, pero ahora no estoy tan seguro —respondí recostándome en el sofá. —Quiero decir, sé quién es, el de las fotos. Pero no sé si querría conocerlo más a profundidad.

—¿Se lo dijo a Ian? —negué con la cabeza. —¿Quieres que se lo diga? —me encogí de hombros. —Tú sabes que Josh esperará tu decisión ¿No?

—Le diré que haga lo que quiera. De todas maneras, ahora que su secreto fue expuesto y a decir por la mirada de Ian, él lo buscará por su cuenta —respondí y carraspeé de nuevo, ese maldito nudo apenas me estaba dejado respirar. —No me importa.

—Sí, lo hace.

—Sí, pero no es algo que me va a afectar de la forma que pareciera —dije dándole una pequeña sonrisa. —¿Sabes algo? Estoy lastimado, pero es como si no pudiera sentir nada. Estoy como  anestesiado.

—Lo sé... y realmente no sé qué es mejor, si lo de anoche o lo de ahora —aseguró preocupada. —Pero también sé que cerrar ciclos es así y estoy contenta por eso. Y estoy, estamos para ti, para sostenerte, para armarte una vez más...

—Gracias —dije devolviéndole el apretón en su pierna justo en el momento en que mi teléfono comenzaba a sonar de manera molesta.

Sinceramente no quería atender, no quería hablar con nadie, ya bastante me estaba costando esa charla con Merlina, pero cuando la llamada entrante se cortó y volvió a conectar suspiré y apreté el botón de atender.

¿Sabes lo peor de estar lejos de casa? Extraño mi almohada —dijo la voz cantarina de Milo. Abrí la boca para decir algo pero sólo una carcajada salió  a modo de respuesta. —¿Sería una locura si pido una encomienda y me la envías? De verdad hombre, no te imaginas el dolor de cuello que tengo.

—Si te mando una encomienda sabría dónde te estás quedando y podría ir allí —advertí con perspicacia.

¿Qué va mal? —consultó deteniendo su broma.

—¿Qué?

Tu voz. Está rara.

—Oh... estoy enfermo.

Y mientes muy mal —suspiró con cansancio. —¿Peleaste con Josh por mi culpa no? ¿Te dijo algo Alex? ¿Es necesario que hable con ellos?

—No, no es eso —respondí de inmediato y carraspeé. —Pero no hablemos de eso ahora ¿Está bien?

Guardó silencio unos segundos y luego suspiró.

Así que... ¿Puedes ir a buscar mi almohada y mandármela? —continuó intentando sonar cuasual, era evidente que estaba molesto porque no le había querido contar.

—Tengo una condición.

¿Cuál?

—¿Puedo llevártela personalmente? —consulté sintiendo los ojos de Merlina fijos en mi persona. —Sólo sino estás muy lejos...

Temporal: Pasado Presente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora