Pasó una semana entera desde que Nash había abandonado el departamento. Durante ese tiempo fue muy poco lo que hice. Organicé algunas cosas de la casa, terminé de rendir algunos parciales que tenía pendientes y entregué algunos trabajos. No me fue bien en las últimas dos cosas pero en la organización del departamento sí lo hice bien.
Mis horas en la facultad estaba distraído. Todo el tiempo estaba mirando alrededor. Desde que Josh me había dicho que el desconocido aún rondaba por ahí no podía dejar de buscarlo todo el tiempo, en todos lados. No tenía en claro que sacaría de ello, si lo encontraba no cambiaría nada, no le hablaría ni nada de eso, no tenía sentido, pero ahí estaba yo, en la biblioteca, en el sum o en el comedor, mirando si este muchacho aparecía.
O Josh. Quería ver a Josh para preguntarle el nombre, él no estaba bromeando con eso de que sabía quién era, pero todo el tiempo me preguntaba de qué me serviría. Tampoco estaba seguro si él me lo diría, quizás Nash le había pedido que no lo haga, pero no perdería nada con intentarlo. Sin embargo no lo vi tampoco. Ni a Nash. No lo vi en esos días.
Sí vi a Merlina. Ella me miró, pasó por mi lado y me esquivó como una profesional. También vi a Carla, desde lejos y me saludó tímida. Ella no había mandado el mensaje que había dicho, no estaba seguro en qué parte estábamos, pero no era algo que me preocupara por el momento y ella se merecía el tiempo que creyera necesario. Yo se lo debía.
Sí vi a Alex una semana después. Él parecía preocupado cuando se acercó a mí y me dijo lo que había sucedido con Milo, el porqué del regreso anticipado de Nash y el pedido de un objeto para el chico. Indagó si yo sabía algo pero lamente no poderle dar una respuesta afirmativa. Él no se veía para nada bien, pero sí me ayudó a mí. Cuando pregunté por Josh me dijo dónde estaba y fui al patio por él.
Al principio sólo me observó acercarme. Mantuvo el silencio y cuando me senté a su lado y esperó pacientemente que sus acompañantes se retiraran para hablarme.
—Lo pensé mejor y no mereces que te diga el nombre.
—Oh... lo entiendo —me lamenté.
—Lo iba a hacer, para que te alejes de Nash y lo dejes seguir. Pero no lo haré, porque afortunadamente él pudo hacerlo sin mi ayuda —aseguró sacando un sándwich de su mochila y dándole un gran mordiscón. —De todas maneras, no te serviría de mucho mi contacto porque, como te he dicho, hace mucho no lo veo.
—¿Cómo está Nash?
—Bien —su respuesta fue cortante, tanto como mi cambio de tema.
—No debes preocuparte, no lo acosaré.
—¿Hablamos de Nash o del otro sujeto?
—Nash —respondí de mala gana. —He decidido que primero debo resolver sea lo que sea que tenga con este sujeto.
—Pues creo que te costará un tiempo, si no lo has visto en tantos años no creo que lo veas justo ahora —dijo encogiéndose de hombros. —Por más que lo busques tan desesperadamente como lo estás haciendo.
—Yo no...
—Te he visto estos días, te la pasas aquí y miras constantemente a todos lados —me interrumpió divertido y ponzoñoso. —Pero estás buscando en el lugar equivocado.
—Te refieres a la facultad —deduje y él me dio un asentimiento antes de ponerse de pie. —Pero él sigue estudiando ¿No es cierto?
—Su último año —respondió dándome un saludo con la mano antes de retirarse definitivamente. —Oye...
—¿Qué?
—Alex no está muy bien últimamente, podrías acompañarlo un día —dijo dándome la espalda. —Él necesita un amigo y tú lo necesitas a él.
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Temporal: Pasado Presente.
RomansaIan tiene muy en claro que hay cosas del pasado que no se pueden cambiar, pero también sabe que él tiene la habilidad de congelar algunos recuerdos y es feliz viviendo de esa manera. ¿Qué pasará cuando uno de esos recuerdos aparezca en el presente...