Desayunábamos con mis padrinos cuando mi teléfono comenzó a sonar. Miré el notificador y el nombre de Josh saltó allí, pero lo ignoré. Estaba enfadado con él por haber insinuado aquello la última vez que habíamos hablado.
Pero claro que unos minutos de insistencia después fue el teléfono de Lance el que comenzó a sonar. Él miró a Barb y luego a mí.
—Es Josh —dijo con cuidado.
—No contestes —ordené de mala gana. Él tendió su mano al aparato y por supuesto que no siguió mi pedido.
—¿Bueno? —consultó y esperó bastante. Aparentemente lo que mi amigo tenía que decir no dejaba espacio a réplica. —Nash efectivamente está aquí, pero no vino con nadie. Ni siquiera sabíamos que tenía pensando traer un amigo.
Mantuve su mirada inquisitiva mientras sentía claramente los ojos de mi madrina en mí. Ella estaba tan ansiosa por conocer alguna de mis "conquistas" que no hacía ni el esfuerzo de disimularlo.
—De acuerdo Josh, cálmate —pidió con esa voz gruesa y autoritaria que tanto lo caracterizaba. —Sería bueno que hables con Nash y sí... sé que él ha ignorado tus llamadas pero ahora te comunico con él.
—No quiero
—¿Acaso lo que dije sonó como una pregunta? —consultó tendiéndome el teléfono. Respiré profundamente y lo tomé.
—¿Qué?
—¿Dónde está Milo?
—¿Qué? —consulté un poco perdido. Pero Josh no respondió, él había preguntado primero. —En su casa supongo.
—Alex dijo...
—Alex es un idiota. Y sí, le mentí a Alex porque él se estaba portando muy frío con Milo —largué intentando no levantar la voz. —Lo invité. Le dije a Milo que viniera, pero no quiso, no podía obligarlo. Así que supongo que debe estar en su casa lamentándose por su horrible vida. No lo sé.
—¡Pues no está! No está en su casa y no está con sus padres —exclamó provocándome un respingo. Creo que era la primera vez que Josh me gritaba de esa manera. —Dejó una nota con la mujer del alquiler ayer por la tarde y dejó pagado tres meses de su alquiler. No contesta su teléfono, su médico no sabe nada, su familia está desesperada Nash —respiró profundamente y reguló el tono de su voz. —Por favor amigo, si sabes algo
—No lo sé Josh. No dijo nada —dije empujando la infusión que tenía frente a mi y tomando un vaso de agua entre mis manos, sólo para sostenerlo. En ese momento no podía pensar en tragar nada. Del otro lado de la línea sólo se oía una respiración pesada. —De verdad Josh, no sé nada... él sólo dijo de querer desaparecer pero
—¿Desaparecer?
—"Quiero irme... quiero desaparecer" eso dijo —continué en un hilo de voz sintiendo un fuerte dolor en el estómago. —Tú no estarás pensando que...
—¡No puedo pensar Nash! ¡No sé qué pensar en este momento!
—Dame el teléfono —la mano de Lance se apretó en la mía y me miró con gravedad. De pronto sentí que me faltaba el aire y no podía pensar con claridad. Yo lo sabía, si uno deja de respirar deja de pensar, biología básica. Sin embargo no podía, en ese momento no podía hacerlo. —Dame el teléfono Nash.
—No puedo... no puedo respirar —aseguré bajando el aparato pero sin soltarlo.
—Lo sé —sonrió con amabilidad. —Barb...
Las manos de la mujer se apretaron suavemente en mis hombros mientras observaba a Lance retirarse con el teléfono pegado en su oreja.
No sé como pasó. Sinceramente no puedo decirlo pero de pronto me encontré vomitando en el baño, apenas respirando, sin poder identificar nada a mi alrededor. Lejanamente oía a Barb decirme que estaba sufriendo un ataque de pánico, que debía intentar calmarme, pero lo único en lo que podía pensar era en que me estaba muriendo. Los latidos rápidos en mi pecho me afirmaban que estaba muriendo.
Mi madrina comenzó a cantar, una canción rídiculamente melosa y me concentré en ella. Barb nunca había tenido buena voz, era desafinada y la letra no era la correcta, pero lo estaba intentando y sentía sus lágrimas en mi cabello mientras me apretaba con fuerza a su pecho.
—¿Estás mejor? —quiso saber Lance ingresando con el semblante de perfecta serenidad. Asentí aún aferrándome a la mujer que continuaba cantando en un susurro. —Josh no cree que el muchacho se haya hecho daño. Quiere que sepa que lamenta haberte gritado, lamenta haberte culpado. Está asustado porque los arranques de Milo siempre son demasiado impulsivos, pero no al extremo de suicidarse.
—Está bien... no sé porqué reaccioné así, lo lamento.
—No es sólo por lo que está pasando. Milo está desaparecido. Como lo estuvo Ian hace mucho tiempo atrás...
—Esto no tiene nada que ver con Ian —aseguré apartándome con rudeza de Barb que se limitó a mirarme con cariño.
—Esto tiene todo que ver con Ian —insistió. —Ya sabemos que volvió Nash, sus padres llamaron para decirnos que están viviendo juntos.
Lo observé fríamente unos minutos hasta que no pude sostener su mirada y la rendí al suelo.
—Estábamos esperando que nos des la nueva noticia, pero visto y considerando que no está en tus planes y dado tu estado actual, tengo que decirte que lo sabemos.
—Sólo vivimos juntos. Nada más.
—Esto no es "nada más".
—Esto no tiene que ver con Ian —insistí aún más enojado.
—Entonces antes de pensar en que todo se está repitiendo otra vez llámalo. Milo no es Ian.
—Él no contestara. ¿Porqué no entiendes?
—Los dos, por favor, basta —pidió Barb con rudeza. Miró severamente a Lance y volvió su mirada a mí, intentando suavizarla. —Lo que tu padrino está intentado decir es que estamos preocupados. No queremos que pases otra vez por lo de hace unos años Nash, no queremos verte nunca más así.
—No pasará
—¿No está pasando?
—Lance —advirtió suspirando con cansancio. —Nash, tú y él saben lo nocivo que sería que ustedes intentaran volver a estar juntos. Ya sabemos que eres mayor, que puedes tomar tus propias decisiones pero no podemos no preocuparnos. Y esto que acaba de pasar nos hace preocuparnos.
—Sólo fue
—Un ataque de pánico —interrumpió el hombre más tranquilo. —No quiero que desaparezcas por un año otra vez Nash. No quiero pasar por eso, no quiero ver a mi mujer sufrir por cada vez que tú no atendías el teléfono, no quiero no poder dormir por la angustia de no saber si estás bien o no. No otra vez.
—Lo lamento —bajé la cabeza una vez más. —Pero no pasará.
—Eso espero... ahora por favor, llama a ese niño. Si él no es Ian atenderá el teléfono. A alguno le atenderá y ese puedes ser tú —dijo tendiendo su mano a la mía para ayudarme a ponerme de pie. —Ian es la única persona en este mundo tan egoísta como para lastimarte de esa manera. Nunca olvides eso. No importa lo que él diga.
—Lance... basta —pidió Barb poniéndose de pie también y empujándome fuera del lugar. Cuando estuvimos de vuelta en la mesa me tendió mi teléfono y sonrió. —Él contestará. Llámalo.
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Temporal: Pasado Presente.
RomansaIan tiene muy en claro que hay cosas del pasado que no se pueden cambiar, pero también sabe que él tiene la habilidad de congelar algunos recuerdos y es feliz viviendo de esa manera. ¿Qué pasará cuando uno de esos recuerdos aparezca en el presente...