21. Buenos Tiempos.

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Nash bajó su mirada de inmediato y se desligó de mi agarre con delicadeza. Hasta se atrevió a alejarse unos centímetros de mi lado.

—No dijiste nada de eso... es más, no dijiste nada importante, sólo estaba molestándote —aseguró sin siquiera mirarme. —Y no te preocupes, no hay manera que arruines lo nuestro. No luego de tantos años.

—Tú no sabes qué podría pensar él si se entera que vives con tu ex.

—Él no te creería Ian —dijo regalándome una mirada burlona. —Nadie sabe de ti.

—¿Cómo es eso?

—¿Por qué luces tan sorprendido? ¿Acaso tú le dijiste hablaste a Carla de tu anterior relación? —increpó poniéndose de pie para partir a la cocina.

—No, pero porque es diferente.

—¿Por qué ella es una mujer y Alex un hombre?

—Simplemente me callaré. Ya me cansé de pelear contigo —dije de mala gana yendo hacia donde se disponía a preparar café. Me senté en la mesa y lo observé durante varios minutos en los que se notaba que quería decir algo pero no lo hacía. —¿Crees que podremos llevarnos bien alguna vez?

—Lo estoy intentado. De verdad lo hago, pero creo que mi enojo no me deja.

—¿Aún enojado? ¿No que ya ni siquiera te importaba?

—Pues no lo hace, pero entonces me olvido de los diez años que han pasado y me acuerdo de lo que hiciste y me enojo otra vez. Demándame.

—No podría —confesé. —Supongo que si hubiera sido al revés me sentiría de igual manera, no puedo culparte.

—Diez puntos para ti —acreditó guiñándome un ojo antes de darme la espalda una vez más. —Pero volviendo al tema, no importa lo que digas, Alex lo tomaría como una broma. No te preocupes por eso... supongo que si yo le dijera a Carla algo parecido ella tampoco me creería tampoco.

—Carla se pone celosa hasta de una planta, así que trata de no hacerlo por favor —pedí con seriedad provocándole una cascada de carcajadas difícil de parar. Ni siquiera se me ocurrió detenerlo, esa melodía era tan nostálgica.

—¿Cómo lo haces? —consultó cuando pudo detenerse sentándose frente a mí con dos tazas en sus manos.

—¿Hacer qué? —quise saber recibiendo la infusión. Él me estudió descaradamente y me sonrió de costado.

—Obsesionar tanto a las personas —respondió con seriedad. Yo lo observé en busca de que se explayara un poco más. —Quiero decir, cuando estaba contigo me pasaba lo mismo. Era como que todo el tiempo pensaba que alguien podía alejarte de mí... no quería que estés con nadie más que conmigo porque pensaba que podía perderte. Incluso con las plantas.

Ambos reímos fuerte por varios segundos. Creo que esa fue la primera vez desde que nos habíamos reencontrado que nos permitíamos reír de esa manera. Realmente lo disfruté hasta que debimos detenernos.

—¿Cómo lo haces?

—No hago nada Nash, de verdad.

—¿Y por qué a ti no te pasa de la misma manera?

—¿Crees que no me importaba que alguien pudiera alejarte de mí? ¿Acaso estás loco?

—Me refería a Carla —respondió con incomodidad. Tragué saliva y corrí mis ojos de los suyos. ¿Qué demonios había dicho? —Ella debe estar esperando que la llames ¿Sabes? Eso habría hecho yo... claro que nosotros nunca peleábamos así ¿O sí?

Temporal: Pasado Presente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora