49. Larga Noche.

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Josh ingresó sonriente mirando todo a su alrededor sin siquiera pedir permiso, Alex tardó un poco más y cuando lo hizo sus ojos se fijaron directamente en los míos.

—Tú mamá nos dio la dirección —se defendió Josh antes que nada y fue allí cuando se encontró conmigo y me miró cauteloso. —De todas las cosas que pensé encontrarme aquí, tú ni siquiera te habías cruzado por mi cabeza.

—Es porque no soy una cosa —aseguré arrastrándome fuera de la cama. Tendí mi mano a la suya y esperé a que Alex se acercara para saludarlo también. —Nos encontramos en la facu y vine a conocer su nuevo hogar.

—Es tan extraño —soltó Alex luego de dejar mi mano. Él lógicamente pretendía sonar relajado pero se lo veía muy incómodo. —Resulta que por una mala suposición Milo pensó que tú y yo éramos novios, y ahora que se aclaró todo ustedes son amigos. ¿No es eso tan raro?

—Es porque ahora ya sé que ustedes no son nada —dijo Milo de mala gana. —De lo contrario lo seguiría odiando. ¿Quieres que te recuerde porque lo odiaría?

—Milo —dije yo negando con mi cabeza pero ahí me di cuenta que había sido un error. Alex se puso pálido al darse cuenta que yo ya sabía del enamoramiento del chico por él. —Vamos, ahora nos llevamos bien, eso es todo. No tiene nada de raro.

—Sí chicos —apoyó Josh sentándose a mi lado y apretando mi pierna con fuerza. —Vamos a suponer que no tiene nada de raro así no terminamos todos gritándonos.

—Es que me sorprende, sólo es eso —se defendió Alex tomando asiento en la silla. Me miró unos segundos esperando a que dijera algo pero cuando notó que no lo haría, lo dejó. —¿Cómo piensas mantener esto?

—No con tu dinero —respondió Milo de inmediato y de mala gana, se encontraba parado en cercanías de mesada. —Buscaré un trabajo o le pediré dinero a mamá, no importa. Eso sin olvidar que aún tengo la herencia de papá.

—¿Por qué estás tan a la defensiva? Dios —protestó su hermanastro suspirando con fuerzas. —Sólo es una maldita pregunta.

—Creo que deberíamos irnos —dije a Josh que asintió de inmediato, pero Milo me miró alarmado: él no quería quedarse sólo con Alex. —¿No sería lo mejor?

—Está bien si se quieren quedar, no pasa nada —aseguró Alex relajando su postura. —Sólo queríamos conocer el lugar, no tenemos por qué terminar peleando.

—No es como si hubiera mucho por conocer tampoco ¿No? —continuó Milo en un susurro.

Creo que los tres respiramos al únisono en el momento que el chico avisaba que prepararía café.

Comencé a contarles de mi desmayo y lo que había pasado esa mañana, como para cambiar de tema, y funcionó bastante bien. Por lo menos hasta que Milo le pidió a Alex que lo acompañara a comprar algo para merendar; el chico aceptó tranquilo pero Josh y yo nos quedamos en vuelto en un nervioso silencio.

—Milo te contó ¿No es así? —consultó cuando supimos que se habían retirado y ya no podían oír.

—¿Sobre qué?

—Sobre lo que siente por Alex.

—No.

—No me mientas —me pidió con un poco de molestia. —No es como si él me lo hubiera contando a mí, me lo dijo Alex. Pero que te lo haya dicho a ti, eso es preocupante.

—Sólo estábamos compartiendo historias triste Josh, nada más.

—No quiero que lastimes a Milo. Es mi amigo y no te lo voy a permitir —aseguró con seriedad. Creo que nunca lo había visto tan serio. —Sé perfectamente lo que están tratando de hacer y no lo voy a permitir.

Temporal: Pasado Presente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora