16. Te amo Nash

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Distraídamente observé durante varios segundos a Josh. Él se movía con naturalidad por el lugar, sabía dónde estaba cada cosa y hasta parecía hacerlo con más lentitud de lo normal. Sabía que Nash necesitaba respirar antes de volver a acercarse a él, a pesar de su tranquilidad, él sabía que corría peligro en ese momento.

—¿Por qué estás tan enojado? —quise saber volviendo mis ojos a mi compañero que también miraba al intruso.

—Les pedí que no vinieran a molestar y mira, él no entiende.

—No estaba molestado. Sólo quería saber de ti —continué largando un gran suspiro. —Supongo que tampoco le dijiste dónde estarías estos días. 

—Estaba en lo de Alex.

—No te creo —largué con gravedad. —Si él vino hasta aquí, si me obligó a mandarte un mensaje seguramente fue porque tú no contestabas tu teléfono. Si hubieras estado con Alex, Josh lo abría llamado y lo hubiera sabido. Así que deja de estar enojado con él porque sólo estaba preocupado.

—Como sea —se quejó cruzándose de brazos.

—¿Estás bien?

—Sí.

—¿Necesitas que me mude? —consulté con cuidado captando su atención de inmediato. Sus ojos rasgados se clavaron en los míos y su gesto se tensó. —Desde que llegué aquí tú no llegas a dormir, ahora te desapareces por casi una semana. Esta es tu casa Nash, si quieres que me vaya lo haré.

—No es... no es eso —bufó con enojo. —Es sólo que... no es fácil para mí Ian, han pasado 10 años sin saber de ti. Y luego, de un día para otro, apareces como si nada. Es sólo que necesito tiempo para asimilar todo esto.

—Lo entiendo. Por eso ¿quieres que me vaya?

—No —aseguró con firmeza. 

Asentí una vez y volví a observar descaradamente cada una de sus facciones. Estaba seguro que Nash era consciente de mi mirada a pesar de que sus ojos seguían los movimientos de su amigo que tarareaba animadamente una canción.

—Lamento lo del otro día.

—No tenemos que hablar de eso, de verdad —se apresuró a decir con nerviosismo volviendo su mirada a mí. Respiró profundamente algunas veces para recuperar la compostura y continuó. —Yo también lo lamento.

 —¡Oh por todos los cielos! — exclamó Josh dándonos un susto de muerte. —¿Nash pidiendo disculpas? Eso es nuevo.

—¡Tú cierra la maldita boca! —gritó mientras el chico simplemente rió levantando las manos en señal de rendición.

—Te amo Nash.

—Marica.

—Nash —intervine con gravedad, pero él sólo se encogió de hombros mientras el otro muchacho reía aún más fuerte.

Mi teléfono comenzó a sonar con fuerza llamando la atención de todos allí. Carla estaba comenzando a preocuparse porque mi retraso había sido demasiado, por lo que decidí atenderla, pero antes me disculpe para retirarme a la habitación.

Mi novia estaba un poco alterada, le expliqué la situación que me había retrasado y le pedí unos minutos más; de verdad me preocupaba la integridad física del amigo de Nash.


Cuando volví a la sala ambos se encontraban sentados, frente a frente, en completo silencio. Los imité y tomé la taza de café que Josh había preparado para mí.

Nash estaba calmado, lo cual era bueno, pero se respiraba incomodidad por todos lados.

—Josh me decía que ahora tienes muchos amigos —comenté distraídamente. Nash asintió una vez sin mirar a nadie en particular.

—También le dije que sabía que antes tenías un solo amigo, pero él no recuerda quién era.

—Yo no dije que no lo recordara —respondí con rapidez. Josh se encogió de hombros. —Te dije que es algo que tienes que hablar con Nash, no conmigo.

—Es lo mismo —apuntó restándole importancia. Tomó un trago de café y me sonrió amistosamente. —¿Tu novia te está esperando?

—Le dije que iría en un rato más.

—De verdad no le haré nada —aseguró Nash con molestia recibiendo una carcajada por parte de Josh, una que dejaba ver que lo que menos le preocupaba era su integridad física.

—¿Sabes Ian? Nunca había visto a Nash de esa manera, estoy un poco sorprendido.

—Entonces no estoy seguro de que lo conozcas bien —me burlé ganándome una mirada de advertencia por parte de mi compañero de habitación. —Suele ser muy explosivo.

—¿Explosivo? No puede ser. Él siempre se ve tan relajado.

—Estoy aquí —avisó Nash arrastrando su taza lejos de él. Nunca había sido muy fanático del café.

—No te enojes pequeño, los adultos estamos hablando aquí —dijo Josh con seriedad mientras yo comenzaba a reír. Ciertamente él no era el indicado para llamar pequeño a nadie. —¿Qué es tan gracioso?

—Creo que no te queda hacerte el adulto ¿Cuántos años se llevan?

—Meses. Él es el mayor —respondió Nash con molestia. Yo dejé de reír. Eso era imposible, ese chico no aparentaba más de 21 años. —Sí, lo sé. También me sorprendió su edad. Más con la vida que lleva.

—Envidia —provocó el chico con orgullo inflando su pecho. —No cualquiera llega a mi edad con esta frescura. Tú pareces un viejo, amargado, aburrido y sin sentimientos.

—¿Ah, sí?

—Sí. Pero yo, en cambio, estoy en flor de la juventud.

—¿Qué me dices de mí? —interrumpí curioso. Ambos me miraron pero Josh se detuvo a hacer un análisis más fino que Nash.

—Pues, tú no pareces tan viejo y amargado, pero sí hay algo que puedo decir —confesó con tranquilidad. —No eres una persona malhumorada como había dicho Nash, pareces bastante amable y simpático —sonreí con orgullo. —Pero te miro y tampoco entiendo por qué mi amigo dijo que eras una persona feliz.

Temporal: Pasado Presente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora