22. Todo.

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Desperté pasadas las tres de la tarde. Al principio todo parecía sumido en un cómodo silencio. Nadie descansaba en la cama de junto, parecía que Nash se había marchado una vez más sin avisar.

Pero a poco de prestar atención pude oír unos susurros provenientes de la otra habitación. La voz que menos se escuchaba definitivamente era de Nash, la otra, la más insistente se trataba de Carla.

No tienes que preocuparte —susurró Nash con paciencia. Eso realmente me asustó. Desde el principio Carla había sacado a mi compañero de sus casillas y en ese momento Nash estaba siendo extremadamente amable. Eso no era para nada bueno.

Claro que me preocupo Nash. Tú no sabes cómo es Ian, él suele ser bastante manipulable. La salida de anoche seguramente no será la última y yo de verdad no quiero que se distraiga de sus estudios, menos con

¿Con gente como yo? —quiso saber hasta con una nota de risa amable. —Carla, de verdad. Lo de anoche sólo fue porque él se sentía mal por haber peleado contigo. No quise que se quedara sólo lamentándose de su vida y lo invité. Pero a mis amigos no les cayó en gracia y aparentemente a él tampoco le agrandan así que no debes preocuparte. Y sólo para que conste, la gente como yo es gente normal.

Sabes que no quiero ser maleducada, pero no puedo entenderlos y no quiero a mi novio metido en su círculo —dijo la chica con culpabilidad en su voz.

Está bien, lo entiendo.

De verdad pareces un buen chico, no tengo dudas de eso, pero yo no

Carla, está bien

—Carla —llamé su atención apareciendo en la escena. No sólo ella me miró, Nash fijó sus ojos cargados de furia en los míos. Él se estaba conteniendo de no mandarla al demonio.

—Cariño —sonrió encaminándose a mi encuentro para plantar un fuerte beso en mis labios. —Lo lamento tanto Ian, dime que no me odias.

La aparté con cuidado y observé unos largos segundos sus ojos llorosos. Negué una vez y la abracé aprovechando la oportunidad de mirar al muchacho que ahora simplemente nos observaba sin una mínima emoción en su rostro.

—Josh me invitó a correr así que los dejo así arreglan sus problemas —sugirió poniéndose de pie y tomando un buzo.

Carla se separó de mi y ambos asentimos ante su sonrisa de amabilidad. Eso no estaba para nada bien.

Nash se retiró sin muchos más rodeos mientras nosotros nos dirigimos a la sala donde nos sentamos uno frente al otro. Carla se disculpó por lo que había pasado el día anterior, me explicó que estaba muy estresada y que se había desquitado conmigo. Me rogó que la perdone y le aseguré que no era necesario, que no estaba enojado en ese momento.

Se acurrucó a mi lado y en un susurro me pidió que no peleemos más y que si lo hacíamos no salga a beber como lo había hecho. No consulté como supo aquello, pero no hizo falta, me contó que un grupo de sus amigos me había visto como me arrastraban a casa entre tres sujetos. Preguntó por ellos y le respondí que eran amigos de mi compañero de vivienda, le aseguré que eran buenos muchachos sin embargo me pidió que tratara de no salir con ellos porque la precupación de sus amigos no había sido por mi estado de ebriedad sino por el círculo de gente con la que me habían visto.

—Carla yo debería pedirte que no te juntes con gente tan prejuiciosa y horrible y no lo hago. Te pido que tampoco lo hagas conmigo —pedí intentando sonar amable, pero la verdad era que esas actitudes estúpidas me sacaban de mis casillas. —No sé si seguiré juntándome con ellos, no creo que Nash me quiera con ellos después de lo que le dijiste, pero si lo hago no te pediré permiso.

—Pero amor

—¿Qué te preocupa Carla? —consulté separándola de mi para que me mire. —¿Qué me enamore de uno de ellos?

—Qué asco Ian, en serio.

—No sabía que podías llegar a ser tan intolerante —aseguré con sorpresa. Ella era especial lo sabía, pero no pensé que llegara a tanto. Carla sólo me miró alzando sus cejas. —No se supone que "amor es amor". No creo que pase, pero si pasara serás la primera en enterarte.

—Basta, se me revuelve el estómago de sólo pensarlo —insistió recostándose a mi lado una vez más. —¿Porque no haces amigos normales?

"Normales" había sonado tan mal. Pero qué más podía decirle si hacía no muchos días atrás yo estaba hablando igual que ella.

Dejé el tema de lado y le subí al programa que acaba de empezar, no quería oír más de las ideas de Carla por ese día.

Para cuando Nash regresó ella ya se había ido. Él entró con cuidado mirando disimuladamente a su alrededor, sólo cuando se dio cuenta que no estaba largó un suspiro relajado y comenzó a caminar tranquilamente por el lugar.

Apenas me saludó y no fue amable ni grosero, sólo dijo "¿Cómo va todo?" y se retiró a la habitación sin esperar una respuesta de mi parte. Pensé en seguirlo e interrogarlo por lo que habían hablado antes de que yo llegara, pero no lo hice, tenía miedo de su respuesta. De verdad su tranquilidad indicaba que todo iba peor que mal.

Cuando regresó de la habitación me preguntó si había cenado, ante mi respuesta afirmativa, comenzó a hacer su propia cena. Mientras una película sin sentido me distraía de todo, de reojo podía verlo preparar fideos con salsa; él odiaba la comida sencilla pero supuse que con el correr de los años se acostumbró a ella. Sonreí para mis adentros y reservé mis comentarios.

A los pocos minutos de haber comenzado a cocinar, cuando ya comenzaba a salir aroma a comida, Nash dejó salir un insulto sacándome de mi ensimismamiento para obligarme a ir a su lado. Mientras me acercaba a él comenzaba a entender la situación: la salsa había quemado su mano.

—Déjame ayudarte —dije sin esperar respuesta abriendo el agua fría y llevando su mano bajo el agua fría.

—Estoy bien —aseguró intentando liberarse de mí pero dejándolo cuando apreté con fuerza. —Sólo soy un poco exagerado Ian.

—Te quemaste, no es ser exagerado —observé la herida y noté que no era grave pero sí extensa. —¿No podías sólo comer fideos blancos?

—Odio los fideos blancos —rió con amabilidad quitando su mano de entre las mías. Lo miré de reojo. Algo andaba muy, muy mal allí. —¿Qué?

—¿Qué es lo que pasa Nash?

—¿De qué hablas?

—Estás actuando tan raro que me asustas... en serio ¿Qué sucede?

—Nada ¿Qué te pasa a ti? ¿No puedo ser amable? —quiso saber con molestia volviendo a revisar su comida aprovechando para darme la espalda.

—No. Tú no eres amable.

—¿Gracias?

—Estoy hablando en serio.

—Sólo quiero que nos llevemos bien, eso es todo Ian —aseguró luego de largar un fuerte suspiro. —No me pongas las cosas difíciles por favor.

—Carla no me dijo de qué hablaron, pero supongo que tiene que ver con eso ¿No?

—No dijo nada malo, sólo no te quiere con nosotros, eso es todo —respondió volviendo a verme. Pero yo sabía que eso era parte de su juego, él quería que le creyera, pero también sabía que no era idiota. —No pienses más de lo necesario.

—No te creo.

—Ese ya no es mi problema Ian.

—Hey —lo detuve poniéndome frente a él. —Si no es por Carla entonces ¿Es por Alex?

—¿Qué demonios pasa contigo? —consultó entre risas empujándome para apartarme de él. Pero yo no reí, quería una respuesta. —Me estás asustando.

—Tú me asusta Nash. Quiero saber qué va mal.

—Nada, no seas intenso por favor —pidió largando un suspiro y poniendo sus manos en mis hombros para apretar con delicadeza. —De verdad, no pasa nada.

Sonrió de costado y me corrió de su camino para comenzar a preparar la mesa para cenar.

Él tenía razón. Allí no pasaba nada. Entre nosotros comenzaba a pasar todo.

Temporal: Pasado Presente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora