Me distraje estudiando, eso siempre había funcionado y lo seguía haciendo. Estuve hasta muy tarde en el lugar, prácticamente me sacaron de allí. Pero no fui a casa, pasé por el departamento de Josh y le invité la cena. Un poco después me despedí y partí a mi edificio. Milo se encontraba sentado en las escalinatas del lugar, con la misma ropa del día anterior.
—¿Pasó algo? —consulté llamando su atención, él ni siquiera me había visto llegar.
—Iba a ir a casa de Josh ¿Sabes? —respondió observándome con sus ojos brillosos. —Iba a ir pero no quería hacerlo porque Josh sabe mucho y es muy molesto con sus preguntas. Entonces pensé ¿Dónde más puedo ir? Y no tenía muchas otras opciones, de hecho no tenía ninguna... excepto tú.
—Vamos adentro —dije pasando por su lado esperando que me siguiera.
—Yo sé que tienen ese acuerdo con Ian, pero prometo que será sólo por hoy —dijo sin moverse.
—Oye —revolví su cabello —es mi casa también, Ian no tendrá problema, lo prometo.
Tardó un poco más en ponerse de pie y seguirme, pero finalmente lo hizo. Fuimos en silencio e ingresamos al departamento de la misma manera siendo inspeccionados por Ian; abrió la boca para protestar, lo conocía lo suficiente como para saber cuáles serían sus palabras exactas. Pero frente a mi negativa silenciosa y una vista clara del rostro de Milo volvió a cerrarla sin emitir ni una palabra.
En algún momento le preguntó si había cenado y cuando Milo apenas negó con su cabeza de inmediato le ofreció un plato de lo que había estado comiendo momentos antes. Por supuesto el chico no se negó, incluso podía decir que ese era su primer plato de comida en el día.
—¿Pasó algo con Alex? —inquirió Ian con cuidado. A pesar de todo, era evidente que ellos se llevaban bien. Milo se limitó a encogerse de hombros. —¿Estás bien?
—Sólo no quiero verlo ahora —dijo en un susurro. —Está enfadado y no quiero que me regañe.
—¿Le avisaste que estabas aquí? —consulté desde el sillón mirándolo mezquinamente. Tenía que repasar un último texto.
—Sí, porque no quiero que llame a la policía. Seguramente te hará un planteo y quizás te mande una lista de cosas que no debes hacer a mi alrededor —suspiró tirándose sobre la silla. —Fumar por ejemplo.
—No te preocupes, ya me dijo eso.
—¿Te dijo porqué era?
—Más o menos, no pregunté mucho de todos modos y él terminó atacándome personalmente así que no hablamos lo suficiente como para dejármelo claro —respondí casi sin darme cuenta y con tono dolido. Sentí de inmediato la mirada de los dos sujetos en mí.
—¿Qué te dijo? —consultaron al unísono. Uno con curiosidad, el otro con enojo.
—Oh vamos, no fue nada serio —sonreí antes sus caras irritadas. —Nada importante, ya déjenlo ir.
—Alex no suele ser grosero y cuando lo es no es amable —aseguró Milo con su rostro retraído en una mueca de furia.
—Mira, se parece a ti Nash —rió Ian pero cerró la boca de inmediato cuando lo miré. No era el momento ni el lugar para ese tipo de bromas.
—Lamento si te dijo algo malo Nash, en serio, es todo mi culpa. Él se pone así cuando se trata de mí —se lamentó poniéndose de pie para ir a lavar los utensilios que había utilizado. —Y puedes fumar, no es como si me fuera a matar un poco de humo. Son todos unos exagerados.
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Temporal: Pasado Presente.
RomanceIan tiene muy en claro que hay cosas del pasado que no se pueden cambiar, pero también sabe que él tiene la habilidad de congelar algunos recuerdos y es feliz viviendo de esa manera. ¿Qué pasará cuando uno de esos recuerdos aparezca en el presente...