Capítulo 26

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Las cosas habían mejorado para Hiroki pero no todo era bueno. Por fin se había librado de Kane. Después de la llegada de Nowaki, el estudiante había sido sensato por una vez en su vida y se había marchado con sus padres para darle a la pareja algo de intimidad. Hiroki estaba encantado con la calma que se respiraba en su casa, aunque Kane solía presentarse un par de veces por semana para cenar con ellos.

En aquel momento había una cosa que preocupaba al profesor y era que le habían asignado un nuevo médico y aquel médico en cuestión era su marido.

Nada más volver de EEUU, Nowaki había comenzado a trabajar en un hospital y había solicitado llevar los casos de Hiroki y de Misaki. Por desgracia para Hiroki, sus plegarias no fueron escuchadas y aprobaron la solicitud de Nowaki. No era que no confiara en su marido, pero Hiroki sabía que se iba a sentir más seguro con un médico con experiencia y no con uno que acababa de graduarse. Nowaki estaba muy ilusionado con aquello, por lo que Hiroki no exteriorizaba sus preocupaciones.

- ¿Por qué coño no se está quieto?- Murmuró Hiroki quitándose las sábanas de encima de manera brusca. Nowaki abrió los ojos y le miró con una sonrisa cansada.- Y encima tengo que dormir de lado porque claramente es hijo tuyo y va a ser un gigante.

- Puedes colocarte un ratito bocarriba.

- ¿Para que tu enorme hijo me destroce la espalda? No, gracias.- Le dijo Hiroki y Nowaki suspiró.

- Hiro-san, sabes que si pudiera hacer algo para hacerte sentir mejor lo haría.

- Me conformo con que deje de moverse, ya no me importa dormir de lado.

- ¿Quieres que te dé un masaje, Hiro-san?

- Eso no hará que se esté quieto.

- Pero puede que te relaje un poco.

- No, me apetece salir. Vayamos a dar un paseo.- Dijo Hiroki levantándose lentamente de la cama. Nowaki le miró sorprendido.

- Hiro-san, son casi las tres de la mañana...

- Voy a salir contigo o sin ti, tú decides.

- Ya me levanto.

Caminaron durante un cuarto de hora cogidos del brazo, hasta que Hiroki comenzó a quejarse de lo cansado que estaba y volvieron a casa.

Nada más llegar, Hiroki se metió en la cama y se quedó profundamente dormido, al contrario que Nowaki, quien se había desvelado y ya no era capaz de dormirse. Eran más de las cuatro de la mañana cuando recibió un mensaje de Akihiko.

Me ha tocado salir a por salsa barbacoa. A Misaki le apetece echarla en el helado, solo pensarlo me da arcadas. Yo no sé si lleva un mocoso o un gremlin.

Nowaki respondió el mensaje y volvió a dejar el móvil sobre la mesita de noche. Dos minutos después le volvió a sonar.

Al menos habéis salido los dos, a mí siempre me toca salir solo. Y todavía quedan cuatro meses más...

El médico escribió un par de líneas y le dio a enviar. La respuesta le llegó de inmediato pero no pudo terminar de leerla pues escuchó la voz de Hiroki.

- Muy bonito, hablando mal a nuestras espaldas.

- ¡Eso jamás, Hiro-san!

- Pues es lo que parece.- El profesor le miró con cara de pocos amigos y Nowaki tragó saliva.

- ¡De verdad que no es eso!- Dijo el menor.- Ya sabes que yo te amo, lo eres todo para mí.

- De Akihiko me lo esperaba porque no quiere ser padre, pero de ti...

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