Capítulo 92: Ventajas del celibato

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Sonó el despertador y Haruki se desperezó. Se levantó de la cama y se dirigió al baño, al salir de su dormitorio se sorprendió al ver a su tío Akihiko allí. El escritor le sonrió con cariño.

- Buenos días, Haru-chan.

- Hola, tío. ¿Mis padres...

- Me llamaron de madrugada para que viniera, tu padre no se encontraba muy bien. Los llevé a urgencias y volví para que no estuvieras solo.

- ¿Qué le pasa a mi padre?- preguntó Haruki preocupado y Akihiko le acarició el pelo.

- Le darán el alta en unas horas, no te preocupes- respondió-. Está bien, solo necesita descansar.

- ¿Pero qué le ha pasado?

- Le dolía mucho la barriga y le han hecho pruebas pero ya está bien. Dicen que ha sido por el estrés.

- ¿Y ya está?

- Sí, Haru-chan, ya te digo que no ha sido nada- le dijo Akihiko-. Anda, vístete que desayunaremos en mi casa y luego os llevaré al internado.

- Quiero ver a mi padre.

- Cuando vuelvas de clase ya estarán tus padres en casa- le dijo el escritor-. Venga, que no es nada grave, te lo aseguro.

Haruki se pasó todo el día preocupado por su padre y no veía la hora de regresar a casa, por eso, cuando volvió del internado y vio a Hiroki de pie en la cocina, se echó a llorar aliviado.

- Haru-chan, venga, no llores- le dijo el profesor abrazándole-. Ya ves que estoy bien, no ha sido nada. Ha sido por el estrés.

- Pero si acaba de comenzar el curso...

- Pero mis alumnos son unos inútiles- dijo Hiroki limpiándole las lágrimas y Haruki sonrió-. No llores, grandullón.

- ¿Y papi?

- Descansando, ha sido una noche muy larga- respondió Hiroki.

- ¿No deberías descansar tú también?

- Estoy bien, me han recomendado reposo pero me encuentro perfectamente. De verdad, no te preocupes.

- Hoy haré yo la cena- dijo Haruki y su padre sonrió.

- No es necesario, grandullón.

- Siéntate en el sofá y descansa- le dijo su hijo y Hiroki le miró enternecido.

- Eres lo mejor que me ha pasado, mi grandullón- dijo Hiroki y le volvió a abrazar-. Mi bebé que ya es más alto que yo...

A pesar de que su padre le había asegurado que no era nada y que se encontraba perfectamente, Haruki no podía evitar preocuparse y la cosa fue a más cuando Nowaki salió de su dormitorio para cenar. El médico se veía agotado y tenía los ojos rojos e hinchados.

- Hoy Haru-chan ha hecho la cena- le informó Hiroki y Nowaki le dedicó una sonrisa cansada a su hijo.

- Muchas gracias, Haru-chan, seguro que está riquísimo.

- Bueno, he hecho lo que he podido...- murmuró Haruki.

La cena transcurrió con bastante silencio, aunque Hiroki hacía grandes esfuerzos por romperlo. Cuando terminaron, Haruki se puso en pie y recogió los platos rápidamente.

- Grandullón, déjalo, ya lo hago yo.

- No, tú tienes que descansar- le dijo Haruki y Hiroki le besó la mejilla.

- Gracias, Haru-chan. Nowaki, vamos ya a la cama- le dijo y el médico asintió poniéndose en pie.

- Buenas noches, Haru-chan.

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