Especial 100 capítulos

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Millie

Las sonrisas son esa parte esencial de nuestras vidas, son la caricia al corazón de la que todos hablan. Y yo empezaba a sonreir, sonreía como loca. Estaba iniciando una nueva etapa de mi vida y lo percibía con todos mis sentidos 

-¿Crees que se quede conmigo? -me preguntó Aidan con esa sonrisa cargada de inseguridad que tanto me gustaba.

-Por supuesto que se quedará, quien no lo haría.

-Él parece preferirte a ti.

-Oh, ¿por qué será?

-¿Por tu inigualable encanto?

Eché una carcajada, era fácil ser yo misma con este chico de verde mirada. Me incliné un poco para dejarle un beso en la mejilla, él estaba agachado. El perro al que ambos le estábamos haciendo mimos empezó a mover la cola y quería meterse entre los dos. Era un encanto de color chocolate y ojos almendra llenos de amor.  Quién hubiera dicho que detrás de toda aquella suciedad y pelo enmarañado se escondía tanta belleza. 

Al mismo tiempo que empecé a ir a la universidad por mi curso de ingreso, empecé a verlo. Siempre solito, siempre con hambre, pero siempre con ánimos de recibirme y moverme la cola. Había empezado a llevar todos los días algo comestible conmigo para darle. Sin embargo eso no bastaba y yo lo sabía. Atormentada se lo comenté a Aidan y él me pidió que lo llevara hasta donde estaba para conocerlo. A la semana siguiente me dijo que quería adoptarlo, que vivía muy solo en ese departamento como para no compartirlo. Yo lo ayudé atraparlo, y aquí lo tenemos bañado, comido y con mucha energía. 

-Bueno chicos, los dejo.

Y sí, tenía que irme. Ya era tarde. Me despedí por última vez de los dos, una parte de mi quería quedarse con ellos para siempre. Pero ellos tenían que aprender a formar lazos, y a mi, me esperaba en casa la cena con los Wolfhard. Si todavía la hacíamos.

-Adiós, linda. Cuidate y cualquier cosa avisame.

-Lo haré, gracias. Cuidalo bien. -y miré al perro que todavía no decidíamos nombre- Cuidalo tu a él, amiguito.

Pese a que ya me había despedido de Aidan con un beso en la mejilla, él se paro, me sujetó de la cintura y me besó.

-Ahora sí, ve en paz. -sonreí sobre sus labios y le dí otro beso.

Una chica podía acostumbrarse a la buena vida.

Al llegar a mi casa, ya estaban todos. Les sonreí y me disculpe por la tardanza. 

-¿Cómo estaba Aidan? ¿Puede solo con el cachorro? -preguntó mamá.

-Yo lo ayudaré en todo, al fin y al cabo casi lo obligue a que lo adopte.

Finn dejó caer el tenedor con el que estaba jugueteando y se disculpó agarrando el celular y diciendo que tenía que hacer una llamada. Desapareció entre los confines de la casa.

Como siempre últimamente, como cada vez que alguien mencionaba a mi novio. Yo le había dicho que esto era importante para mí, que me respetara. Él fantásticamente lo estaba haciendo, a su manera por su puesto.

Pero bueno, cada cual tiene su forma afrontar la cosas. Yo había encontrado la mía, estaba feliz.

Vecinos & Ene(A)migos ||FillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora