29.

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-¿Me extrañaste? -pregunté al verla de nuevo.

-No... -puso cara de horror- ¿Por qué iba a extranarte?

Había sido de broma que se lo había preguntado, pero de igual forma me dolió que fuera tan sincera. Aunque nuestra relación era así, no sé por qué me admiraba ahora. 

-Pues yo tampoco te extrañé. -exprese resentido, ella solo soltó una risita. Nunca la había oído reir. ¿Por qué nunca se reía?- Veo que ya estás mejor.

Pero cuando yo solté ese comentario a ella se le descompuso la cara.

-Prefiero no hablar de eso.

-Dijiste que tu mamá estaba saliendo con otro hombre -ignoré su comentario, tal vez no debí haberlo hecho- ¿Sientes celos de ese hombre? ¿Crees que tu mamá te reemplazará por él?

Yo realmente no entendía muy bien de lo que estaba hablando. Si le había preguntado eso a Caleb, era porque había oído mencionarlo a mamá.

-¡Dije que no quiero hablar de eso! -me gritó ella, estaba sacada, tanto que se alejo de mi lo más posible y se sentó en un rincón en el suelo.

Allí se golpeó la cabeza a ella misma. ¿qué le pasaba? Llamé a nuestras madres asustado pero ellas no me oyeron, estabamos encerrados así que no podía salir.

-Millie. -le hablé acercandome con precaución- Millie...

Intentaba que mi voz fuera suave, como la de papá cuando le habla a mamá y ella está enojada.

-¡Dejame!

-Ya no preguntaré más.

-¡No me molestes!

En un acto de valentía le sujete los brazos por las muñecas para que no se golpeara más. Ella lucho conmigo pero yo no la solté, hasta que sus ojos se centraron en los míos y pareció calmarse. Entonces la solté.

-No quiero molestarte. -le dije con miedo a volver a provocarla- No te golpees más te harás daño.

-¿Y a tí que te importa?

-Me importa, me importa porque quiero que vuelvas a ser la Millie que me gritaba tonto e idiota por todo. Era mejor cuando nos peleabamos.

-Pero yo ya no quiero pelear contigo.

-¿Entonces qué quieres?

-Que me dejes en paz.

¿Qué la deje en paz? ¿Asi de simple? Pensé en mi vida antes de que la vecina llegara a ella. Tenía un grupo de amigos del barrio con el que jugabamos a la pelota, tenía a Gaten y Caleb, tenía a mi hermano y a mi perra. Tenía la Play, tenía el celular y tenía mi bicicleta. Yo era feliz.

Dejarla en paz tenía sentido. Pero ahora yo no quería.

Vecinos & Ene(A)migos ||FillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora