En ese momento, y como ya me era costumbre, no fui capaz de gestionar todo lo que estaba sintiendo. Era un jodido lío.
Desaparecida. Mi Millster. Desaparecida.
Mi cerebro, y sobre todo, una parte muy profunda en el centro de mi ser se negaban a aceptar la realidad. Era imposible.
Como un puto experto en la materia, decidí que lo mejor que podía hacer era anestesiarme. Ya saben, eso de aprender de los errores nunca fue lo mío. Yo no estaba preparado para sentir un dolor tan agudo. No podía entenderlo.
Para mi fortuna en mi cuarto tenía bien guardado un whisky que me vino de maravilla.
Desaparecida. Por cada trago que daba, la palabra se me hacía menos conocida. Era como si pudiera borrarla de mi diccionario.
Llevaba la mitad de la segunda petaca cuando golpiaron a mi puerta. Si era Susan mejor que no me viera, y si era Nick... Oh, él debía dejar de hincharme las pelotas. Pero los golpes fueron lo suficientemente insistentes, así que mi falta de lucidez me llevó a hacer lo imposible para que cesaran . Con pasos tambaleantes llegué a la puerta y le quité el cerrojo.
Mi visitante entró de forma tan enérgica que provocó que perdiera la estabilidad y me cayera contra el marco de la puerta. Me dolió todo tanto que decidí quedarme así.
-Tú. -susurré entrecerrando los ojos, ¿que cojones hacía él aquí? Justamente él.
-Necesito hablar contigo. -me dijo como si fuera lo más habitual del mundo. Sin embargo, ni todo el alcohol del universo podía evitar que yo notara el estado en el que él estaba.
-No eres bienvenido. -solté arrastrando las palabras- vete y dejame solo.
-No iré a ninguna parte... -se plantó firme- ¿Cómo puedes hacerle esto?
Yo realmente no entendía a que se refería. O más bien quería no entender. Me empiné la botella una vez más.
-¡Vete!
-Ella te necesita Finn, nos necesita a todos.
-Ella no está. Nos dejó. -dije con total abandono apreciando la perfección de la petaca que tenía en la mano.
Anestesia, linda anestesia.
-¿En verdad crees eso? -me espetó elevando el tono de voz, yo odiaba que se creyera con el derecho de hablarme en ese tono. Deseaba pararme y sacarlo de allí a las patadas- Mierda, se supone que eres su mejor amigo. Deberías saber que Millie no es así, ella no nos dejó por voluntad propia, ella jamás haría algo ni remotamente por el estilo. A Millie le pasó algo. Ni siquiera te preocupaste en preguntar... Es como si no te interesara. ¿Cómo consigues lucir tan insensible?
¿Yo insensible? El mequetrefe ese no tenía ni puta idea.
Solté una carcajada.
Era extraño ver al tipito perfecto así de angustiado. Tenía ojeras, su peinado habitual a base de gomina estaba desecho y hasta llavaba la camisa por fuera del pantalón. Me atrevería a decir que lo escuché soltar una grosería. Ups.
Reí hasta que no supe ni porque lo hacía.
-¡Vete de aquí! -le grité con la voz ronca cambiando violentamente de actitud, ya no quería reír. Su estado era el de alguien desesperado. Me recordaba mucho a mi- Tu eres su novio, ¿no cara de pene? Ella es asunto tuyo.
Al parecer se cansó de mí mierda porque sin ningún tipo de derecho me arrancó la botella de las manos y la arrojó lejos provocando que se rompiera en mil pedazos.
-¿Sabes algo Wolfhard? -me preguntó en tono cansino, odiaba que él supiera mi apellido y yo no el de él- Voy a encontrarla y para ello te necesito sobrio, eres la última persona con la que estuvo a solas. Casualmente eres en quien más confía, si su desaparición fue voluntaria entonces lo sabrás. De lo contrario, si es lo que más nos tememos. Si le ocurrió algo malo, si alguien la retiene... Moveremos cielo y tierra para encontrarla.
-¿Que te hace pensar que cooperaré contigo?
-Lo harás porque deseas encontrarla tanto como yo.
Sus palabras me dejaron completamente mudo. Quise articular alguna palabra pero me quedé boqueando como un jodido pez.
¡Dios mío!
Como si se tratara de un violento huracán que arrasa con todo lo que encuentra a su paso, me cayó la ficha. Fue en ese momento dónde todo lo que había estado evitando me sobrevino. Todo era real, no había remedio.
Tras un largo silencio pregunté,
-¿Cómo te apellidas?
El tipo que ostentaba el título de novio de mi vecina me miró confundido. Si las miradas mataran...
-Gallagher. -respondió negando con hastío. Estaba seguro que estaba hasta las bolas de mí.
¡Pero si hasta el apellido lo tenía de estreñido!
-Te equivocas Gallagher, -le respondí en el mismo tono en él que me había interpelado- no hay nadie que desee encontrarla más que yo porque sin ella en mi universo no habría luz. Siempre hemos sido Finn y Millie, en las buenas y en las malas. Ella nunca se pudo deshacer de mí, ni yo despegarme ella. Ahora lo sé, no funcionamos por separado. Si cielo y tierra no fueran suficiente yo me metería al mismísimo infierno por ella. No obstante, en algo tienes razón, debemos encontrarla.
O sino moriré.
En ese momento, cuando admití todo aquello, la sobriedad me golpeó con fuerza. ¿Y si algo malo le había pasado? Las posibilidades eran infinitas.
Un rotundo no explotó en mi cerebro. No, nada malo podía pasarle a ella. Mi vecina era invensible. Tenía que encontrarla para poder decirle todo lo que había descubierto.
Aidan asintió en mi dirección con determinación, al parecer él había sabido en todo momento que llegaríamos a este punto. Por muy raro que sonase, yo era su mejor aliado.
Sólo que encontrar a Millie no sería como un chasquido de dedos.
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Gracias por leer, votar y comentar ❤. Y sobretodo por bancar mis viajes en el tiempo 🤦🏽♀️.
Mi corazón está con Millie ;_;.
Lxs quiero!
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Vecinos & Ene(A)migos ||Fillie
FanfictionFinn detestaba a su vecina, su vecina lo detestaba también. Él tenía la culpa por haberla llamado 'piojosa'. Era justo que fuera él quien propusiera ser amigos. Millie se arrepentía de haber decidido ser su amiga, pero más se arrepentía de quererlo...