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Caminaba de un lugar a otro como leona enjaulada. ¡Iba a pelar la alfombra! Estaba enfadada.

¿Adivinen qué? Estaba enfadada conmigo.

Últimamente, parece que para lo único que servíamos era para enfadarnos el uno con el otro. Y... ¡Joder! Yo también estaba enojado con ella, solo que mis motivos opte por no analizarlos y pasármelos por el forro del culo como acostumbraba a hacer siempre. No me gustaba irme por esos lados, eran hasta peligrosos.

-Estoy tan cansada de tu conducta.

-Estaba protegiéndote. -me expliqué, le expliqué.

-¿Protegerme de qué? Alguien debería protegerme de ti y tus manías de loco.

-Millster...

Ella dejo su recorrido psicópata por un momento y se paró con las manos apoyadas firmemente en su cintura frente al sillón en el que estaba sentado yo. Me miró, más bien me fulminó con sus ojos avellanas. Y yo no pude evitar pensar en esos ojos oscurecidos por otras razones.

-Te das cuenta de que esto es importante para mí. -intento explicarme respirando hondo para relajarse, se llevó una mano al puente de la nariz.

-Relájate. -Le pedí y si la situación fuera otra me habría gustado enseñarle técnicas de relajación que a mí me funcionaban de maravilla- Es obvio que no me creyó. Y si así fuera, no es para tanto, harás otros amigos.

Que por mi propia salud mental esperaba que no fueran como este mequetrefe que acaba de conocer en la universidad. Vamos, que yo sé que mi vecinita puede hacerlo mejor. Quizá hasta haga amigas lo suficientemente buenas que le hagan olvidar a la bruja pelirroja. Una imagen mental de las futuras amigas universitarias de Millie me pegó fuerte. Alguien iba a ser un mejor amigo muy afortunado en un futuro.

-¿Qué no fue para tanto? -se mordió el labio notablemente enfadada y se sacudió el pelo con la mano.

Por un momento temí por mi integridad física, mi vecina es del tipo de armas a tomar, sino remitámonos a las recientes pruebas. Un balde de agua fría es lo mínimo que puede hacer.

-¿Hay algo que pueda hacer este humilde servidor? -hice esa expresión entre cachorro herido, amigo preocupado, y quiero follar contigo que siempre funcionaba. Bueno, el noventa y nueve por ciento de las veces. Del uno por ciento restante pueden culpar a la chica frente a mí.

Por un momento pensé que ella iba a caer, y es que sus gestos se estaban suavizando. ¡Vamos chica, recuerda que soy tu jodido mejor amigo al que no le niegas nada!

Pero Millie no es así en lo absoluto, y terminó negando frenéticamente.

-¡No! Ya hiciste suficiente... Pero hay algo que quiero dejarte en claro, y espero que no se te olvide... -uy, oyeron eso era mi corazón acelerado, en realidad no. Hay otras partes, menos cursis, que se me estaban acelerando- este inepto al que alejaste es de las pocas personas en años a la cual le caí bien al instante y viceversa. Sus mensajes me dejaron claro que no lo intimidaste, y es obvio que a mí tampoco. Así que maneja el hecho de que estará en mi vida. Es hora que madurez Finnfrog.

¿Ella acaba de desafiarme? ¿La había oído mal? ¿Ella seguirá viendo a este santurrón pese a mi demostración de intenciones de ayer? Y miren que me había esforzado como nunca antes, hasta me había inventado una enfermedad psíquica para alejar al tipo en cuestión de ella. No podía creer que ella no se diera cuenta de que yo tenía la jodida razón, ella no podía simplemente hacerme esto.

Me quede sentado en el sillón de su living pese a que ella ya se había ido dejándome solo.

¿Intercambiaban mensajes? Mensajes eran los que tendría que escribir yo y rápido. Sobre todo a Caleb, esperaba que él me hubiera conseguido lo que le pedí. Llevaba demasiados días esperándolo.

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¿Así que más de un año eh? 😉

Vecinos & Ene(A)migos ||FillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora