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-Finn, querido amigo... -Gaten acomodó sus rulos castaños detrás de la oreja y me miró fijamente con sus ojos verdes inquisidores- ¿Cuándo será el día que te percates de una vez que estás en un círculo vicioso del que no podrás salir a menos que te sinceres contigo mismo?

-No te estoy pidiendo que me psicoanalises.

Mi cara de poker debía ser monumental, el gordo tenía por costumbre romperme las bolas. Aunque eso creo que ya lo saben. 

-Pero sí pediste mi ayuda, así que te los aguantas. -él tenía esa cara de sabelotodo y me estaba arrepientiendo de haberlo invitado a tomar unas copas.

Estábamos en un bar tranquilo en el que pasaban música piola de los ochenta, parecíamos dos putos viejos. Ahora mismo podríamos estar en un jodido boliche pero el señorito Gaten no había querido. No logro hacerle entender que estamos al borde de la mayoría de edad y que no hay problema que los carnets que hace Caleb no puedan solucionar. El quería que fuéramos a uno de esas fiestitas a las que van los preadolescentes, en serio que tiene que despegarse un poquito de su mamá y crecer.

Aunque claro, yo y Gaten tenemos visiones muy distintas de todo.

-No entiendo cómo el hecho de que me digas que soy una mierda, solucionará mis problemas con Millie.  -me bebí de una todo el contenido de mi vaso y lo golpié como esperando que el barman se diera cuenta que necesitaba otra dosis de elixir.

-En primer lugar, no he dicho que seas una mierda. He dicho que las decisiones que tomas y el rumbo que está tomando tu vida no es el mejor... -intenté interrumpirle pero el me detuvo- En segundo lugar, no veo que haya ningún problema con Millie. Ella acaba de conocer un nuevo chico y punto. No veo el conflicto.

-No se trata de este nuevo chico... -le intenté explicar, aunque en gran parte mi pequeño drama se resumía a eso- Se trata que nuestra relación ya no es la de siempre y ya sabes lo importante que es ella en mi vida.

Estaba actuando como un completo maricón, entendamos que en ese momento no era el más cuerdo entre los cuerdos. 

-La suya es una relación tan complicada. Empezaron odiándose al punto acabar encerrados por sus propias madres... -sonreí involuntariamente recordando esos tiempos felices- Luego se hicieron amigos, y tuvieron que afrontar juntos el hecho de ser vecinos, amigos, compañeros de colegio y encima estar creciendo. La adolescencia nos los trató por igual, y Millie sufrió mucho, tu siempre te has llevado la mejor parte...

-¡Gaten! -lo acusé.

-Oh vamos, no me vas a decir que avergonzarte en público de tu mejor amiga y excluirla de tu vida, es sufrir. Porque eso es absolutamente egoísta.

-Para que quiero enemigos... -me queje.

-Además, ella te quería.

-Yo también la quiero.

Pero mi amigo negó firmemente con la cabeza como si yo fuera un caso perdido. En este tipo de cosas, el siempre actuó como si fuera yo un iluso.

-Ahora tu actitud de niñito rebelde nos afecta a todos. A tus padres, a tus amigos, a Millie. A la gente que te quiere. Y sí, no creas que no se lo que hacen con Caleb cuando me excluyen de sus reuniones. Pensé que éramos un equipo de tres. -sonó dolido.

-Y lo seríamos si tu no fueras tan niñato.

-A diferencia de ustedes, yo valoro mi vida. Tengo sueños, planes para el futuro, un amor... -ahora, les puedo decir que admiro mucho a Gaten, su madurez en ese momento era excepcional. Hubiera preferido ser como él.

Supongo que yo peleaba mis propias batallas. En mi aparente chulería se escondían muchas cosas que yo mismo no entendía.

-A lo que iba, es a que no puedes pretender que las personas te soportemos todo. Nosotros tenemos nuestros propios conflictos y creo, que Millie ya no está para tus mierdas. Ella ahora está en otro punto, ella sabe lo que quiere, lo que puede lograr y lo que es imposible. Ella requiere madurez de tu parte. Ya no tenemos 15 años. ¡El año que viene ya estaremos en la universidad!

Cosa de la que yo todavía no estaba seguro. 

-¿Y qué se supones que haga?

-No lo sé, demonios, me haces ser tan reflexivo.

-Pensé que eso te gustaba. -lo pique, porque sí, él es mi gordo, el de los sermones, el que siempre tiene algo adecuado para decir.

Él se rió de mí y al fin le dio un trago a la cerveza que le había pagado. Por supuesto que no pedí para él lo mismo que para mí.

-Se su amigo, respetala. Respeta sus decisiones, eso incluye dejar de espantar a todo chico que se le acerca.  En algún momento tendrá alguien que la quiera... ella ha soportado a las incansables novias que tu has tenido y nuca te ha hecho nada.

-Es diferente.

-¿Por que habría de serlo?

-¡Diablos! Porque Millster es mía. Es mi vecina, mi amiga, mi compañera de todo.

-¿Finn, acaso te estás escuchando? Eres una contradicción andante. Hablas como novio celoso.

-Lo nuestro no funciona de esa forma. -contesté de forma irracional a falta de una respuesta convincente.

Yo no quería a mi vecina de la forma en la que Gaten insinuaba.

A veces las cosas son más complicadas de lo que nos parecen. Y yo soy Finn Wolfhard, no es mucho lo que se puede esperar de mí.

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Estoy como terminándolo y publicándolo, después reviso todo como Dios manda 😎

Vecinos & Ene(A)migos ||FillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora