Nunca fue díficil aceptar que lo quería, simplemente sucedió como caen las hojas en otoño y florecen las plantas en primavera. No llevo la cuenta de cuando comencé a amarlo, pero si de cuando perdí las esperanzas de que él me correspondiera. No obstante ellas no estaban perdidas del todo, estaban escondidas dispuestas a surgir en el momento menos oportuno.
Cómo en ese día extraño de mediados de julio.
-Millster estás aquí. -me pareció extraño encontrar a Finn sentado en el porche de mi casa.
-No, todavía sigo en el acto. -no pude evitar responder seguido de una carcajada.
-¿Te fue bien?
-Excelente, hasta me tomé una foto con una candidata.
Abrí me celular para mostrarsela. Había venido a nuestra ciudad una representante de un partido político al que yo me había decidido a participar. ¡Al fin tendría un marco en donde defender mis ideas!
-Qué bueno... -pero no era como si él lo estuviera sintiendo realmente- ¿Fuiste con él?
En la foto salí yo a la derecha de la candidata y Wyatt a la izquierda.
-Si, ya te lo había dicho.
-Podías haber ido conmigo.
-Finfrog a ti no te gustan esas cosas. -le dije risueña, y es que es verdad solía aburrirse cuando le hablaba de desigualdades sociales.
-Hubiera ido por tí.
-Finn tenías que juntarte con tus amigos y... -mire la hora alarmada- ¿No tenías cita con Sarah?
Finn pareció recordarlo porque él mismo verificó la hora en su celular, sin embargo no hizo nada.
-¿Qué te pasa? -pregunté sentándome a su lado.
-Nada.
-Finn...
-Es que... no deberías pasar tiempo con él.
-¿Por qué no? -le pregunte confundida, mi vecino evitaba mirarme a los ojos, en cambio prefería ver los autos pasar.
-No es bueno para tí, ya demasiado tienes con lidiar con lo de Robert para cargar con la reputación de él también. ¿No has escuchado? ¡Es un cornudo y además comunista!
¿Qué? Otra vez volvía con sus estúpidos prejuicios.
-Me importa un comino Finn, y no es comunismo, solo centro izquierda.
-Es lo mismo, el punto es que no los dejarán en paz.
Dios, si que no sabe nada de nada.
-Puedo defenderme, soy fuerte.
-Lo sé, pero... -se llevó las manos al cabello enojado revolviendolo en el proceso- Pensé que si le decía cosas malas de tí, te dejaría en paz.
-¿Por eso lo hiciste? -prácticamente me había olvidado de lo sucedido en la playa, era como si mi mente lo hubiera relegado a un lugar oscuro.
-¿Tiene importancia? -definitivamente este chico no entendía nada de nada.
-Nunca te explicaste, nunca me preguntaste que se sentía que tu mejor amigo te hiera con lo peor de tu historia, yo simplememte lo dejé pasar porque...
No pude terminar la frase porque Finn me tomó por la nuca y unió mis labios con los suyos. Como en una nebulosa viví lo que por mucho tiempo había soñado, sus labios con los míos, su lengua insistiendo para que lo dejara entrar, la yema de sus dedos recorriendo mi mejilla, mi mentón, mi nuca... ¡Qué placer! Él aprovechó que apenas me estaba adaptando la sensación de plenitud totalmente desconocida para mí, para profundizar el beso. El beso, qué beso...
¿Beso?
Me estaba besando. Mi mejor amigo que me estaba besando. ¿Por qué me estaba besando? Sabía de besos lo mismo que de átomos. Pero, Señor, los de Finn eran maravillosos... Eran dulces, adictivos, eran como comer chocolate. ¿Por qué me besaba? ¿Me quería?
Era imposible que él sintiese lo que yo por él. ¿Verdad?.Entonces, mientras mi mente divagaba en posibles respuestas, él se separó de mí. Nunca me había mirado en la forma que lo hizo en ese momento.
Contube la respiración por unos segundos, aún con los labios entreabiertos.
-¿Estás son tetas? -preguntó realmente entusiasmado, me había nublado el cerebro y ni siquiera había notado que sus manos habían llegado a esa parte. Lo aparté al instante, dandole un empujón y me paré de un salto llevándome la mano a los labios.
Su pregunta fue una cachetada al corazón.
Finn estaba sonriendo, estaba con el pelo desordenado y sus ojos parecían negros en vez de marrones.
-¿Por qué diablos lo hiciste, idiota? -solté asqueada.
Estaba enojadísima.
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Vecinos & Ene(A)migos ||Fillie
FanficFinn detestaba a su vecina, su vecina lo detestaba también. Él tenía la culpa por haberla llamado 'piojosa'. Era justo que fuera él quien propusiera ser amigos. Millie se arrepentía de haber decidido ser su amiga, pero más se arrepentía de quererlo...