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Habían pasado dos largas semanas desde que había roto mi amistad con el vecino. De a poco empezaba a encontrar formas de rellenar los vacíos que su ausencia dejaba. Por ejemplo, en el horario que acostumbrábamos a juntarnos en su casa a jugar a los jueguitos ahora me dedicaba a aprender a preparar galletitas dulces. Había hecho galletas de coco, galletas con chispas, galletas con sabor a aniz, galletas de chocolate y también muchas galletas quemadas. Ese era un sabor medio amargo pero mamá y Robert solo comían.

Los viernes y sábados por la noche que acostumbrábamos a mirar películas y atiborrarnos con palomitas, los ocupaba leyéndole cuentos a la pequeña Ava. Lo malo es que ella se duerme en la parte de 'había una vez...' pero estoy bien con ello.

Lo peor fue cuando pasó el estreno de Avengers Infinity War y fuí la única en todo el cine que estaba sola. ¡No tuve con quien comentar la escena poscréditos!

Maldito Finn por viciarme con sus películas yankis de super héroes.

Y si, tenía mis momentos en los que despotricaba mentalmente contra él.

Vecinos & Ene(A)migos ||FillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora