Vecinos & Ene(A)migos ||Fillie

90.

Caleb me pasa su faso. Si se tratara de otra cosa me daría un puto asco poner mis labios en el mismo lugar en el que él puso los suyos, pero estás cilíndricas cosas divinas me re ponen. Soy un chico flexible, puedo hacer exepciones.

Le doy una calada tras otra, tal vez más rápido de lo debería y es que todavía soy novato en este tipo de placeres.

-Joder con esto Caleb, es de los buenos.

-Lo armé yo mismo campeón, deberías animarte.

-No vayas por ese lado, carboncito. -le hablo en tono cariñoso, y me acerco a él- Sabes que no hago ese tipo de trabajos.

Oh sí, la hierba me pone medio lento. Caleb me empuja de un manotazo en el pecho y yo suelto una carcajada.

-Gaten se enojará porque no lo invitamos. -murmuro.

-Gaten no entiendo de estas cosas.

Claro que no, al gordo le daría un infarto si nos viera. Aunque puede que lo sospeche, no es tonto. 

Le devuelvo el porrito a Caleb, y me dedico a apuntar mi mirada hacía el horizonte. ¿Por qué el cielo es azul? ¿El cielo es realmente azul? ¿Por qué lo vemos azul?

-Caleb, ¿por qué crees que el cielo sea azul? -le pregunto.

-No lo sé, bro. Creo que es azul porque refleja la luz del mar.

Wau.

A veces Caleb se pone la pilas y utiliza la media neurona que tiene. Le palmeó la espalda.

-Bien dicho. Aunque quién decidió que tenía que ser azul, porque no verde o rojo... -reflexiono.

Él me mira, yo lo miró y ambos estallamos en carcajadas. La vida es hermosa, es como un sinfin de momentos eternos.

A veces la eternidad dura lo que un suspiro.

-¡¿Qué demonios significa esto?! -a esto me refiero.

-¿Millie?

Uf, por qué tiene el ceño fruncido. ¿Por qué no sonríe como mi amigo y yo?

-¿Quieres sonreir por la eternidad vecina? -le preguntó arrancandole el faso a Caleb y tendiéndoselo a ella con una sonrisa que yo procuro enorme.

Ella con desprecio me lo tira de un manotazo, niega con la cabeza decepcionada como si para ella sonreir por una eternidad entera no fuera la gran cosa. Quiero explicarle lo del cielo azul y la volatilidad de los colores,  pero ella nos deja a los dos solos mientras se va contoneando las caderas. Bueno, puede que esto último solo sea un efecto colateral del humo que se me coló en el cerebro.

-¿Qué coño fue eso? -me pregunta Caleb, yo lo miro, estupefacto y miro la colilla que luce triste en el piso- Ese era el último.

Vaya, a la mierda con la eternidad.

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Esto se torna raro, lo sé y es que ellos crecieron 😢

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