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Mi vecina estaba al otro lado de la puerta y no me dejaba entrar. Se suponía que llegaría de forma sigilosa y utilizando mi llave se abriría la puerta, ella tendría la alarma desactivada y no tendría ningún inconveniente. Mi error fue mandarle un mensaje para avisarle que estaba de camino, con mi aviso ella reforzó la seguridad poniendo el pestillo que obviamente no podía ser abierto desde afuera. Tampoco podía tocarle timbre porque despertaría a sus padres. Ir a mi casa no era un opción, Susan tiene un terrible olfato para detectar mentiras y yo no podía dejar que ella se enterase de mis salidas nocturnas.

Ojos que no ven, corazón que no siente. En realidad yo le estaba ahorrando un montón de problemas al mantenerla al margen, ella se preocupa mucho por todo. Y le horrorizaría saber las cosas en las que su hijo anda.

-Millie se que estás ahí, abre la jodida puerta.

-No entrarás a mi casa apestando a hierba, a alcohol ni mucho menos a flujos corporales. -me dijo del otro lado.

-¡Me dijiste que me ayudarías! -le recriminé.

-Dije que sí tu mamá preguntaba por tí, diría que estabas conmigo. Nunca dije que te metería a mi casa eso lo supusiste tú solito.

Qué carácter.

-Millie por favor, no puedo entrar así a mi casa.

-Lo hubiera pensado antes señorito.

Ella claramente se burlaba de mí, era su consuelo por no tener vida social propia.

-Al menos deja que me bañe.

-¿Quieres bañarte? -me preguntó y asentí un tanto más relajado, ella estaba cediendo.

-Si por favor.

-Ahí lo arreglo.

Ansioso esperé a que ella abriera la puerta y me dejara entrar pero en vez de sentir la cerradura abrirse, escuhé pasos cada vez más lejanos.

Entonces ví como Millie me hacía seña con una linterna desde el balcón de su habitación. Sin pensarlo dos veces, rodie la casa por el costado que conectaba el patio delantero con el trasero. Ahí estaba ella con su pijama de dormir que consistía en una remera vieja de esas que le dan en las marchas a las que va y unos short. Su pelo que siempre lo ha llevado corto revolotea alrededor de su rostro muy travieso y la  luz de luna la rodea como un aura.

¿Cómo un aura? Uf, necesito no fumar más de uno la próxima vez. 

-¿No querrás que suba verdad? -en otros tiempos había subido varias veces a su habitación, lo tomabamos como un juego pero ahora no estaba en las mejores condiciones para hacerlo.

Oh no, no eran las mejor condiciones, no cuando estoy viendo doble. ¿Dos Millies? ¡Qué horror! La imagen de la parte delantera de mi vecina por dos me golpea como una cachetada, puede que no sea tan horroroso.

-En realidad, esperaba que te bañes.

Como si de un challenge se tratara empezó a arrojarme objetos. ¿Acaso quería matarme? Un jabón, un shampoo y...

-Mierda Millie, no. ¡Millie!

Tarde.

La muy hija de perra me arrojó un balde completo de agua fría. ¡Joder que estabamos en otoño!

-Avisame cuando tengas que enjuagarte que ya mismo te estoy preparando otro.

Y la pendeja se fue dejándome ahí empapado. En la nebulosa de frío en la que estaba me alegré de que a ningún vecino se le ocurriera salir a ver que pasaba.

Tendría que empezar a bañarme.

Vecinos & Ene(A)migos ||FillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora