Capítulo 40

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AVISO IMPORTANTE AL FINAL DEL CAPÍTULO.

Narra Liv.

Abro mis ojos y estiro mis brazos por sobre mi cabeza, al hacerlo hago una mueca de dolor, mi espalda duele bastante, tal vez sea porque después de mi discusión con Tom me quedé dormida en el suelo. Estiro mi mano para alcanzar mi celular, no sé cómo llegó al suelo; antes de encender la pantalla para ver la hora noto que el vidrio protector está quebrado.
Veo la hora, son las diez y media de la mañana, por suerte hoy es sábado y no tengo que ir a la escuela.

Trato de ponerme de pie, pero un mareo muy fuerte me hace caer y golpearme la cabeza con la esquina de la silla que está frente a mi cama.

-Auch- hablo llevándome la mano a la zona dónde me acabo de golpear.

Creo que me lastimé porque veo mi mano y tiene un poco de sangre. Con más cuidado logro ponerme de pie, pero al hacerlo mi vista se pone en negro por unos segundos y tengo que volver a sostenerme para no caer.
Camino hasta el baño y me paro frente al espejo, estoy horrible, mi cabello está despeinado y mi rostro está muy pálido haciendo que las bolsas debajo de mis ojos se noten aún más. Me fijo donde me golpeé y veo que está de un color morado muy leve, y tengo un pequeño corte.

-Maldición- susurro para mi misma.

Voy a tener que bajar hasta la cocina para buscar la caja de primeros auxilios así puedo curar esto.
Abro la puerta de mi habitación y salgo al pasillo, no hay nadie dando vueltas por ahí, camino a paso rápido hacia las escaleras y bajo. En la cocina no hay nadie, Nikki siempre tiene un botiquín de primeros auxilios en la repisa donde pone los platos, para mi desgracia esta un poco alto por lo que tengo que ponerme en puntas para poder tomarlo.
Rápidamente lo abro y tomo un poco de algodón una venda y una crema especial para cortes. Cierro la caja, pero un ruido a mis espaldas me hace sobresaltarme, es Tom.

-¿Qué haces aquí?- pregunto.

El no me mira.

-Es mi casa- contesta el sin más.

Está enojado conmigo y eso me hace sentir aún más culpable por haberle mentido.
No digo nada, vuelvo a ponerme en puntas de pie para dejar la caja en su lugar y me giro chocando con Tom haciendo que las cosas que llevaba en mis manos cayeran al suelo.

-¿Por qué llevabas todo... ¿Qué sucedió en tu frente?- pregunta mirándome preocupado.

-No es nada, no te preocupes- digo tomando las cosas e incorporándome para ir a mi habitación.

-¿Hasta cuando vas a seguir ocultándome las cosas?- la voz de Tom es seria y hace que me sienta una niña pequeña.

-Yo no...- el me interrumpe.

-¡Oh por dios Olivia!, deja de mentirme- exclama Tom haciéndome dar un saltito- no quieres decirme que algo te pasó en la frente, ¡estás sangrando! y aún así me dices que no pasa nada.

Me toma del brazo y me arrastra hasta la encimera de la cocina, con movimientos rápidos me levanta haciendo que me siente sobre esta. Toma las cosas que tenía en mis manos y las deja a un costado.

-Escucha, sé que eres una chica muy fuerte y de eso no tengo dudas- está vez su tono de voz es muy calmado- de verdad admiro eso de ti, pero por favor conmigo no tienes que fingir que en este momento eres fuerte, porque ambos sabemos que estás pasando por un momento difícil... Y no me estás dejando ayudarte- susurra esta vez mirándome a los ojos.

Le sostengo la mirada pero la aparto cuando siento que las lágrimas amenazan con salir, Tom coloca su mano en mi barbilla haciendo que vuelva a mirarlo.
Tiene razón últimamente no soy fuerte, cada día me quiebro un poco más, ya no soy lo que era antes.

La Chica De Intercambio// Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora